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Aguirre, tres meses entre el sí y el no

  • Desde que el Partido Popular perdió las elecciones, Aguirre ha jugado al despiste
  • En varias ocasiones, la presidenta había dicho que apoyaría la candidatura de Rajoy
  • Incluso aseguró que presentar una candidatura alternativa sería un "suicidio"

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Desde que Mariano Rajoy perdió las últimas elecciones, han sido muchas las ocasiones en las que Esperanza Aguirre ha sido preguntada sobre sus intenciones de cara al próximo Congreso del Partido Popular. Los analistas políticos veían posible que la presidenta de la Comunidad de Madrid tuviera en mente presentar su candidatura a la presidencia de su formación política, aunque ella ha preferido jugar al despiste.

Como si de pulsar los ánimos se tratase, Aguirre ha ido soltando con cuenta gotas declaraciones contradictorias. Si durante una entrevista en el programa de Televisión Española 59 segundos afirmaba que "Rajoy era el candidato idóneo para la presidencia del Gobierno", sólo cinco minutos después y en el mismo plató no dudaba en asegurar que "nada era inamovible". Un juego peligroso que ha coincidido, casualidad o no, con el peor momento de Mariano Rajoy como líder del partido, quien ha perdido la confianza de algunos pesos pesados de la formación, como la presidenta del PP Vasco, María San Gil.

La última declaración de la presidenta regional antes de anunciar definitivamente que votará a Rajoy en el XVI Congreso Nacional del PP, había tenido lugar un día antes, cuando dijo que aún no había decidido "nada", aunque recordaba que sólo se presenta un candidato.

Las tensiones más que evidentes con Alberto Ruiz Gallardón fueron el incio de esta lucha interna, que afectó a la campaña del candidato del PP en las elecciones generales. A mediados de enero, con las espadas en todo lo alto entre los dos máximos dirigentes del PP en Madrid, Aguirre lanzó el mayor órdago de su carrera política: abandonaría la Presidencia de la Comunidad de Madrid para ir en las listas del PP al Congreso de los Diputados si el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, era incluido en las mismas, tal y como había pedido con insistencia.

La solución 'a la gallega' de Rajoy, que llamó al orden a los dos dirigentes y les pidó que continuasen en sus cargos,  se vio por todos los medios como una victoria de Aguirre sobre Gallardón, que amenazó con dejar la Alcaldía tras las elecciones.

Las aguas volvieron a su cauce  con esta salomónica decisión, todo por el bien de unos resultados electorales, que no llegaron.  La insistencia de los medios tras la derrota del 9-M por que Aguirre se pronunciase ante una posible candidatura a la presidencia del partido, le obligaron a pronunciarse. El 12 de marzo, la presidenta de la Comunidad de Madrid anunció que no presentaría una candidatura alternativa, al tiempo que aseguró que viajaba en el mismo barco que navegaba Rajoy. "Sería un suicidio político", llegó a decir.

Pero los primeros rumores sobre un posible nombramiento de Ruiz Gallardón como nuevo secretario general del PP volvieron a desatar todas las alarmas en el entorno de Aguirre. A modo de globo sonda, a principios de abril sus colaboradores filtraron a la prensa   que la presidenta barajaba presentar una candidatura alternativa "si no revisa el proyecto político del PP".

Sólo un día después, Aguirre deshojaba el siguiente pétalo de la margarita y ante una gran expectación, en el foro de 'ABC', afirmaba que "a día de hoy" descarta presentarse, pero no cierra la puerta a hacerlo en un futuro. Una tónica -la de postularse para luego apuntarse al equipo de Rajoy- que ha mantenido hasta el día.

Quizas el hecho de que varios miembros del partido con especial simbolismo como María San Gil o Ortega Lara hayan decidido abandonar el partido le hayan impulsado ahora a pensarse seriamente presentar su candidatura a la presidencia del partido.