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Cambiar de cuerpo ya es una realidad...virtual

  • Científicos suecos logran hacer creer al cerebro que ha cambiado de cuerpo
  • Lo logran colocando unos anteojos con cámaras a dos sujetos diferentes
  • Al provocar la misma sensación en ambos cuerpos se produce el cambio de identidad
  • El hallazgo puede aplicarse a personas con trastornos en la imagen del propio cuerpo
  • También abre el camino a una experiencia más completa en juegos de realidad virtual

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En la película Cómo ser John Malkovich, el titiritero Craig Schwartz descubre un pasadizo secreto que conduce directamente a la mente del famoso actor estadounidense, dándole la capacidad de controlar su cuerpo durante quince minutos.

Ahora, un grupo de investigadores suecos ha descubierto que no es necesario buscar ninguna ruta mágica para creerse que se tienen las piernas de Julia Roberts o los brazos de Arnold Schwarzenegger: basta con colocar unos anteojos enganchados a una cámara para que nuestro cerebro nos convenza de que hemos cambiado cuerpo, en la primera experiencia extracorporal comprobada en seres humanos de manera inducida.

Con unos anteojos

El engaño es tan simple que parece una broma. Se trata de poner unos anteojos al sujeto y unirlos a unas cámaras que proyectan la visión de otra persona. Luego, tanto el sujeto como la persona con la que va a 'intercambiar' el cuerpo tienen que inclinarse hacia abajo para que el 'engañado' se vea sobre un cuerpo que no es el suyo.

Finalmente, se les da a ambos una serie de golpes en sus respectivos estómagos de manera simultánea durante dos minutos y...voilá!  El cerebro se piensa que ha pasado al cuerpo de otra persona.

La prueba fue realizada con un maniquí, de forma que los voluntarios que se prestaron a la prueba realizada por el Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), se sintieron por unos minutos trasladados a un cuerpo de plástico.

La identificación llegó a tal punto que cuando los investigadores empuñaron un cuchillo contra los maniquíes, los sujetos que se identificaban con ellos experimentaron signos de estrés psicológico similar al que tendrían si les estuviesen atacando, como un aumento del sudor y de la conductividad eléctrica de la piel.

"Esto demuestra lo fácil que es cambiar la percepción del cerebro sobre la identidad física", asegura Henrik Ehrsson, investigador jefe del departamento de neurociencia clínica de este instituto sueco, que firma también un artículo sobre el hallazgo en el último número de la revista PLoS ONE.

Dar la mano a uno mismo

Los investigadores dieron un paso más allá al colocar a dos sujetos con estos aparatos para producir una sensación recíproca de cambio de cuerpo. Luego hicieron que se diesen la mano para comprobar si esa sensación de cambio de cuerpo se podría mantener confrontándose con una imagen de ellos mismos.

El resultado fue asombroso: en vez de darse cuenta del truco, ambos sujetos procesaron la sensación de estar dándose la mano a sí mismo.

Este efecto sugiere que el cerebro se construye su sensación de identidad con un cuerpo más por lo que ve que por las sensaciones que recibe de los músculos, las articulaciones y la piel. 

Más aún, el experimento también comprobó que la capacidad de identificación cruzaba las fronteras del género, de forma que mujeres se creían que eran hombres y viceversa.

Aplicación a la anorexia

La principal aplicación terapéutica de este hallazgo se centra en las personas que tienen problemas psicológicos relacionados con una percepción errónea de su identidad física, como ocurre con la anorexia, la bulimia.

Además, también podría servir para confrontar a las personas con su sexismo o sus prejuicios raciales.

Sin embargo, el cambio de 'cuerpo' puede tener aplicaciones mucho menos desinteresadas y lucrativas.

"Puede llevar a una nueva generación de aplicaciones de realidad virtual en videojuegos, donde el jugador puede tener una total identificación con su avatar", asegura el doctor Ehrsson en declaraciones al rotativo británico The Times.

Una aplicación virtual que también se puede aplicar al control de brazos artificiales robóticos para realizar intervenciones quirúrgicas e, incluso, para el control de soldados robóticos con aplicaciones militares.