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La reproducción sin sexo

  • Aarathi Prasad habla de un futuro en el que podamos concebir hijos sin sexo
  • La clonación o las células madre abren nuevas puertas a la reproducción
  • Y La Mirada de Elsa aborda las frágiles diferencias entre hombres y mujeres
  • Redes se ha emitido el domingo, 7 de abril, en La 2 de TVE

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Redes - La reproducción sin sexo

Redes

Eduard Punset y su equipo han logrado demostrar que ciencia y entretenimiento se pueden unir para que en este tercer milenio la ciencia, por fin, irrumpa en la cultura popular.

  • El programa Redes se emite en La 2, todos los domingos, a las 21:30 horas
  • En el Canal 24 horas, los jueves, a las 15:00h
  • En TVE Internacional, según el siguiente horario:
  • En Europa y África: los domingos, a las 23.30 horas
  • En América: los miércoles, a las 6.30 horas, y los domingos, a las 4.15 horas

En el programa anterior de Redes, la bióloga y divulgadora Aarathi Prasad habló con Punset sobre la posibilidad futura de tener hijos al margen del embarazo.

La clonación o las células madre abren puertas ante un futuro en el que podamos concebir hijos sin sexo

En este nuevo capítulo, Prasad regresa al programa para dar un paso más y dar a conocer las puertas que están abriendo campos como la clonación o las células madre, ante un futuro en el que podamos concebir hijos sin sexo.

Y La Mirada de Elsa aborda hoy las frágiles diferencias que separan a hombres y mujeres; diferencias a veces utilizadas como trincheras insalvables, si bien se trata a menudo de diferentes maneras de expresar las mismas emociones.

La educación sexual no es solo para niños.

Aarathi Prasad

Eduard Punset:

Hay una pregunta que probablemente permanecerá durante cien años, como decías. Si los animales, o algunos animales, pueden tener crías sin un macho, ¿cómo podrá el ser humano tener un bebé sin un macho?

Aarathi Prasad:

Los seres humanos son mamíferos, así que todo esto se remonta a un fenómeno que le sucedió hace ciento cuarenta y ocho millones de años a uno de nuestros antepasados.

Los genes bloqueados por el sexo

Eduard Punset:

Sí.

Aarathi Prasad:

¿En qué punto algunos de nuestros genes empezaron a bloquearse de una manera específica según el género? Solo hay unos ochenta de ellos. Pero los que están bloqueados en el macho no lo están en la hembra y viceversa.

Si tuvieras dos ejemplares del mismo libro, pero en un libro no pudieras leer las páginas diez y doce, cogerías el otro ejemplar para leer esas páginas. Y en este no puedes leer la página nueve, así que debes volver al primer ejemplar

Yo lo describiría así: «Si tuvieras dos ejemplares del mismo libro, pero en un libro no pudieras leer las páginas diez y doce, cogerías el otro ejemplar para leer esas páginas. Y en este no puedes leer la página nueve, así que debes volver al primer ejemplar».

Sucede lo mismo con la madre y el padre. Las palabras están ahí, pero no se pueden leer. Los genes están ahí, pero no se pueden leer. Para poder leer la historia entera, debes tener los dos progenitores.

Los genes bloqueados de esta manera son los que controlan el desarrollo cerebral y el crecimiento. La idea interesante aquí es: ¿por qué en los seres humanos y los mamíferos es así, pero no en otros animales?

Creo que todo tiene que ver con la placenta. Si observamos los genes no bloqueados del macho, veremos que son los que controlan el crecimiento de la placenta y ciertas partes del crecimiento del cerebro. El padre controla lo bien que la cría extrae los nutrientes de la madre.

Los seres humanos son promiscuos por naturaleza

Eduard Punset:

Sí.

Aarathi Prasad:

Piensa en muchos animales, también los seres humanos, que son promiscuos por naturaleza. El padre fertilizaría el óvulo y la madre se encargaría de la cría.

Luego el padre se iría, y quedaría libre. Sin embargo, aunque se haya ido, quiere asegurarse de que la cría que ha creado saca todo el provecho posible de los nutrientes maternos.

La madre, por su lado, probablemente tiene otras crías y tendrá más, incluso con otros padres, pero también quiere proteger sus propios nutrientes para sí misma.

De modo que sus genes limitan lo que la cría puede tomar de su organismo. Los genes paternos intentan maximizar lo que la cría puede tomar del organismo de la madre.

Así que es posible que todo este sistema que se desarrolló, que ahora implica que hombres y mujeres se necesiten el uno al otro para reproducirse, sea consecuencia de la historia de la evolución y sirva para proteger a un hijo cuando las personas se reproducen de esta manera.

