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Tokyo 2020

La natación saca nota en los JJ.OO. de la pandemia: nuevas estrellas, un puñado de récords y una rivalidad al alza

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Las estrellas de la natación en Tokyo 2020: de izquierda a derecha, Emma McKeon, Caeleb Dressel, Katie Ledecky y Ariarne Titmus
Las estrellas de la natación en Tokyo 2020: de izquierda a derecha, Emma McKeon, Caeleb Dressel, Katie Ledecky y Ariarne Titmus.

El Centro Acuático de Tokio ha despedido este domingo la natación con cinco finales espectaculares que han puesto el broche a una competición en la que la emoción y las marcas han ido de menos a más, cerrando con nota una edición que se presentaba entre considerables incertidumbres por el impacto de la pandemia del coronavirus, la ausencia de referentes clásicos en la piscina e incluso el cambio horario impuesto por la televisión.

La última jornada ha sido el escenario de la consagración definitiva para las dos grandes estrellas de la piscina olímpica, la australiana Emma McKeon y el estadounidense Caeleb Dressel, que han vencido en los 50 metros libres y han completado el doblete de la velocidad, tras sus previos triunfos en los 100 metros libres.

Ambos se marchan de Tokio como los nadadores más laureados, en el caso de McKeon con siete medallas, cuatro de oro y tres de bronce, que igualan el mejor botín logrado en toda la historia olímpìca por una deportista - los dos oros y cinco platas de Maria Gorokhovskaya en Helsinki 1952- y le colocan entre los mejores nadadores olímpicos, a la par de Mark Spitz y Matt Biondi, y solo por debajo de Michael Phelps.

En cuanto a Dressel, ha sostenido la comparación con el propio Phelps de las seis a las que aspiraba. Especialmente recordado será el título olímpico de los 100 metros mariposa, logrado tras un cerradísimo duelo con el húngaro Kristof Milak, que le obligó a batir el récord del mundo de la prueba.

Seis récords mundiales y 28 olímpicos

Ese de Dressel es el único récord mundial individual que se ha batido en Tokio en categoría masculina, mientras que en la femenina solo consta el conseguido por la sudafricana Tatjana Schoenmaker en los 200 metros braza. Por equipos, el Centro Acuático ha sido escenario de otros cuatro récords mundiales: Australia ha batido el de 4x100 estilo libre femenino; China, el de 4x200 metros estilo libre femenino; Estados Unidos, el de 4x100 metros estilos masculino; y Reino Unido, el de 4x100 metros estilos mixtos, una prueba que se estrenaba en el programa olímpico.

En total son seis récords mundiales, la cifra más reducida desde Atlanta 1996, aunque solo dos menos que en Río 2016. Un registro notable después de un ciclo olímpico profundamente condicionado por la pandemia de la COVID-19, que no solo aplazó un año los Juegos Olímpicos, sino que mantuvo lejos del agua a la mayoría de los nadadores por los confinamientos del año pasado. “Una semana sin entrar en el agua es un mes de preparación perdido”, sentenciaba entonces el que hasta hace pocas semanas era el entrenador jefe de la Real Federación Española de Natación, Fred Vergnoux.

En Japón, los nadadores se han encontrado una dificultad añadida en el cambio de los horarios habituales impuesto para que las finales se emitieran en el prime time de Estados Unidos: si lo normal es que las rondas clasificatorias sean por las mañanas y las finales por las tardes, en Tokyo 2020 se ha hecho a la inversa, como en Pekín 2008.

Entonces el cambio no se notó, dado que estaban en plena vigencia los bañadores de poliuretano posteriormente prohibidos, pero este año las marcas no han despegado hasta los últimos días. "Cuesta más activar el cuerpo a primera hora de la mañana que una vez avanzado el día", explica el exnadador y comentarista de RTVE Javier Soriano. Pese a todo, los nadadores parecen haberse adaptado a medida que se sucedían los días: en Tokio se han batido 28 récords olímpicos, la cifra más elevada desde Pekín.

Estados Unidos y Australia, cara a cara

Al margen de las marcas, la natación en Tokyo 2020 ha acrecentado una rivalidad que en los últimos años ha aflorado en las piscinas, entre Estados Unidos, la primera potencia mundial, y Australia, la principal alternativa a su hegemonía. El resultado final ha sido favorable a los estadounidenses, con 30 medallas por las 20 de los australianos, aunque estos han infligido algunas derrotas dolorosas.

Ninguna tan significativa como la inesperada derrota en los 400 metros libres de Katie Ledecky, la gran triunfadora en la piscina de Río 2016, la mejor fondista de la historia y la principal estrella estadounidense tras la retirada de Phelps. Ariarne Titmus, con unos últimos cien metros plenos de fuerza y determinación, desbancó a una rival que parecía invencible en la distancia y que quedó tocada en su moral.

Dos días después, Titmus le arrebataba el título en los 200 metros y Ledecky . Esa misma mañana, la estadounidense celebraba emocionada el oro en los 1.500 metros, pero el verdadero desquite tuvo que esperar al sábado, cuando relegó a la australiana a la plata en los 800 metros libres.

El último capítulo de esa rivalidad se ha dilucidado, sin Ledecky ni Titmus en la piscina, este mismo domingo, en la penúltima final de los Juegos Olímpicos: las australianas han arrebatado el oro en el relevo 4x100 metros estilos a las estadounidenses, que no caían a la plata en esta prueba desde Pekín 2008… precisamente frente a las australianas. Al menos, solo quedan tres años para tener la oportunidad de la revancha: la natación ya mira a París 2024.