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El Partido Comunista chino se reúne con vistas a apuntalar al sucesor de Hu Jintao

  • Se espera que el vicepresidente Xi Jinping aumente su cota de poder
  • Sería el encargado de suceder a Hu tras el congreso de 2012
  • También se aprobarán reglas más duras contra la corrupción

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El presidente chino, con su posible sucesor, Xi Jinping.
El presidente chino, con su posible sucesor, Xi Jinping.

El plenario anual del Partido Comunista de China (PCCh)  ha comenzado su reunión más importante del año en medio del mutismo más absoluto y con la vista puesta en el vicepresidente Xi Jinping, que podría aumentar su cota de poder y confirmarse como el futuro sucesor del actual presidente, Hu Jintao.

La reunión de los cerca de 400 hombres más poderosos del país, como es habitual, se celebra en un entorno de secretismo casi total, hasta el punto de que los portavoces del PCCh ha asengruado que ni el lugar del cónclave ni la hora de su comienzo pueden ser revelados a la prensa.

Los analistas del país asiático esperan, no obstante, que los engranajes del PCCh sigan su curso habitual y Xi sea nombrado en esta ocasión vicepresidente de la poderosa Comisión Militar Central, la institución cuyo presidente -ahora Hu Jintao- suele ostentar la presidencia del Gobierno y la secretaría general del Partido.

De confirmarse el nombramiento, Xi, de 56 años, estaría siguiendo con exactitud los mismos pasos que llevaron a Hu al poder, por lo que en el XVIII Congreso del PCCh de 2012, cuando el presidente deje la secretaría general del Partido, quedaría él como sucesor natural.

Lucha contra la corrupción

El plenario de este año también está marcado, como en ocasiones anteriores, por la lucha contra la corrupción, un tema recurrente en las reuniones de los líderes chinos ya que éstos piensan que los cerca de 50.000 casos anuales de oficiales comunistas corruptos minan la credibilidad de la formación política.

Analistas como el profesor de la Universidad de Tsinghua, Ren Jianming, citado este martes por el diario South China Morning Post, opinan que la reunión de 2009 podría tomar una importante decisión al respecto, la de obligar a los líderes comunistas a hacer públicos sus bienes y propiedades.

En 2001, una ley para luchar por la transparencia gubernamental establecía sólo la obligación de que los altos cargos revelaran su sueldo, algo a todas luces insuficiente.

El mismo diario señala que la condena, la semana pasada, a cadena perpetua del ex presidente taiwanés, Chen Shui-bian, y su esposa, Wu Shu-chen, podría servir de acicate para que el Gobierno chino imite a la "isla rebelde" e imponga restricciones máximas al enriquecimiento ilícito de sus cuadros.

La reunión, que como en años anteriores está cerrada a la prensa y es prácticamente silenciada por los medios oficiales, se produce en un momento especialmente sensible para China, que dentro de 15 días celebra el 60 aniversario de la República Popular con un desfile militar en la plaza de Tiananmen, el primero en 10 años.