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Vivir en barrios con zonas verdes reduce el riesgo de sufrir obesidad infantil

  • El estudió se realizó a lo largo de dos años sobre 3.800 niños y adolescentes en Indianápolis
  • Las zonas verdes además de reducir la obesidad mejoraron el desarrollo cognitivo
  • Tres universidades han publicado el artículo en American Journal of Preventive Medicine

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Vivir en barrios con muchas zonas verdes podría reducir el riesgo de que niños y jóvenes sufran de sobrepeso y obesidad, según un estudio realizado por tres universidades estadounidenses que publica la revista American Journal of Preventive Medicine.

Los investigadores emplearon los datos registrados en los servicios de atención primaria de Indianápolis (EEUU), y compararon los cambios de peso de 3.800 niños y jóvenes entre 3 y 16 años a lo largo de dos años en relación a las áreas cubiertas de vegetación en sus barrios, medidas gracias a imágenes de satélite.

Así, comprobaron que los que viven en barrios urbanos con zonas verdes sufrieron menos cambios en su índice de masa corporal en ese lapso de tiempo.

La explicación es sencilla: tener cerca un parque, una plaza o cualquier otro lugar abierto, dicen los autores, promueve el juego y la actividad física, que en otras zonas de la ciudad con más cemento se restringe a la calle.

Aunque hay otras razones posibles, como los hábitos alimentarios de estos jóvenes, que habría que comprobar, apunta el doctor Nick Wareham, del Instituto de Ciencias Metabólicas en Cambridge (Reino Unido), en otro artículo en el mismo número de la revista.

Dieta inadecuada y falta de ejercicio

La vida sedentaria y los hábitos alimentarios en los países desarrollados -y ahora también en los llamados emergentes- han generado unas elevadas tasas de sobrepeso y obesidad entre la población.

Ser obeso a temprana edad puede llevar a la aparición de enfermedades más propias de la madurez como la diabetes de tipo 2 o la hipertensión. Además, los niños y jóvenes obesos tienden a continuar siéndolo en la etapa adulta, con el consiguiente riesgo de sufrir infartos y apoplejías.

Los beneficios de vivir rodeados de espacios verdes no se limitan al peso. La doctora Janice F. Bell, de la Universidad de Washington en Seattle (EEUU) y coautora del estudio, explica que investigaciones previas han probado que entre los niños y los jóvenes, los efectos positivos sobre la salud incluyen una mejor función cognitiva y una reducción de los síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

Bell cree que lo ideal sería que en las investigaciones futuras en este campo participaran urbanistas, arquitectos, geógrafos, psicólogos y especialistas en salud pública, y se tuviera en cuenta cómo la población más joven vive y juega en los entornos urbanos.