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El Parlamento israelí decide si expulsa a un diputado árabe por unas declaraciones públicas sobre la guerra en Gaza. A Ayman Odeh, bilingüe en árabe y hebreo, le acusan de apoyar el terrorismo por un mensaje publicado en las redes sociales en enero, durante la tregua en Gaza. Se alegraba por la liberación de los rehenes isralíes, pero también por la liberación de presos palestinos.

Una comisión parlamentaria propuso su expulsión. Pero echarlo, advierten cientos de políticos israelíes en una carta abierta, significaría cruzar todas las líneas rojas, una vulneración flagrante de la libertad de expresión incompatible con la democracia.

FOTO: REUTERS/Ronen Zvulun

Más de un millar de artistas españoles han reabierto recientemente el debate sobre el comercio de armas de nuestro país con Israel. Los profesionales de la cultura han enviado una carta dirigida al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la que piden poner fin a todos los negocios armamentísticos con el gobierno de Netanyahu. Lo contrario, dicen, es ser cómplice de un genocidio.Sobre ello, en el informativo del 24 Horas de RNE hablamos con la actriz María Botto.

La intérprete argentina cree que "cada acción, cada voz, cada movimiento, cada sanción cuenta" y se muestra muy esperanzada con todos los movimientos y actos que se están llevando a cabo para detener el genocidio. Además, Botto reconoce lo siguiente: "Yo pertenezco al mundo de la cultura, pero antes que actriz soy un ser humano conmovido y horrorizado por la masacre que vive Palestina", y por eso hace un llamamiento: "Cada uno de nosotros puede hacer algo, y todos juntos podemos parar este genocidio".

Kayed Hammad fue durante años el productor y traductor de referencia para la prensa española e internacional en Gaza. Ha vivido muchas guerras, pero ninguna como esta. "Esto no es una guerra, es una venganza", denuncia. Las cámaras, dice, no mienten: "Los muertos son mujeres y niños. ¿Dónde están los milicianos?", cuestiona.

Gracias a la presión de periodistas, académicos y políticos, logró salir de Gaza hace dos semanas con su familia. Ahora vive en Málaga, aunque dejó atrás a seres queridos y el cuerpo de su hijo, asesinado en un hospital bombardeado cuando intentaba llevar medicinas a un amigo. "He dejado mi corazón en su sudario", lamenta.

En Gaza sobrevivió comiendo pienso de animales y mudándose constantemente. Nunca dejó de informar. "Pensaba: 'a mí también me pueden bombardear en mi casa o en la calle, así que por lo menos puedo hacer que llegue la imagen de lo que está pasando y si me muero, ¿qué le voy a hacer?'", afirma.

Foto: RTVE

La ONU ya definió lo que es un genocidio en 1948: la intención de destruir un grupo, sea étnico o nacional. Tres tribunales internacionales sentenciaron que la matanza de Srebrenica lo fue. Entre los condenados, los entonces presidentes Milosevic y Karadzic y el comandante Mladic. Serbia, como Estado, fue declarado culpable por no haberlo prevenido.

Las imágenes de Srebrenica, hace 30 años, son muy similares a las que se viven hoy en Gaza. La Justicia Internacional ha acusado a Israel de genocidio y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, tiene una orden de arresto por crímenes de lesa humanidad. Ambas demandas han usado Srebrenica como referente porque ven un patrón común.

El derecho internacional no sirvió para evitar la masacre de Srebrenica y tampoco lo está consiguiendo en Gaza.

Husam, su mujer Suhaila, y sus cinco hijos cuentan cómo intentan sobrevivir en Gaza. A casi nadie le queda ya dinero para comer y cada vez que van a recoger ayuda humanitaria se juegan la vida en los repartos que controlan los militares. Husam manda a un equipo de TVE vídeos caseros desde dentro de la Franja. Es la única manera para saber cómo viven los gazatíes: Israel ha prohibido el acceso al enclave palestino a todos los medios internacionales, una vulneración desproporcionada del derecho a la información, según han denunciado las asociaciones de prensa extranjeras.

Han pasado siete meses desde que la Corte Penal Internacional emitió una orden de detención contra Benjamín Netanyahu por presuntos crímenes de guerra en Gaza, pero hasta ahora no se ha ejecutado. "No ha podido condenar a ningún responsable estatal a ningún nivel, en ningún lugar del mundo, porque no ha podido capturarlos", explica a TVE Reed Brody, abogado especializado en derechos humanos y miembro del Grupo de expertos en derechos humanos sobre Nicaragua (GHREN) de Naciones Unidas.

Como firmantes del Estatuto de Roma, los países europeos tienen la obligación de detener al primer ministro israelí si pisa su territorio, pero se han negado a hacerlo naciones como Francia o Italia. Esta semana, Netanyahu ha sobrevolado el espacio aéreo de estos países en su último viaje a Washington, y no ha sido detenido. "Netanyahu puede hacer lo que hace con la complicidad, sobre todo de Estados Unidos, pero también de Europa", señala Brody.

Desde que tomó posesión, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha mostrado como el mejor aliado que Israel puede tener en la Casa Blanca. Washington ha ido sancionando a aquellos que investigan a Israel por presunto genocidio. Ya lo hizo con cuatro jueces de la Corte Penal Internacional y ahora con la relatora especial de la ONU para los derechos humanos en los territorios palestinos.

Moussa Bourekba, investigador principal del CIDOB ha hablado en Las Mañanas de RNE tras la visita de Netanyahu a la Casa Blanca después de la propuesta de alto el fuego de 60 días de Trump: "lo que ha quedado claro con esta visita es que están de acuerdo en que la mejor solución a este conflicto es una franja sin palestinos", en un contexto en el que "Netanyahu ha convencido a Trump de que la única vía es usar la fuerza".

El investigador sostiene que "cuando Trump dice que los países árabes ahora van a respetar a Israel y a Estados Unidos después de la guerra en Irán, está manteniendo la narrativa de que la estabilidad solo se puede conseguir mediante la fuerza, pero la realidad histórica demuestra todo lo contrario". Ante esta postura, Bourekba plantea que "Washington no puede ser un mediador legítimo ya que es parte al conflicto, es decir para ser mediador se requiere imparcialidad y neutralidad".

Israel ha decidido enviar una delegación a Catar para negociar un posible acuerdo de rehenes y alto el fuego en Gaza, según han confirmado fuentes gubernamentales israelíes, lo que ha reavivado las esperanzas de un avance en las conversaciones para poner fin a la guerra de casi 21 meses.

El grupo palestino islamista Hamás, que gobierna de facto la Franja de Gaza, afirmó el viernes que había respondido con "espíritu positivo" a la última propuesta de alto el fuego en Gaza de los mediadores, respaldada por EE.UU., pocos días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, desvelara que Israel había acordado "las condiciones necesarias para finalizar" una tregua de 60 días.

Más de 130 personas han muerto en Gaza en las últimas 24 horas, casi la mitad mientras intentaban acceder a ayuda humanitaria. Hamás sigue debatiendo si acepta la última propuesta de tregua del presidente estadounidense, Donald Trump, aunque algunas fuentes apuntan a una respuesta positiva.

El grupo islamista aún busca garantías de que el alto el fuego conduzca al fin definitivo de la ofensiva israelí por su parte. Israel, por su parte, espera lograr la liberación de todos los rehenes. El próximo lunes, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tiene previsto reunirse con Trump en Washington para tratar la cuestión de un fin de las hostilidades.