Viena endureció su normativa sobre pisos turísticos hace casi un año. Se pueden alquilar un máximo de 90 días al año, solo con permiso y pagando un impuesto específico. Para detectar a quienes se saltan la ley, una unidad específica de la policía rastrea las webs de alquileres.
Los agentes de la 'policía de edificios' inspeccionan bloques donde sospechan que hay apartamentos turísticos ilegales. Rastrear plataformas como Airbnb o Booking es su trabajo diario.
Las autoridades han descubierto también a un centenar de inquilinos de viviendas sociales que las habían subarrendado. Ahora les expulsarán de por vida.
Viena lleva más de un siglo construyendo vivienda pública, un modelo que ha contribuido históricamente a mantener también bajos los alquileres privados. Las autoridades tratan de evitar que la especulación a través de plataformas de alojamiento de corta estancia expulsen a los vecinos y transformen la capital de la misma forma que ya le sucede a otras grandes ciudades europeas.
Foto: Getty Images