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Meyer, el 'Pepito Grillo' comunista de la Eurocámara

  • Este madrileño de 56 años repite como candidato de Izquierda Unida
  • Su principal reto es mantener a la formación de izquierdas como cuarta fuerza
  • Cercano a la nueva dirección, defiende un mensaje de movilización contra la crisis
  • Ha defendido propuestas críticas con España, especialmente por su urbanismo
  • Más información en nuestro especial sobre las Elecciones Europeas

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Willy Meyer, durante un acto de IU de cara a las europeas.
Willy Meyer, durante un acto de IU de cara a las europeas.

Nieto de un ingeniero alemán que colaboró con el bando republicano en la Guerra Civil -y al que le debe el nombre- estudiante comunista que tuvo que exiliarse en los años finales del franquismo y padre de una líder emergente dentro de su propio partido; lo de Willy Meyer con la izquierda y el comunismo es algo casi genético.

Este madrileño de 56 años -aunque sanluqueño de adopción- lleva la friolera de 39 años militando en el Partido Comunista de España, en el que ha tenido diversas responsabilidades institucionales.

Refuerzo interno

Ahora vuelve a ser el candidato de Izquierda Unida, impulsado precisamente por la nueva dirección en manos del PCE, que lo ha propuesto como candidato sin que los llamazaristas se atrevan a decir nada al respecto.

Cinco años después, su entrada en el cartel electoral ha sido bien distinta. Mientras en 2004 se trató de un mero equilibrio de poderes tras los malos resultados electorales, en estos momentos Meyer es un hombre fuerte dentro de la organización, tanto por su vinculación a la fuerte federación andaluza como por su sintonía ideológica con Cayo Lara.

Concejal en Sanlúcar de Barrameda y diputado provincial por Cádiz entre 1987 y 1991 y miembro del Consejo de Administración de la Radio Televisión Andaluza, Meyer casi ha estado más acostumbrado a hacer oposición al PSOE que al PP.

Su salto a la política nacional se produce en 1996, cuando es elegido diputado y se encarga de los asuntos de seguridad y defensa, en los que es experto, al igual que en política internacional.

Con todo, el primer descalabro electoral de IU, en las elecciones de 2000, lo deja fuera del Congreso, por lo que vuelve a Andalucía como coordinador institucional de la federación de izquierdas.

Crítico con las políticas españolas

Su nombramiento como candidato europeo le hizo volver a dar el salto, esta vez a Bruselas, donde se ha integrado en el grupo de la Izquierda Europea.

Allí ha llevado propuestas contra medidas tomadas por las administraciones españolas, como la eliminación de privilegios fiscales a la Iglesia en España o las obras de la M-30 de Madrid, lo que le ha valido ser el eurodiputado español cuyos votos han coincidido menos que los intereses nacionales.

El caso más paradigmático es el repapolvo que le dió la eurocámara a España por su urbanismo, que fue rechazado por socialistas y populares españoles y aplaudido por Meyer, que incluso incluyó una enmienda en la que califica el modelo urbanístico español como "expoliador de bienes culturales".

El reto de ser la tercera fuerza

Sin embargo, este papel de 'pepito grillo' puede quedar diluido ante la presión de los dos grandes partidos, que han convertido estos comicios en una especie de primarias de las generales, y, sobre todo, por la pujanza de Unión Progreso y Democracia, que incluso podría 'robarle' a IU el honor de ser la  tercera fuerza política nacional

Por eso, su campaña se basa en la movilización social frente a la crisis y en atacar por igual a los dos grandes partidos por sus culpas y complicidades con los ricos y poderosos.

De la capacidad de movilizar a ese electorado de izquierdas descontento por la crisis dependerá que Willy Meyer siga siendo su voz en Europa o se apague el próximo 7 de junio.