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Un estudio revela que la formación de minerales imita las formas de la vida

  • Permite avanzar en la comprensión de cómo se forman los huesos o las conchas
  • Supone un paso más en la comprensión de los procesos de mineralización

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Imagen que muestra el proceso de formación de los bioformos de sílice.
Imagen que muestra el proceso de formación de los bioformos de sílice.

Un equipo de científicos españoles explican, por primera vez, que el proceso de formación de unos materiales cristalinos llamados biomorfos de sílice imitan las formas redondas y suaves de la vida: espirales, glóbulos, filamentos septados...

El estudio, publicado en el último número de la revista Science demuestra que las formas curvadas y complejas no son exclusivas de la biología, por lo que la morfología no puede ser el único criterio que determine la existencia de vida.

El mecanismo de formación de las estructuras biominerales estudiadas podría explicar así el misterio de la formación de los caparazones, los huesos, los dientes o las conchas de los seres vivos, tal y como se explica en el artículo.

"Hasta hace poco superficies suaves y curvas eran sinónimos de actividad biológica", ha explicado Juan Manuel García Ruiz, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada).

Ayuda a comprender la 'mineralización'

 

El estudio aporta importantes claves para entender los procesos de biomineralización, que permite a los seres vivos crear sus estructuras y tejidos a partir de minerales cristalinos, como los huesos, dientes o los caparazones de los caracoles. A pesar de que los seres vivos llevan 600 millones de años usando minerales cristalinos para crear sus estructuras y tejidos, cómo lo hacen es todavía un gran misterio.

La teoría que barajan los científicos para explicar este proceso, y que se detalla en la revista Science, se basaría en el mecanismo utilizado por los materiales de laboratorio llamados biomorfos de sílice, por el que son capaces de generar auto-organizadamente formas complejas y bellas con curvatura continua compuestas de los mismos materiales.

Los científicos parten de la base, bien conocida, de que, cuando un cristal crece en presencia de impurezas poliméricas, las atrapa, y se rompe durante su crecimiento, dando lugar a estructuras dendríticas fractales, en forma de árbol. "Los biomorfos de sílice generan ellos mismo al crecer las impurezas que mantienen vivo su proceso de crecimiento".

La segunda parte del trabajo consiste en una demostración experimental en la que se confirma que la enorme variedad de bellas formas complejas que adoptan los biomorfos de sílice surgen de una lámina o disco que se riza en su crecimiento. "Es fascinante cómo un mecanismo tan simple puede ser tan poderoso para convertir una lámina en complejas caracolas".