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ENTREVISTA

"Por fin se habla de contratar desde el primer día y no desde el segundo año"

Por

Elena Piñeiro es la presidenta de la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI/Precarios). Su web, www.precarios.es, es una clara alusión a las becas que los jóvenes científicos se ven abocados a realizar ante la falta de oportunidades profesionales.

El borrador de la nueva Ley de Ciencia trata de terminar con esta precariedad laboral entre los investigadores cambiando becas por contratos. La FJI ve como "una buena noticia" esta medida, aunque también considera que el proyecto de ley no soluciona todos los problemas con los que tiene que enfrentarse cada día la Ciencia en España.

P - ¿Qué le falta a la nueva ley de Ciencia?

R - Al último borrador al que hemos tenido acceso (del 22/02/2010) le falta garantizar el reconocimiento profesional de todo el personal de investigación desde el primer día. Si bien avanza  respecto a la Ley vigente, solo afecta al sector público. Sin embargo, el sector privado solo estará supeditado a la ley si recibe subvenciones públicas para personal. Si no, no tiene ninguna obligación y eso nos hace pensar que las becas pueden seguir siendo utilizadas para encubrir puestos de trabajo como hasta ahora.

Nos hace pensar que las becas pueden seguir siendo utilizadas para encubrir puestos de trabajo como hasta ahora

Además, falta cualquier referencia a la Carta Europea del Investigador y al Código de Conducta para la Contratación de Investigadores (2005/251/CE), documentos de la Comisión Europea relevantes para la construcción del Espacio Europeo de Investigación.

Asimismo, no incluye ningún punto sobre cómo se articularán las convocatorias públicas de las que seguirá dependiendo el sistema de ciencia.

Por otro lado, se habla de evaluación obligatoria del personal antes de la estabilización, pero ésta se convierte en voluntaria para el personal estabilizado y se evita la evaluación de los centros o grupos de investigación, lo que consideramos importante.

P - ¿Qué cambios valoráis cómo positivos?

R - Valoramos positivamente el intento de mejorar la Ley de Ciencia vigente, que data de 1986, o el intento de diseñar una carrera investigadora coherente. Por fin se habla de contratar desde el primer día, y no desde el segundo año (en el mejor de los casos) como sucede ahora.

Sin embargo, el anteproyecto se queda en un mero intento, al no ser de obligado cumplimiento más que para las ayudas financiadas con fondos públicos y por tanto, al dejar fuera del alcance de la Ley las convocatorias a través de fundaciones privadas o de la empresa privada.

P - ¿Crees que la Ley servirá para solucionar la gran distancia que existe en nuestro país entre las "ideas" y su puesta en práctica?

R - El borrador no es suficientemente específico en este tema. Salvar esta distancia requiere, además de una regulación general, unos incentivos y protocolos que estimulen a los investigadores a desarrollar proyectos empresariales si descubren algo que puede ser explotado. Esto ahora mismo no existe, y esta ley se ha de desarrollar en centros donde patentar un descubrimiento requiere una burocracia excesiva.

P - ¿Cómo valoras el cambio de los contratos predoctorales? ¿Crees que ayuda a solucionar los problemas de los jóvenes investigadores?

R - El cambio es muy positivo. Sin embargo, nos parece una falta de responsabilidad el dejar al amparo de su propio criterio que las fundaciones privadas puedan financiar la labor de los profesionales de la investigación como mejor les parezca (por ejemplo mediante becas).

Queremos que la Ley de la Ciencia sea para todos, y, en todo caso, que fije unos mínimos legales que todas las convocatorias deban cumplir. Esto ayudaría de forma definitiva a resolver la problemática laboral de los jóvenes investigadores.

P - ¿Y los cambios introducidos para flexibilizar el cambio entre la empresa pública y privada?

R - Para flexibilizar realmente este cambio en ambos sentidos hay que eliminar restricciones en las convocatorias de empleo respecto a plazo transcurrido desde la obtención del título de grado o de doctorado y establecer cómo valorar en el currículo los años trabajados en la empresa privada.

Otra parte de la problemática que afecta a este colectivo, proviene de las escasas expectativas profesionales que existen en este país para estabilizar personal de investigación. El sector privado debe crecer para absorber investigadores. El sector público debe planificar mejor el uso de sus recursos: qué hacer y cuánta gente necesita para ello.

P - ¿Qué más habría que hacer para evitar la fuga de cerebros y fomentar la carrera de investigador en nuestro país?

R - Además de diseñar una carrera científica coherente y atractiva, se debería garantizar el paso entre sus diferentes etapas de tal manera que un investigador no pierda meses de financiación y de trabajo entre una etapa y otra. De nada sirve diseñar unas etapas, si no se plantea como vamos a pasar de una a otra para no perder continuidad en nuestro trabajo. Este paso de una etapa a la siguiente debe basarse en la evaluación de los méritos científicos, pero el borrador del Anteproyecto de Ley no plantea ni los mecanismos ni los criterios que serán tenidos en cuenta en las evaluaciones.

Es necesario modificar el sistema de gestión de los recursos públicos para dar mayor flexibilidad a cambio de mayor compromiso a la hora de verificar cumplimiento de objetivos. Ahorrar burocracia, otorgar recursos en base a criterios que premien el esfuerzo (no los conocidos), apoyar más a las jóvenes promesas, invertir más recursos económicos, y planificar mejor las políticas científicas.

P - ¿Es la falta de financiación el principal problema de la Ciencia en nuestro país?

R - La falta de financiación es uno de los principales problemas, pero no el único: el sistema es demasiado rígido, hay demasiada burocracia, el reparto de recursos debe ser más eficiente y transparente, etc.

En este sentido, además de la cantidad de dinero que se invierte anualmente en investigación, es importante darle una continuidad en el tiempo que impida que lo ganado durante años, se pierda por una política económica desfavorable en un momento concreto.

En este sentido, un pacto por la ciencia de todos los agentes implicados nos parece fundamental. Pero es también muy importante el garantizar que ese dinero se reparte de una forma lógica entre organismos, centros, departamentos y entre las diversas partidas presupuestarias de cada proyecto.

Al igual que no tiene sentido construir nuevos centros de investigación si luego no se dotará de dinero para contratar investigadores que puedan trabajar en él, no tiene ningún sentido que resulte mucho más fácil conseguir dinero para comprar una nuevo equipamiento que para poder contratar al equipo humano que le dé un máximo rendimiento.

P - ¿Piensas que la nueva Agencia Estatal de Financiación contemplada en el proyecto podrá solucionar este problema?

R - Centralizar la financiación en la nueva agencia puede llegar a ser una buena forma de solucionar el problema del reparto de los fondos de investigación, además de simplificar la burocracia y dar agilidad y transparencia en la gestión de convocatorias, lo cual es positivo. Sin embargo, el anteproyecto de Ley no incluye grandes detalles sobre esta agencia.

P - ¿Qué modelos extranjeros creéis que son referencia en cuanto a la promoción de la Ciencia y los investigadores?

R- No hay un modelo de promoción de la Ciencia ideal, sin embargo, si hay diversos países que han conseguido en algunos aspectos determinados modelos científicos muy bien desarrollados.

No se trata de copiar un sistema, pero sí los aspectos más favorables de cada uno. Por ejemplo, los modelos de EEUU y Reino Unido tienen políticas científicas bien definidas y sistemas de gestión muy flexibles, que consiguen estimular la actividad del investigador y su espíritu emprendedor.