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Gracias Manuel

  • Ha fallecido Manuel Molina a los 67 años en Sevilla

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Nos dejó el gitano de la larga barba, el caballero de Triana que nació en Ceuta y se perdía en el Aljarafe. Una figura inimitable en la historia del flamenco.

Manuel Molina fue guitarrista, cantaor y poeta. Fue a la vez puro y revolucionario por difícil que parezca. Aprendió a tocar la guitarra junto a su padre, El Encajero, guitarrista de Algeciras. A Sevilla se trasladó con su familia y muy joven, junto a Chiquetete y El Rubio, formó parte del trio Los Gitanillos del Tardón.

Firmó con el grupo Smash, convencido por Ricardo Pachón para librarse del servicio militar, la primera reunión entre el flamenco y el rock y pocos años despúés creó un lenguaje inédito, intenso y reconocible junto a la prodigiosa voz de Dolores Montoya, su mujer.

Lole y Manuel

El duo Lole y Manuel removió la estética flamenca del ilusionante año 1975 en aquella España de cambio. El título de su primera grabación, Nuevo día, ofrecía horizontes y una colección de cantes que se convertirían en clásicos.

El éxito y la popularidad continuó brillando en las siguientes grabaciones de 1976 y 1977, su momento más brillante. Tenía Manuel su particular manera de decir y marcar la bulería lenta con letras de colores y mariposas, de amores y aromas, de belleza y sensibilidad. La otra poesía de la época que acercó a foraneos y jóvenes.

La Calle del Beso 

El duo permaneció unido artística y personalmente casi dos decadas hasta su separación en los años noventa. Manuel siguió su carrera de forma tranquila como solista acompañado de su guitarra y grabó un único álbum como solita en 1999 La Calle del Beso (Virgin) en el que plamó la evolución de su personal idea artística y flamenca.

...Yo vengo a darte los recuerdos de un hombre que conocí...

No olvidaré su voz rasgada, emocinante y conmovedora, con su guitarra vertical sobre la pierna derecha, su traje blanco mirando al cielo con los ojos cerrados. Cada letra de su garganta un temblor y los presentes pasmados por esa voz y esa bulería.

Gracias Manuel por mostrarme el camino veraz del flamenco hace casi treinta años una madrugada a las afueras de Sevilla debajo de un naranjo florecido. Manuel Molina, maestro imprescindible.

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