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Paloma del Río: "Lo visten de olimpismo, pero hay muchos intereses"

  • La veterana periodista cree que España no conseguirá más de cuatro oros en Pekín

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Paloma del Río, la 'voz' de la gimnasia y el patinaje en TVE
La periodista Paloma del Río, editora para TVE de los Juegos de Pekín.

Lleva desde 1988 sin perderse unos Juegos Olímpicos. Paloma del Río,  la "voz de la gimnasia y el patinaje"en Televisión Española, se jacta de haber vivido desde dentro nueve citas olímpicas, "cuatro de invierno y cinco de verano".

Aunque ha visto de todo, y no todo bueno, confiesa que todavía le "tiemblan las piernas" cuando tiene que entrar en directo. Ahora afronta el reto de timonear al equipo de periodistas que viajará a Pekín para cubrir los Juegos. RTVE.es ha hablado con ella a tres meses del comienzo del mayor espectáculo deportivo del mundo.

P - Seguro que desde Seúl 88 ha visto de todo. Cuéntenos alguna anécdota olímpica, de esas impagables.

R - Hay miles: meteduras de pata, ataques de tos, quedarte sin voz en una retransmisión y no poder salir adelante, afonías brutales, llegar 10 minutos antes de empezar porque te da una gastroenteritis y vas parando en el coche para vomitar porque no llegas... Me ha pasado de todo.

P - ¿Y lo más embarazoso?

Lo más embarazoso que pasa siempre son los ataques de risa por chorradas que digo. Una vez mezclé en un partido de tenis "contrincante" y "adversario" y dije "contrincario". Entonces me entró la risa. Quería arrancar y no podía. Y encima el realizador me decía por los cascos: "¡Vaya palabro que has dicho!".

P - ¿Lo de Atlanta es lo peor que ha vivido en unos JJ OO?

R - Sin duda. ¡Vaya chapuza! Existe una razón fundamental: todos los Juegos Olímpicos se subvencionan con dinero que aportan los grandes patrocinadores y con dinero público. Los Juegos de Atlanta fueron los primeros que se hicieron únicamente con patrocinadores privados. Había que ahorrar y ahorraron tanto que fue un descalabro. Y lo único que les faltaba ya era una bomba.

P - ¿Volveremos a ver alguna vez otro diez como el de Nadia Comaneci

R- Es imposible. Primero por el cambio de código: ahora ya no se puntúa sobre diez, sino sobre 17. Lo han cambiado después de Atenas precisamente para que haya la menor manipulación posible. Y da igual, sigue habiéndola.

P - ¿Y cómo es eso?

Porque se ponen de acuerdo los jueces previamente. Es decir, si tú no fallas, en condiciones normales, tu nota previa es siete. Ahora lo hacen un poco más objetivamente: tú planteas tu ejercicio, que tiene estas dificultades y vale en técnica ocho. Y luego falta la ejecución.

La parte subjetiva del asunto es que a ti te parece que lo has hecho muy bien, pero a esta señora que está aquí a mi lado le ha parecido un churro. Entonces, como es algo subjetivo, que mientras no haya un cronómetro, una línea o una foto finish todo lo que sea subjetivo será digno de valoración al gusto del que esté puntuando.

P - ¿Por intereses políticos?

R - ¡Anda, claro! ¿Tú sabes lo que ganan los deportistas olímpicos cuando llegan a su país si consiguen un oro? Prácticamente tienen la vida resuelta. ¡Tienes que bajar del guindo!

P - Yo es que me creo eso de la 'paz olímpica'.

Lo visten de olimpismo, fair play, pero en el fondo hay muchos intereses. Por ejemplo, Catalina Ponor, que consiguió tres oros en los Juegos Olímpicos de Atenas, tiene la vida resuelta. Por cada oro que consiguió el Comité Olímpico de Rumanía le dio tanto [dinero], más un teléfono, más un apartamento...

P - ¿Y quién lo paga?

R - Los Gobiernos. Es el "amor a la patria". Mira Putin con Eugeni Plushenko. O Alina Kavaeba, campeona olímpica en Atenas, que está en la Duma como diputada y era gimnasta hace tres años. Son servicios a la patria y como tal se los pagan.

P - Y además están los que utilizan los Juegos como arma política. ¿Cómo afecta esto al deporte?

R - A mí me parece una pena, porque seguramente nadie se va a acordar luego de Tíbet cuando el 24 de agosto cierren el quiosco. Pero, claro, realmente es la ocasión de reivindicar una serie de cosas, como la libertad de prensa o la apertura, aprovechando que el foco está puesto en China y que todo el mundo está mirando.

P - También China se juega su imagen.

