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La animación stop-motion, el cine como creador de vida

  • Adrián Encinas analiza los orígenes de esta técnica en el libro Animando lo imposible
  • “Los espectadores de King Kong pensaban que era un gorila de verdad”, asegura Adrián

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Willis O'Brien dando vida a un estegosaurio
Willis O'Brien dando vida a un estegosaurio

La magia del cine está presente, sobre todo, en la animación, porque consigue dar vida a objetos inanimados o dibujos en un papel. Una técnica que es casi tan antigua como el propio cine, como podemos comprobar en el interesante libro Animando lo imposible. Los orígenes de la animación Stop-Motion (1899-1945) (Diábolo Ediciones), de Adrián Encinas Salamanca, autor del estupendo blog Puppets & Clay (sobre stop-motion), que estos días celebra sus diez años de existencia.

Adrián nos comenta qué cree que hace tan mágica esta técnica: “Convierte en realidad las historias que nos montábamos de pequeños con muñecos de toda clase. Y puedes apreciar el arte escénico de un actor -en este caso animador-, no a través de su cuerpo, sino a través del movimiento que imprime fotograma a fotograma a elementos cotidianos como puedan ser un trozo de plastilina, unos rodamientos o unas cerillas”.

Portada y página de 'Animando lo imposible. Los orígenes de la animación Stop-Motion (1899-1945)'

Portada y página de 'Animando lo imposible. Los orígenes de la animación Stop-Motion (1899-1945)'

Pero… ¿Cuando nació la animación stop-motion? y ¿Quiénes serían los pioneros? “Como todos los grandes inventos de la humanidad –asegura Adrián-, su paternidad está disputada entre varios países; en este caso concreto entre Inglaterra, Estados Unidos, Francia, y, en menor medida, España y Rusia; y ha estado supeditada al patriotismo del historiador cinematográfico de turno. Fíjate que en los años cincuenta/sesenta el ínclito ensayista cinematográfico Carlos Fernández Cuenca aseguraba que Segundo de Chomón era, sin atisbo de duda, el inventor de la técnica. Y eso no es para nada exacto”.

“Es verdad -continúa- que sigue habiendo mucha controversia en este sentido, aunque el cerco estaba puesto -hasta que terminé mi estudio- solamente entre Inglaterra y Estados Unidos. Comúnmente se piensa, y así viene reflejado en multitud de libros e incluso en la web del BFI, que el estadounidense James Stuart Blackton fue el primero en usarla con un set de figuras de madera de su hija en el cortometraje perdido The Humpty Dumpty Circus, que se suele datar entre 1897 y 1898. Sin embargo, buscando información acerca del juguete que daba título al mencionado corto, llegué a la marca juguetera Schoenhut que empezó a comercializar este set de madera a partir de 1903”.

“Para esa fecha -añade Adrián- ya se había utilizado en multitud de ocasiones la animación stop-motion, siendo la primera que se conserva el corto de propaganda militar de cerillas animadas Matches Appeal (1899), del inglés Arthur Melbourne-Cooper.

“Y para que no queden en el tintero Los dos pioneros que faltarían por mencionar serían el francés y padre de la animación europea Émile Cohl, y el bailarín de la rusia zarista Alexander Shiryaev”.

“Pero si hablamos en términos de quién sembró la semilla que dio como fruto la stop-motion –concluye Adrián-, debemos nombrar al mago de Montreuil, Georges Méliès, que se topó de coña con la técnica de la sustitución; aunque luego la supo usar como nadie de su tiempo para emular los trucos de magia que hacía en su teatro, el Robert-Houdin”.

Un completo reportaje sobre uno de los más destacados pioneros del cine, la animación y los efectos especiales. Más de 100 años después de sus primeros films, sus trucos siguen siendo claves para el 7º arte.

El libro

Adrián nos comenta cómo ha estructurado el lilbro: “Al ser un estudio histórico, comencé a organizarlo de forma cronológica. Pero, una vez que la obra fue avanzando y ya había cubierto la historia del cine hasta llegar a las primeras animaciones stop-motion de los comentados pioneros, decidí hacer bloques temáticos con cada una de las subtécnicas de la animación stop-motion que nacieron en el lapso de tiempo que va desde el año 1899 hasta el 1945: la animación en plastilina, la de muñecos, la de cartulinas animadas sobre una mesa de cristal, la que se utilizaba como efecto visual para incluir a seres imposibles en películas de acción real, etc”.

Destacamos la cuidada documentación del libro: “La verdad –asegura Adrián-es que ha sido más entretenido de lo que pudiera parecer. Me ha tocado bucear mucho por la red, ir a la Filmoteca Nacional, buscar en las páginas blancas a familiares de los realizadores, etc... en una especie de labor indianajonesca.

“Llevo escribiendo, leyendo y viendo animación stop-motion desde que tengo uso de razón –añade el autor- pero debido a la pereza que les daba a mis sentidos -acostumbrados al Full Color 4K- los primeros años del cine de animación stop-motion: mudo, en blanco y negro y de animaciones toscas, siempre fui dejándolo pasar... Hasta que el año pasado, con la excusa de este libro, me puse a ello con ahínco para descubrir que hay más joyas en este periodo de lo que cualquiera pueda pensar”.

