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"Desde la noche del drama hemos reforzado nuestra colaboración", ha afirmado este martes el presidente francés François Hollande en referencia a la reacción del presidente estadounidense Barack Obama tras los atentados del 13 de noviembre en París. Lo ha hecho en la rueda de prensa ofrecida en la Casa Blanca tras la reunión que ambos dirigentes han mantenido en Washington.

Obama ha instado a las aerolíneas que "compartan su información" sobre los pasajeros y ambos mandatarios han expresado su determinación de eliminar al Estado Islámico. Hollande ha insistido en la necesidad de no contar con Al Asad en la solución que acabe con el conflicto.

Con una carga en la parte delantera y otra en la trasera, según el diario ‘Le Monde’, el hallazgo del cinturón explosivo en Montrouge, a las afueras de Paris, cuestiona el papel y la actitud de Salah Abdeslam. Los indicios le señalan pero, si lo llevaba, ¿por qué no lo hizo estallar? Es muy similar al que se adosaron los otros suicidas. El hallazgo, con todo, no resuelve la principal incógnita: ¿dónde se esconde?

Cazas F-16 turco han derribado este martes un avión de la Fuerza Aérea rusa que, supuestamente, se había internado desde Siria en el espacio aéreo turco.

El aparato derribado ha caído en suelo sirio, en la zona conocida como Yabal al Turcoman, al norte de Latakia.

Según las autoridades militares turcas, el avión, cuya nacionalidad no han identificado, se internó en su espacio aéreo en la zona de Yayladag, en la provincia de Hatay, y fue advertido 10 veces en cinco minutos antes de ser abatido.

El Ministerio de Defensa de Rusia ha confirmado que uno de sus bombarderos Su-24 ha sido derribado en Siria, pero su versión difiere: asegura que el avión nunca abandonó el espacio aéreo sirio y que fue derribado desde tierra, y no por cazas.

El Gobierno turco está al habla con los responsables militares. La oficina del primer ministro, Ahmet Davutoglu, ha informado que tomará "las iniciativas necesarias con la OTAN y la ONU".

En Bruselas, en plena alerta antiterrorista, las redes sociales se han llenado las últimas 24 horas de gatos. Todo comenzó con un tuit. La Policía belga pidió a periodistas y ciudadanos que no informaran en las redes sociales sobre las operaciones policiales en Bruselas. La red reaccionó de manera insólita. En lugar de informar sobre lo que estaba pasando, tuiteros belgas y del resto del mundo, comenzaron a publicar mensajes de apoyo en los que los protagonistas eran los gatos. La Policía belga se ha sumado esta mañana a la corriente felina y ha recurrido también al humor para agradecer a los tuiteros su silencio: "Para los gatos que nos ayudaron ayer por la noche, sírvanse".