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Llegan las explicaciones de Odriozola

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Los detalles de la investigación

Después de cuatro días de noticias y escándalos en el atletismo con la apertura y detenciones de la Operación Galgo, sale de su notable silencio el máximo responsable institucional del atletismo español, José María Odriozola, presidente de la Real Federación Española de Atletismo (RFEA), que hasta ahora no ha ofrecido ninguna declaración ni explicación.

Llama poderosamente la atención que el hombre que contrató a Eufemiano Fuentes y avaló sus métodos no haya dicho 'esta boca es mía', mientras que a su alrededor hayan mostrado su opinión y condena el Secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky; el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco e incluso el vicepresidente del Gobierno ministro del Interior, Alfredo Rubalcaba.

Pero el hombre que encarna el atletismo español desde hace 22 años no ha salido aún a limpiar el nombre del atletismo español, como así le han pedido, y quizá su retraso en pronunciarse se debe a que ha estado rumiando su dimisión. ¿Será ese el anuncio que ofrezca en la rueda de prensa programada para este lunes a las 12:00h? [Rueda de prensa en directo en Teledeporte y RTVE.es].

"Puede que lo mejor sea un cambio en la Federación", afirma Fermín Cacho, ex atleta, ganador del oro en los 1.500 en los Juegos de Barcelona 92. "Hay que limpiar el nombre de la Federación Española de Atletismo cuanto  antes", declaró Cacho.

"No hay que sospechar de todos  los logros de la historia del atletismo de nuestro país", algo que se han encargado de hacer por su parte los 61 atletas firmantes de una carta abierta defendiendo su limpieza deportiva.

Algo tendrá que decir. La Guardia Civil ha detenido a Eufemiano Fuentes, presente desde 1984 en el cuadro médico de la Federación Española de Atletismo, y que ofrecía a los atletas compuestos y sustancias químicas que, sin ser dopantes, les ayudaban a recuperar sus carencias físicas y a mejorar sus resultados. Preparación biológica, se llamaba quizá eufemísticamente. Y a Manuel Pascua, entrenador de campeones que también seguía ese método y que pone en entredicho los éxitos deportivos conseguidos por sus atletas. Y a Marta Domínguez, una de esas campeonas y vicepresidenta de la RFEA, detenida por posesión de sustancias dopantes y acusada de su suministro.

La propia figura personal de Odriozola está en cuestión, no sólo por haber confiado en estas personas, sino por su propia manera de proceder como presidente: un hombre de 71 años, instalado en el poder absoluto del atletismo desde hace 22 años, caiga quien caiga, sin oposición durante casi quince años, acostumbrado a azuzar el optimismo antes de una competición pronosticando con cada vez menos acierto el número de medallas que iba a ganar la delegación española y luego responsabilizando a los perdedores y pidiendo un cambio en el atletismo a raíz de estas decepciones.

Con una doble y perniciosa consecuencia: generar presión entre los atletas, a los que se conmina públicamente a ganar medallas por encima de otros méritos, y transmitir de manera indirecta con esta presión que si lo que interesa sobre todas las cosas es rendir más, hay una invitación implícita a tomar atajos.