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El fiscal pide 47 años para el karateka que mató a su mujer embarazada y a su sobrina a golpes

  • Ana Isabel Ocaña de 39 años estaba embarazada de más de seis meses
  • Su sobrina María de 4 años fue golpeada hasta morir
  • El profesor de kárate de 45 años no sufría ningún trastorno mental
  • Para consultas y denuncias sobre violencia machista llama al 061

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 La Audiencia Provincial de Ciudad Real ha comenzado a juzgar, con jurado popular, a Ramón Luis Sánchez Gómez, de 45 años, el profesor de kárate que el 30 de julio de 2006 mató a su mujer, Ana Isabel Ocaña Mateos, de 39 años, embarazada de más de seis meses, y a su sobrina, María, de 4 años.

 El fiscal pide para él 47 años y 5 meses de cárcel en total por dos delitos de asesinato, 22 años y 5 meses en el caso de la pequeña y 25 años en el caso de la mujer, además de un tercer delito de aborto.

Además del Ministerio Público, también están personadas como acusaciones particulares la Junta de Comunidades, la Abogacía del Estado y las familias de las fallecidas, entre ellos, la madre de Ana Isabel y los padres de la niña.

El hombre no podrá acercase a la familia de las fallecidas durante 30 años, y deberá indemnizar a la hija que tenía con Ana Isabel con 149.000 euros por el fallecimiento de su madre y con 66.000 euros por la muerte de la que hubiera sido su hermana, así como con 91.000 euros a los padres de Ana Isabel.

El fiscal jefe de la Audiencia Provincial, Jesús Caballero, en el escrito de acusación, destacó el enseñamiento del karateca con las dos víctimas, a las que asesinó a golpes.

Golpeadas hasta morir

A la pequeña, según el relato de los hechos, la golpeó en reiteradas ocasiones en la cara, tanto en la zona de la boca como en la de los ojos y las orejas, lo  que le provocó numerosos hematomas, externos como internos.

Después la arrastró al suelo y se sentó sobre ella aplastándola con la presión de su cuerpo, lo que le causó hemorragia en los dos pulmones, en la zona intestinal y los riñones y por último le rompió los huesos del cuello.

Luego, se señala en el escrito, se fue a por su esposa, que estaba en la cocina y le dio numerosos golpes también en la cara que le generaron hemorragias en la nariz y los oídos y hematomas en el pómulo, la mandíbula y la frente.

Con la mujer en el suelo, sin posibilidad de defenderse, la agarró por el cuello, causándole una gran equimosis o sangrado interno que se prolongó hasta  ambas clavículas, hombros y zona central del tórax, con hemorragias de todos los músculos del cuello y la rotura de varios cartílagos, lo que provocó su muerte.

La Fiscalía, por su lado, no ha encontrado ningún problema de tipo mental en el hombre, por lo que no se ha encontrado ningún atenuante para su conducta.