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El presidente de Toyota admite que las revisiones podrían no solucionar totalmente el problema

  • Varios congresistas creen que los problemas de aceleración se deben al sistema electrónico
  • El presidente de Toyota en EE.UU. ha comparecido este martes en el Congreso

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Investigan 34 muertes en EE.UU. vinculadas a los fallos de Toyota
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El máximo responsable de Toyota en EE.UU., James Lentz III, ha admitido que no está "totalmente seguro" de que los fallos de aceleración de sus coches se deban exclusivamente a las alfombrillas y el pedal. Y por extensión, reconoce que la llamada a revisión en talleres de más de ocho millones de vehículos en todo el mundo podría no solucionar el problema

En su declaración inicial, Lentz ha insistido en la explicación oficial y ha descartado fallos en la electrónica: "estoy seguro que no existen problemas en el sistema electrónico de control de la aceleración en nuestros vehículos". La aceleración repentina e involuntaria de algunos vehículos se debería a que algunas alfombrillas se sueltan y bloquean el pedal, y en otros casos, a un fallo de diseño del pedal de aceleración, que se queda atascado.

Sin embargo, Lentz ha admitido ante el comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes de EE.UU que no está seguro de las causas del fallo, tras conocerse los testimonios de un ingeniero que ha descubierto como inducir problemas eléctricos en el sistema de control y de una afectada que fue incapaz de controlar el coche a pesar de cambiar las marchas y pisar reiteradamente el freno.

En todo caso, Lentz ha asegurado que Toyota no ha encontrado pruebas de que se trate de un problema en el ordenador de los vehículos: "seguiremos buscando las causas potenciales". Reconoce que siguen sin encontrar explicación para el 70% de las quejas y añade que existe la posibilidad de un "error mecánico, humano o de otro tipo".

Miembros del Congreso acusan a Toyota de engañar al público

Miembros del Congreso de EE.UU. han acusado a Toyota de engañar al público sobre las causas de los fallos. Se suman así a las dudas de muchas víctimas y sus abogados, y consideran que el origen puede estar en la electrónica y el software que controlan la aceleración.

Dos diputados demócratas, el presidente del comité, Waxman, y el presidente del subcomité, Stupak, han asegurado por carta que Toyota ha realizado "declaraciones engañosas al público" al achacar los problemas a las alfombrillas y el pedal de aceleración. La acusación no es compartida por todo el comité.

Es la primera de tres citas ante el congreso y arrecian las dudas sobre las explicaciones de Toyota, que se ha visto obligada a llamar a revisión a más de ocho millones de vehículos en todo el mundo, seis millones en Estados Unidos.

Fallos también en la supervisión

El comité del Congreso también ha repartido culpas sobre el supervisor federal de seguridad del automóvil, la Administración Nacional de Seguridad en Carretera, NHTSA por sus siglas en inglés.

Consideran que esta agencia ha llevado a cabo una investigación "superficial e ineficiente" debido a la falta de pericia y competencia sobre la cuestión. Añaden que la NHTSA carece de ingenieros electrónicos o informáticos preparados para determinar los fallos y se ha basado en un informe de la firma Exponent que sólo analiza seis coches.

También es significativo que la NHTSA pasara por alto que el modelo Camry de Toyota, recién equipado con un nuevo sistema electrónico de control de la aceleración, sufría cuatro veces más quejas sobre problemas de velocidad que su predecesor.

La guinda la pone el acuerdo al que llegaron el año pasado Toyota y el regulador de Seguridad automovilística estadounidense que evitó la revisión masiva a los vehículos. Le ahorró al gigante japonés más de 100 millones de dólares.

Disculpas y presión

El presidente de Toyota en EE.UU., James Lentz, ha pedido disculpas públicas en su comparecencia. "En los últimos meses, no hemos estado a la altura de nuestros clientes y el público. Reconocemos los errores, pedimos disculpas y hemos aprendido de ellos".

En su opinión, "hemos tardado demasiado en entender un conjunto, raro pero limitado, de problemas de seguridad. El problema se ha agravado con una pobre comunicación dentro de la compañía y con los reguladores y consumidores".

El presidente global de Toyota, Akio Toyoda, comparecerá mañana en el Congreso, a pesar de haberlo descartado la semana pasada. En una carta al Wall Street Journal, Toyoda reconoce que la compañía ha cometido graves errores.

Sin embargo, el New York Times desvela la trastienda de Toyota para influir en los legisladores. La compañía tiene en nómina a 31 personas para hacer lobby en Washington y ha gastado casi 25 millones de dólares en los últimos cinco años, más que ningún otro fabricante de automóviles extranjero.

Toyota además de dar trabajo a más de 170.000 personas en EE.UU., emplea a antiguos ingenieros y agentes de la NHTSA. Varios congresistas tienen intereses en Toyota, a través de paquetes accionariales, venta de accesorios o fábricas en los Estados a los que representan.