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La misión Kepler buscará planetas similares a la Tierra

  • El proyecto cuesta 600 millones de dólares y durará 3 años y medio
  • Este jueves se abre la ventana de lanzamiento desde Cabo Cañaveral
  • La Kepler detectará planetas similares a la Tierra en otros sistemas solares
  • Los resultados son claves para determinar si hay vida inteligente en el Universo

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La misión Kepler explorará nuestra región del Universo en busca de planetas de tamaño similar al nuestro, a la distancia justa para que puedan albergar vida. No es una misión para localizar a ET sino más bien para encontrar el hogar donde puede vivir ET, tal como la describe uno de los científicos del proyecto.

Los telescopios terrestres ya han detectado unos 300 planetas extrasolares, pero la mayoría son gigantes gaseosos, como nuestro Júpiter, un mal candidato para la vida orgánica. Además, muchos orbitan demasiado cerca de sus estrellas; la temperatura en su superficie es demasiado alta para que pueda haber agua en estado líquido, indispensable para la vida tal como la conocemos. Otros están demasiado lejos y son demasiado fríos. Y ninguno de los planetas descubiertos reúne las ventajas de la Tierra: tamaño pequeño, rocoso y órbita dentro de la zona habitable.

Buscando guiños en el cielo

La sonda Kepler buscará este tipo de planetas extrasolares justo cuando pasan por delante de su estrella madre. Para ello medirá los minúsculos cambios en el brillo de unas 100.000 estrellas cada 30 minutos. Todas en las constelaciones de Cisne y Lira. 

A lo largo de su órbita, un planeta puede interponerse entre su estrella y la Tierra. Es lo que se llama tránsito. En ese momento, la luz que recibimos de la estrella experimenta un pequeño descenso, un pequeño guiño. El cambio es minúsculo, de sólo 84 partes por millón. Demasiado pequeño para detectarlo con los telescopios terrestres, debido a la turbulencia de nuestra atmósfera.

Además, el plano de la órbita del planeta tiene que estar casi perfectamente alineado con nuestra línea de visión. Para que el planeta extrasolar esté a una distancia similar a la de la Tierra, en la zona habitable, las probabilidades de que esto ocurra son menores del 1%.

En conjunto es como detectar una pulga que cruza delante de los faros de un coche a varios kilómetros de distancia. La Kepler salva todos estos retos con un fotómetro extremadamente sensible que se situará más allá de la Luna. La nave orbitará alrededor del sol, siguiendo a la Tierra a una distancia de hasta 75 millones de kilómetros, sin que la luz de nuestras ciudades o el velo de nuestra atmósfera le molesten.

Un catálogo para determinar si hay vida ahí fuera

Cuando la Kepler identifique un candidato, un equipo situado en la Tierra realizará más observaciones para eliminar los falsos positivos y pulir los datos. De hecho, encontrar planetas terrestres extrasolares llevará hasta 3 años y medio, el tiempo programado para la misión, aunque se puede prolongar otros 30 meses. 

A su término, los científicos dispondrán de un censo de planetas que permitirá saber si las Tierras son comunes o raras en nuestra galaxia, la Vía Láctea. El siguiente paso será obtener imágenes "reales" de estos planetas extrasolares. Los más cercanos. Es el objetivo de la ambiciosa misión Finder de la NASA, todavía en desarrollo.

Ajustando la famosa ecuación de DrakeLa famosa ecuación de Draketrata de determinar el número de civilizaciones extraterrestres con las que podríamos contactar en nuestra galaxia: N. Es sólo una estimación -una pura conjetura, señalan sus críticos- ya que desconocemos el valor de la mayor parte de los factores. El primero, R, es el menos discutido, el número de estrellas que se forman cada año. El siguiente, f, determina el número de estrellas con planetas. Se le asigna un valor de 0,5.

El tercer factor es precisamente lo que debe concretar la misión Kepler: el número de planetas habitables.

Los siguientes términos son mera especulación. Cuántos de esos planetas albergan efectivamente vida, si esa vida es inteligente, si es capaz de desarrollar la tecnología necesaria para comunicarse con otras civilizaciones y, lo más sugerente, si es capaz de sobrevivir tiempo suficiente para hacerlo. Las estimaciones de la ecuación de Drake dependen del optimismo o pesimismo de cada uno, entre 5000 y sólo una, nosotros. El consenso actual es de diez.