Exacto, ellos lo que quieren hacer es un lavado de imagen. Alguna mejora sí ha habido, pero, evidentemente, les falta mucho.

P - Últimamente hemos conocido algunos casos de dopaje que han derribado algunos mitos. ¿No cree que nos hemos vuelto un poco locos con eso de "más lejos, más alto, más fuerte"?

El límite humano, honrado, ya lo hemos tocado. Hemos tocado techo en altura, longitud, velocidad... A partir de ahí entra la química. Para correr una centésima más rápido que antes, tu naturaleza, cuerpo, tu musculatura, tu preparación y tu alimentación no son suficientes. Necesitas de la química. Y creo que cada deporte tiene su química particular. No es lo mismo las "vitaminas" que toman los atletas de fondo, los atletas de velocidad, los gimnastas, los halterófilos o los de tiro. Unos necesitan estimulantes y otros tranquilizantes. Entonces, ¿quién corre más? El que sea más listo.

 P - Pues vaya panorama. Con todo esto que me cuenta, ¿se han convertido los Juegos un fraude o siguen siendo todavía la gran fiesta del deporte?

Si haces la vista gorda, es un espectáculo. El llegar a ser campeón olímpico es un orgullo, para los deportistas y también para los periodistas. Para mí, estar en unos Juegos Olímpicos es el tope al que puedo aspirar como periodista deportiva. ¿Qué mejor recompensa cada cuatro años que poder estar en unos Juegos? Y, aunque lleve nueve en este momento, los vivo como si fueran los primeros.

P - ¿La reconoce mucha gente por la voz?

R - Muchísima. Por ejemplo, la ginecóloga. Hace poco llamé para pedir hora y me dijo "¡Anda, pero usted es la de la gimnasia!". Ahora mismo acabo de hablar con una persona por teléfono y me ha dicho: "¡Pero si usted es la que hace el patinaje!".

P - Usted lleva muchos años comentando en la tele el patinaje y la gimnasia, que no son precisamente deportes 'de masas'. ¿Cómo hace para que la gente se interese por los triple axel y los talonados de salida?

R - Estudiando y siendo curiosa. Siempre estoy preguntando, soy muy pesada. Trato de explicar las cosas en un lenguaje suficientemente técnico para que no sea ñoño, pero también lo suficientemente coloquial para que la gente no diga que no se ha enterado. Lo que me gustaría es que la gente viera la gimnasia y el patinaje con la misma pasión que yo. Y creo que lo consigo, por lo que me dicen los compañeros y la gente de la calle.

P - Lo bueno es que, si se equivoca, casi nadie se dará cuenta...

R - ¡También tiene sus ventajas! Hay veces que estoy haciendo los comentarios y yo misma me doy cuenta de que me he equivocado. Digo: ¿Creo que he visto un cuádruple y me parece que ha sido un triple. Vamos a esperar a la repetición¿. Soy un ser humano que mete la pata también.

 P- Llegó como becaria y ya lleva nueve juegos olímpicos. ¿A usted qué le queda por hacer?

R - Para mí es un reto. Cuando vas a unos JJ OO, primero vas de paquete, como todos. Vas de comentarista, a hacer de reportera, a cortar teletipos o a servir cafés. Lo que sea. Pero ahora estoy en el lado en el que yo organizo.

P - ¿Y cómo lo lleva? ¿Hay muchos nervios?

R - Es muy ilusionante, pero también muy difícil. Sabes que es un problema detrás de otro. Surgen muchas complicaciones tontas, que a ojos de los demás no se ven.

P - Pero eso es bueno, porque significa que la gente se engancha a esos deportes.

R - Sí, son deportes con muchísimo tirón. Porque, para ver gimnasia, tú puedes no tener conocimientos y seguro que te va a divertir. Tú ves si lo hace o no lo hace, si se cae o no se cae. El patinaje lo mismo. Tienen además un punto estético que al que no tiene ni idea de deporte también le puede agradar.

P - Háblenos de Pekín. ¿Cómo ve a la delegación española

R - Llevo haciendo el deporte minoritario y el deporte olímpico mucho tiempo. Y estoy un poco preocupada, porque no sé si la gente está siendo demasiado optimista. Estoy preocupada, por ejemplo, por la selección de balonmano, que no se ha clasificado cuando tenía que haberlo hecho ya, por la selección de voleibol... Espero que por lo menos lleguemos al nivel de Atenas y que la delegación sobrepase los 300 miembros.

P - Tírese a la piscina: ¿cuántos oros vamos a traernos de Pekín?

R - Yo calcularía, en total, cuatro oros, seis platas y seis o siete bronces. No mucho. No creo que pasemos de 15 medallas. Me encantaría equivocarme. Ya veremos en la porra que hagamos los compañeros en Pekín.