La paradoja del sexo

Eduard Punset:

A ver, una pregunta personal. ¿Crees que podría ser mejor tener un hijo como resultado de una sola persona? ¿Sería menos arriesgado? ¿Sería menos perjudicial?

el sexo es potencialmente peligroso para las hembras

Aarathi Prasad:

Contemplemos los orígenes del sexo; partamos de los animales que no tienen sexo, que son muchos.

En biología hay algo que llamamos la paradoja del sexo, que afirma que el sexo es potencialmente peligroso para las hembras: puede causarles daños, puede contagiarles virus y, además, diluye el ADN materno ya que cada cría recibe solo la mitad de su ADN.

En términos reproductivos, sería mucho más eficiente transmitir todo tu ADN a un hijo que tener dos individuos, ya que así solo tendrías que copiarte a ti misma.

Sin embargo, si hay dos buenas cualidades genéticas en dos individuos, sin sexo nunca las podrás reunir en un descendiente. En cambio, si te apareas, podrías reunir esas cualidades para dar a tu descendencia las buenas cualidades de los dos progenitores. Así que ambas cosas tienen ventajas e inconvenientes.

Por un lado, tenemos la diversidad genética. Tener más diversidad es casi siempre mejor que tener menos. Así que probablemente sea mejor tener sexo. Pero hay especies que se han reproducido con éxito durante millones de años…

Eduard Punset:

Sin sexo.

Aarathi Prasad:

… sin sexo. La otra cuestión verdaderamente importante es, por ejemplo, si una mujer quisiera tener un hijo por su cuenta —no de manera natural, porque no es posible con la tecnología actual— no sería un clon de sí misma.

Cuando producimos óvulos y espermatozoides el ADN se agrupa de manera desordenada, de modo que cada óvulo no es exactamente igual que otro y tampoco es exactamente la madre.

Por eso, cuando tienes hermanos y hermanas del mismo padre y la misma madre, no son idénticos, puesto que ningún óvulo de la madre y ningún espermatozoide del padre son idénticos. Por eso no creamos clones.

Eduard Punset:

Eso es.

Aarathi Prasad:

Sino hijos diferentes.

Aarathi Prasad:

En los años cincuenta, los genetistas estaban muy activos en esta área y había científicos que pensaban que había muchos animales que no necesitaban machos para procrear.

Por eso, pensaron: «¿Por qué no lo usamos en la cría de ganado, por ejemplo? ¿Por qué gastar tanto dinero y tantos recursos en criar machos grandes que consumen mucha comida y necesitan mucha atención médica cuando todo lo que necesitamos de ellos es un poco de esperma? ¿Por qué no creamos granjas solo con vacas, puercas y gallinas, por ejemplo?».

Incluso en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos estuvieron trabajando en la creación de una raza de pavos que pudieran reproducirse sin sexo.

Era un asunto importante y en ese momento fue una gran idea. Realizaron estudios con ratones a partir de la siguiente cuestión: si necesitamos dos series de ADN para procrear, ¿por qué esas dos series no pueden venir de un macho o de una hembra? Ya que son dos series. ¿Cuál es la diferencia?

Eduard Punset:

Sí.

Aarathi Prasad:

Así que tomaron dos muestras de ADN de dos óvulos e intentaron crear una cría de ratón con ellos. Luego tomaron esperma y ADN de esperma y lo introdujeron en un óvulo, es decir, tomaron el ADN de un óvulo e introdujeron el ADN del esperma en él para crear una cría de ratón a partir de dos padres.

Ninguno de los dos experimentos funcionó, pero descubrieron algo muy interesante: que cuando se usan dos óvulos, obtienes un embrión bastante bueno, pero sin placenta.

Eduard Punset:

No.

Aarathi Prasad:

Del otro modo se obtiene una buena placenta y tejidos de crecimiento, pero un embrión muy malo. A esto es a lo que me refería: los genes del padre controlan la placenta y los tejidos de crecimiento, mientras que la madre controla el crecimiento del embrión.

En ese momento nos dimos cuenta de que es algo biológicamente establecido en nuestros genes. Sin embargo, creo que en el año dos mil cuatro un grupo de científicos japoneses observó estos genes bloqueados. No había muchos. Los de los ratones son los mismos que están bloqueados en el ser humano.

Aarathi Prasad:

Podría decirse que son los mismos. Desbloquearon dos de esos genes de control, los genes del centro de control, algo así como el cerebro que controla al resto de los genes.

