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Cuatro grandes escritoras son ahora personajes de cuentos

  • María Zambrano, Gloria Fuertes, Carmen Gaite y Virginia Woolf protagonistas
  • La editorial Hotel Papel ha publicado biografías de las cuatro escritoras

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María Zambrano, Gloria Fuertes, Carmen Martín Gaite y Virginia Woolf fueron brillantes escritoras y, en el caso de la primera, además filósofa, pero también fueron niñas y ahora se han transformado en personajes de cuento.

Transformación que se ha producido no por arte de magia sino por voluntad de Hotel Papel, una editorial nacida en 2007 con el sueño de contribuir a una sociedad menos sexista y más igualitaria y respetuosa con las diferencias.

Ha sido la poeta Luisa Antolín Villota la encargada de novelar en clave infantil las vidas de esas cuatro grandes escritoras del siglo XX para la colección Violeta Infantil Biografías.

Antolín (Madrid, 1968) ha "disfrutado mucho" poniéndoles coletas y mejillas rosadas a esas cuatro escritoras que conoce y admira. Mujeres que, según dice, la "acompañan" y le "enseñan".

Luisa Antolín disfruta convirtiendo escritoras en niñas 

Experta en política de genero, Antolín, que vive y trabaja en Bruselas, propuso sus nombres a Hotel Papel porque quiere "darlas a conocer" a los más pequeños y porque conoce "a fondo" sus obras.

La idea general de Violeta Infantil Biografías es mostrar a los niños y a las niñas que "también hubo mujeres que escribieron, que pintaron, que inventaron y que descubrieron cosas, para que no sólo tengan modelos masculinos, para que vean que los niños y las niñas, los hombres y las mujeres pueden hacer grandes cosas", aclara.

La editorial quiere que los niños tengan modelos femeninos además de los tradicionales modelos masculinos

Ella, para quien la literatura es lo primero, ha tratado de transmitir en los cuatro cuentos "el amor por la escritura, por la lectura, qué significa leer, y en el caso de María Zambrano también el amor por el conocimiento, por la filosofía, por conocer la realidad y lo que se esconde tras lo aparente".

Precisamente, el de María Zambrano, que acaba de publicarse con el subtítulo de "La música de la luz", ha sido el "más complicado" de gestar pues "era muy difícil encontrar el tono", confiesa.

Lo más difícil de abordar a la hora de novelar para niños a María Zambrano era transmitirles el significado de "la razón poética" y lo resolvió explicándoles que "es algo así como una música lejana que nos explica lo que ocurre a nuestro alrededor".

"A María le gustaban los gatos, fijarse en lo invisible y hacer preguntas difíciles. ¿Dónde estamos cuando dormimos? ¿Por qué nos duelen los recuerdos? Para encontrar respuestas, María estudió filosofía, que significa 'amor a la sabiduría', y se hizo profesora y escritora para contar y escribir lo que iba contando por el camino. 'La palabra saca a las cosas del silencio', le gustaba decir".

Antolín escribe como describe las cosas a sus hijos de 7 y 10 años

Ese es el tono que Antolín imprime a sus relatos, un tono en el que usa a sus hijos de 7 y 10 años como "jurado".

Que "no sean aburridos". Es una imposición que la poeta se marca en cada relato, pues de lo que se trata -dice- es de que los cuentos tengan "imaginación y acción", que les "diviertan".

Fue la figura de Gloria Fuertes la que inauguró la colección: "Decidimos que fuera la primera porque es una escritora a la que siempre se la ha catalogado como escritora de literatura infantil, y además era una gran poeta y mujer".

"Fue una niña de ciudad que siempre buscaba palomas y mariposas. Un día, descubrió que leer era como mirar por la ventana, correr hacia el mar o acariciarse el corazón. Como no podía comprar cuentos, decidió escribirlos ella misma", escribe Antolín.

La siguiente fue Virginia Woolf, "La escritora de lo invisible", una niña "que nunca dejó de tener un libro entre las manos y muy pronto decidió que quería ser escritora, quería escribir, hacer hablar a las palabras mudas".

La autora conoció personalmente a Carmen Martín Gaite

Muy "especial" para Antolín es la biografía de Carmen Martin Gaite, subtitulada "A la aventura subida en una pluma", ya que la conoció personalmente y ha sido una figura importante en su "decisión de escribir".

"Carmiña -que así la llamaban quienes la querían- se inventaba palabras y también otras cosas, como la Isla de Bergai, un sitio donde puedes ir con solo cerrar los ojos cuando sientas que no te quieren mucho o que no te entienden bien".

Las ilustraciones de este libro y del dedicado a Gloria Fuertes las hizo Juan Manuel Santomé, el compañero de Antolín, y los dibujos que acompañan los otros dos libros son de Antonia Santolaya.