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Zaragoza-Pekín: 4 meses y 12.000 kilómetros en bici

  • Ya está en China tras recorrer 16 países en su aventura
  • Ha tenido que dormir en desiertos y pedalear a más de 40 grados
  • Tiene previsto llegar el día 24 de agosto, coincidiendo con la ceremonia de clausura

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Esto es todo lo que lleva Diego para sus 4 meses de aventura
Esto es todo lo que lleva Diego para sus 4 meses de aventura.

Diego Ballesteros es un profesor de instituto de 34 años que lleva casi cuatro meses persiguiendo un una locura. Locura, porque es difícil encontrar otra palabra para explicar la aventura en la que está metido este aragonés: Recorrer 12.000 kms en bici, para en cuatro meses llegar a Pekín desde Zaragoza siguiendo una variante de "La ruta de la Seda" del famoso Marco Polo, y unir así los dos eventos más importantes del 2008. 

Salió en el 1 de mayo y tiene previsto llegar el día 24 de agosto, para coincidir con la ceremonia de clausura. Ya está en China, con 16 países recorridos a la espalda: España, Francia, Mónaco, Italia Eslovenia, Croacia, Serbia, Bulgaria Grecia, Turquía, Irán, Turkmenistán, Uzbekistan, Tajikistan, Kyrgyzstán y China

Entre estas dos fechas, un camino de100 etapas, a una media de 120 kms/día y 23 días de descansos. Un viaje que va narrando en su blog, lleno de postales, anécdotas y crónicas de los momentos más duros.

Pelea contra el desierto

Ha tenido que pedalear con temperaturas por encima de los 40 grados, y enfrentarse a retos muy duros como el de atravesar el desierto de Irán en pleno mes de junio:

"Un día que no olvidare jamás, el viento soplaba en contra con una fuerza terrible, desde las primeras horas de la mañana, era imposible ir en bici aunque el terreno era llano, no pasaba de los 10 km/h, desesperación, tristeza, agonía, sufrimiento, hoy lo he dado todo, la gente bajaba la ventanilla de sus coches y aplaudía" cuenta en su diario.

"No hay puestos donde comprar bebida ni comida, no ves pueblos, ni casas, solo desierto, lo único que he visto en estos 125 km han sido, una furgoneta que vendía sandias, he parado para comprar una pero no la han querido cobrar, un puesto de policía donde me han dado de comer y una gasolinera a falta de 40 km".

No menos duro fue atravesar otro desierto, el de Taklamakan: "Hay extensiones enormes de tierra sin vida, largas rectas de 20 km, nunca se acaban, calor aunque hay nubes, han sido 160 km si ver un alma, solo pueblos fantasma, abandonados a los deseos del desierto".

Por el camino ha sufrido de todo, desde intentos de robo de su bici, problemas intestinales, el ataque de un grupo de perros o incluso un fuerte golpe con una barrera de un paso elevado o miedo a grupos armados:

"Dije que había una zona peligrosa por los atracos, pues no era exactamente peligrosa por eso, sino por los grupos de terroristas islámicos que están escondidos en sus montañas, desde Tanyeri, he empezado a ver militares, armados hasta los dientes, puntos de ametralladoras sobre los vehículos, tanquetas, controles en la carretera, la verdad que asusta".

 Para dormir y comer

La otra cara de este viaje, la más amable, es la hospitalidad de las gentes que ha encontrado por el camino. Son muchas las familias que le han ofrecido su casa para dormir o le han puesto un plato en su mesa.

Gente con las que a reconoce era difícil conversar por las diferencias en el idioma, algo que también le ha pasado con las señales y carteles: "Las señales de trafico están en chino y en uigur, imposible de entender, el mapa que llevo esta en inglés y en chino, así puedo comprender el nombre de las ciudades".

Daniel viaja con poco equipaje. Lo que cabe en las alforjas de su bici y lo que puede cargar en un caro en el que cabe 35 kilos que se reparten entre ropa, un hornillo y material para la bici.

Cada noche se tiene que buscar la vida y muchas veces, se tiene que construir su propio refugio para pasar la noche. "Dormir en el desierto, me da respeto, pienso en serpientes y escorpiones, un picotazo y adiós".

Hace dos años pasó por el quirófano

La aventura de Diego tiene todavía más mérito si se tiene en cuenta que hace un par de años tuvo que pasar por el quirófano.

"En octubre 2006, me operaron de una rotura en el ligamento cruzado anterior de mi pierna derecha, mi sueño se hacia añicos. La recuperación fue sorprendente, en febrero de 2007 volvía a montar en una bicicleta. Mi sueño renacía de sus cenizas, desde entonces no he dejado de entrenar y ha llegado el momento de hacerlo realidad".