Enlaces accesibilidad
arriba Ir arriba

Es una ejecución calificada de “escandalosa” por organizaciones de derechos humanos. También la ONU pidió detenerla por dudas sobre las garantías del proceso judicial. “Mi tío es un hombre muy bueno. No tenía educación ni dinero, pero siempre trabajó duro para cuidarnos. Ahorcarle es asesinar a un hombre inocente”, dijo la sobrina de Tangaraju Suppiah.

“Pese a todos nuestros esfuerzos y nuestra lucha durante los pasados años para que mi hermano tuviera un juicio justo, el Gobierno singapurense ha mostrado no tener piedad”, ha denunciado Leela Suppiah, hermana del ejecutado.

Lo condenaron en el año 2018 “ser cómplice en una conspiración para traficar” con un kilo de marihuana de Malasia a Singapur cinco años antes. Su ejecución es la primera en lo que va de año, después de que en 2022 Singapur batiera récords ahorcando en pocos meses a once presos, incluyendo un traficante de heroína con discapacidad intelectual cuya sentencia también suscitó las críticas de la comunidad internacional.

Singapur, que es el centro financiero de la región, lleva a gala su mano dura contra el narcotráfico y otros delitos en procesos criticados por grupos de derechos humanos por su opacidad y primitivismo, con latigazos y la horca entre sus métodos punitivos. “Nuestro enfoque nos ha funcionado, y continuaremos marcando nuestro camino de acuerdo con lo que responde a los mejores intereses de los singapurenses”, añade el comunicado de ayer de Interiores, emitido en respuesta a críticas previas del multimillonario británico Richard Branson por el caso de Tangaraju.

“El uso continuo de Singapur de la pena de muerte por posesión de drogas es un ultraje a los derechos humanos que hace que gran parte del mundo retroceda y se pregunte si la imagen del Singapur moderno y civilizado es solo un espejismo”, afirma Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch.

La caída del muro de Berlin en 1989 provocó un nuevo gran sentimiento de libertad entre la poblacion. Tres décadas después el mundo esta más amurallado que nunca. ¿El motivo? Intentar frenar la inmigacion. Analizamos este fenómeno con Ainhoa Ruiz, investigadora en militarizacion de fronteras del Centre Delás; Pablo Sapag, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid; Paula Barrachina, portavoz de ACNUR en Líbano; y Eduardo Orendain, director ejecutivo de la ONG Border Angels. Un reportaje de Antía André.

Muchos ríos están muriendo en Bangladesh, el mayor fabricante de ropa tras China. Una de las principales razones es la contaminación de los productos tóxicos utilizados para teñir las telas y otros residuos químicos que envenenan el agua del que dependen millones de personas. Foto: GettyImages.

Alrededor de 67 millones de niños no han recibido las vacunas necesarias en sus primeros años de vida. Es una de las consecuencias de la pandemia de covid 19 que arroja el informe de UNICEF presentado en Madrid. Hablamos de esto con el jefe de Supervivencia y Desarrollo Infantil de UNICEF Bolivia, Hugo Rázuri. También estamos en Yemen donde 78 personas han muerto en una estampida en la capital, Saná. Viajamos también a Ucrania con nuestros enviados especiales, analizamos la situación por la que pasa el presidente francés Emmanuel Macron que ha decidido defender su reforma en la calle, y ahondaremos en las dificultades por las que están pasando algunos dominicanos descendientes de haitianos a los que el gobierno les ha quitado la nacionalidad.

La estampida se ha producido durante un reparto de ayuda humanitaria en una escuela de la capital yemení. Cientos de personas habían acudido para recibir unos 7,5 euros por persona. Al abrirse las puertas, la gente se agolpó y unos disparos al aire para controlar a la multitud desataron el pánico.

La montaña de zapatos y ropa dan una idea de la dimensión de la tragedia. Junto a los fallecidos hay decenas de heridos, 13 de ellos en estado crítico. Ya han sido detenidos varios organizadores del acto.

La tragedia ha golpeado a un país devastado por 10 años de guerra civil entre el gobierno reconocido internacionalmente, suní, y las milicias chiíes de los huthies, que controlan la capital y zonas del norte y el oeste. El conflicto ha dejado más de 377.000 muertos y, según la ONU, la peor crisis humanitaria del mundo: el 80% de la población necesita ayuda para sobrevivir.

FOTO: AFP

Al menos 78 personas han muerto y decenas han resultado heridas en una estampida que tuvo lugar en la ciudad vieja de Saná, la capital yemení controlada por los rebeldes chiíes hutíes, en un centro de reparto de ayuda. Entre los heridos hay 13 en estado crítico.

El portavoz del Ministerio del Interior hutí, general Abdul Khaliq al Ajri, ha indicado que dos de los comerciantes responsables de este reparto fueron detenidos, mientras que la fiscalía se ha movilizado de inmediato para investigar lo ocurrido. Según indican las autoridades, la avalancha fue causada durante la distribución aleatoria de sumas de dinero por parte de algunos comerciantes sin coordinación con el Ministerio del Interior.

La capital yemení está controlada por los rebeldes respaldados por Irán desde 2014, cuando comenzó un conflicto que obligó al Gobierno yemení reconocido internacionalmente a exiliarse a Adén, en el sur del país.

La guerra en el Yemen, a la que intervino en 2015 Arabia Saudí como líder de una coalición militar, ha provocado la peor catástrofe humanitaria en el planeta.

Nueve pescadores indonesios se han ahogado y otros 11 han sido rescatados tras pasar seis días sin comida ni agua en una isla yerma frente a la costa noroeste de Australia. Sus primitivos barcos pesqueros se quedaron encallados tras el paso del poderoso ciclón Ilsa, la tormenta más poderosa en ocho años en cruzar la costa australiana, con vientos con ráfagas récord de 289 kilómetros/hora.

Las labores de rescate se han complicado por la orografía de la isla. Los supervivientes fueron encontrados por la Fuerza Fronteriza Australiana, que patrulla en busca de contrabando y otras actividades ilegales. Finalmente, un helicóptero ha podido rescatarlos y están a la espera de ser repatriados a su país.