Páginas del libro Animando lo imposible. Los orígenes de la animación Stop-Motion (1899-1945)

Páginas del libro Animando lo imposible. Los orígenes de la animación Stop-Motion (1899-1945)

Willis O'Brien y ‘King Kong’

Uno de los mitos de la animación stop-motion es Willis o’Brien (El mundo perdido, King Kong), que protagoniza la portada de este libro. “Willis y King Kong juegan una importancia capital en el desarrollo del stop-motion –asegura Adrián-, pero de manera un tanto subliminal. Daos cuenta que gran parte de los espectadores de la época se pensaban que el protagonista de la película era un gorila de verdad”.

“Otros más avispados –añade-pronto cayeron en la cuenta que había algún tipo de truco para conseguir que el gorila gigante luchara con esas terribles bestias que pueblan la Isla Calavera; y cuando descubrieron que esa pantomima visual se lograba por medio de la animación stop-motion fueron atrapados por ella para siempre”.

“Uno de ellos –concluye Adrián- sería Ray Harryhausen, quien al tiempo acabaría cumpliendo el sueño de trabajar codo con codo con el gran demiurgo que dio vida a Kong, Willis O'Brien”.

Los pioneros españoles del stop-motion

Sobre qué papel jugamos los españoles en los orígenes de esta técnica, Adrián nos comenta que: “Los españoles empezamos fortísimo en el desarrollo de la animación stop-motion, siendo Segundo de Chomón el que creaba las obras de animaciones más fluidas y alucinantes de aquellos cinco pioneros. Obras como El hotel eléctrico (1908) o La guerra y el sueño de Momi (1917) son absolutas maravillas, aún hoy, disfrutables”.

“Ya en la Segunda República –continúa Adrián- habría una eclosión de animadores stop-motion de muñecos, siendo los más importantes Salvador Gijón, quien continuó haciendo cortos animados hasta los años setenta, y Adolfo Aznar, cuya obra Pipo y Pipa en busca de Cocolín fue perseguida por el gobierno franquista debido a que el gorro del personaje protagonista estaba elaborado con la portada de un diario republicano. Ninguna copia del film ha llegado a nuestros días...”

Las obras claves de la animación

Preguntamos a Adrián ¿cuáles serían las obras clave de la animación de este periodo? y ¿por qué?

“- Matches Appeal (Arthur Melbourne-Cooper, Inglaterra, 1899) - Primera animacion stop-motion conservada.

- El hotel eléctrico (Segundo de Chomón, Francia, 1908) - Mejor obra de Segundo de Chomón.

- Los inquilinos de al lado (Émile Cohl, Francia, 1909) - Primer film en combinar en el mismo fotograma animación stop-motion e imagen real.

- El apostol (Quirino Cristiani, Argentina, 1917) - Primer largometraje de animación de la historia (mediante la técnica cut-out). Perdido.

- El mundo pedido (Harry O. Hoyt, Estados Unidos, 1925) - Primer largometraje de humanos y criaturas creadas en animación stop-motion.

- Las aventuras del príncipe Achmed (Lotte Reiniger, Alemania, 1926) - Primer largometraje completamente animado que se conserva (mediante la técnica cut-out).

- Una noche en el Monte Pelado (Alexandre Alexeïeff y Claire Parker, Francia, 1933) - Primer film de la pantalla de alfileres.

- Fetiche la mascota (Ladislas Starewitch, Francia, 1933) - Obra más influyente de las decenas de films que completó Starewitch.

- King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, Estados Unidos, 1933) - Por todo lo dicho anteriormente.

- Barbe-Bleue (Jean Painlevé y René Bertrand, Francia, 1936) - Primer film de animación en plastilina a todo color.

- Los tulipanes crecerán (George Pal, Estados Unidos, 1942) - Alegato antibélico absolutamente inspirador.

- La hormiga Ferdy (Hermína Týrlová y Vladimir Zástěra, Checoslovaquia, 1943) - Obra fundamental del cine de muñecos checos”.

El lilbro finaliza en 1945, con el final de la II Guerra Mundial. Lo dejamos ahí -asegura Adrián- Por el cambio de mentalidad que supone este hecho en la sociedad. Eso y porque este trabajo investigador vertebra a partir de tres grandiosos animadores que hicieron evolucionar la técnica para hacer fascinar en el cine de barrio a las generaciones coetáneas. El segundo de ellos, Ray Harryhausen, comenzaría su actividad a la vuelta de la contienda internacional. Y no diré nada más sin la presencia de mi abogado".

El futuro de la animación stop-motion

Por último preguntamos a Adrián qué futuro tiene la animación stop-motion en esta época en la que la tecnología avanza tan deprisa: “El más esperanzador de todos. Se lleva hablando de que la animación stop-motion está a punto de morir desde los años setenta, pero lo cierto es que el cine siempre ha sabido darle una nueva oportunidad, ya sea mediante adelantos tecnológicos para usarla como efecto visual (véase la go-motion que Phil Tippett ideó en ILM para dar vida a los Taun Taun de El Imperio Contraataca, entre otras bestias), o para contar historias de corte más independiente (melón abierto en la historia más reciente por Tim Burton, y la fundacional Pesadilla antes de Navidad, y continuado por Wes Anderson con Fantástico Sr. Fox o Charlie Kaufman con Anomalisa, por mencionar solo un par).

“Hoy por hoy, gracias a la democratización de las cámaras y el software especializado se hace más stop-motion que en ningún otro momento de la historia de la técnica; muestra de ello es que hay más de media docena de festivales de cine cuyo programa recoge, única y exclusivamente, obras creadas con ella” –concluye Adrián-.

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