Pudieron hacer algo que nunca antes se había hecho. Descubrieron que los bloqueos que se daban en los genes no son permanentes, vienen y van durante el desarrollo del óvulo y también del embrión.

Así que no es algo fijo, sino que cambia con el tiempo y según la etapa de desarrollo. Tomaron un óvulo maduro, listo para ser fertilizado, de una rata y otro óvulo muy temprano e inmaduro de otra rata, porque ese bloqueo aún no se había establecido. Y tomaron los genes.

Lo que hicieron con el óvulo inmaduro fue hacer que genéticamente se pareciera a un espermatozoide y lo utilizaron para fecundar el óvulo. Por primera vez en la historia, obtuvieron una rata con dos madres y sin padre. Esa rata, que fue hembra, consiguió tener sus propias crías. Era fértil.

Eduard Punset:

Algunos científicos, hace unas décadas, decían: «La gente se equivoca», refiriéndose a que prestamos demasiada atención al físico y que nos enamoramos por el físico en lugar de hacerlo por la proyección genética futura.

En cierto modo, tu manera visionaria de ver el sexo nos hace recordar que lo importante es cómo se acaba.

Aarathi Prasad:

Y que nosotros y nuestras sociedades estamos cambiando. Por ejemplo, uno de los motivos por los que las mujeres tienen hijos más tarde es porque reciben más formación.

Eduard Punset:

Sí.

Aarathi Prasad:

No queremos regresar a una situación en la que las mujeres no recibían tanta formación o no tenían las mismas oportunidades. Pero independientemente de lo que hagamos socialmente y de lo que el gobierno haga —proporcionar asistencia infantil o lo que sea que haga o no—, aún tenemos este reloj biológico que se detiene.

Creo que una de las cuestiones importantes del futuro será que las mujeres no tengan este reloj. Quizás puedan generar óvulos nuevos y sanos.

Cuando la mujer envejece, el ADN de los óvulos es menos sano y por eso nacen criaturas con deficiencias, como el síndrome de Down, en el que hay tres copias del cromosoma veintiuno en lugar de solo dos. Sale mal. Pero imaginemos una situación en la que las mujeres, como los hombres, no tuvieran límite temporal.

En una conferencia que di, una mujer mayor me dijo: «Pero eso es natural. Que una mujer deje de tener hijos a una edad determinada es natural». Creo que era natural, pero recordemos que cuando se produce la menopausia, alrededor de los cincuenta años, en gran parte de la historia de la humanidad las mujeres no vivían mucho más de esos cincuenta años.

Eduard Punset:

Así es.

Aarathi Prasad:

En la actualidad, si vivimos cien años, eso representa la mitad de la vida. El cerebro funciona, el cuerpo funciona, pero los ovarios han dejado de trabajar.

No son solo la menopausia o la reproducción. Asociamos a la menopausia que los huesos sufren, que puede haber un riesgo de cardiopatía… Hay muchas cosas así y se está pidiendo a las mujeres que vivan con eso durante mucho más tiempo.

Nunca hemos tenido una vida tan larga como la que vivimos en la actualidad. Y la vida se alargará aún más… La menopausia y muchos de estos mecanismos biológicos y genéticos evolucionaron en una época en la que vivíamos de una manera muy distinta a la actual.

Eduard Punset:

Una época muy distinta.

Aarathi Prasad:

Eso es. Además, hablamos de ser natural mientras decimos a nuestros adolescentes que no tengan hijos. ¿Es eso natural? Si nos fijamos en sus cuerpos, estos están listos para reproducirse y los adolescentes quieren sexo todo el rato.

Así que, si lo pensamos, hacer que no se reproduzcan es en cierto modo una manera de alterar la genética. Pero ahora estamos equiparando la formación, la carrera profesional, e intentamos competir con los hombres.

Las mujeres deberían estar en las juntas directivas de las empresas. ¿Dónde están?

La Comisión Europea y los gobiernos dicen: «Las mujeres deberían estar en las juntas directivas de las empresas. ¿Dónde están?». No están ahí porque son las que piden la baja para cuidar de la familia.

Podemos intentar igualar las cosas, pero el problema es biológico, y algunas de estas tecnologías podrían responder o dar soluciones a estos problemas.

«Tengo casa, tengo una carrera, estoy lista». Pero ya no tienes óvulos

Así que es natural que los adolescentes tengan hijos, pero les decimos que no lo hagan porque socialmente no es bueno. Es natural que las mujeres tengan la menopausia y dejen de tener hijos, pero quizás no alcances esa etapa hasta que tienes cuarenta años y dices: «Tengo casa, tengo una carrera, estoy lista». Pero ya no tienes óvulos.