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Premios de la Música Independiente 2013

John Talabot

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Desde que debutara en 2009 con My Old School, John Talabot ha hecho gala de una constante evolución como productor que le ha situado en el epicentro del House hecho en Europa. Una progresión que ahora, en la estela de su celebrado Families para Young Turks e incontables y siempre certeros remixes para artistas como The XX, Joakim, Shit Robot o Teengirl Fantasy, cristaliza en Fin, su primer trabajo largo para Permanent Vacation. Un disco en el que el productor barcelonés deja en segundo plano la inmediatez bailable y expande más que nunca su paleta estilística para sumergirnos por completo en su panorámico universo sonoro.

Para ello, Talabot funde todos los elementos que han protagonizado sus producciones hasta la fecha y los hace resurgir desde una nueva perspectiva, en la que la construcción de estructuras complejas, los ritmos intricados y la aleación de melodías en constante evolución recogen el testigo de su primigenio Bombo y Sampler. El resultado son 11 cortes (o mejor, deberíamos decir canciones) en los que predominan los atmósferas oscuras y densas, las texturas gaseosas y los estados de ánimo contrapuestos y que, sobretodo, revelan una vivacidad difícil de encontrar en el panorama electrónico contemporáneo. Lejos de ser una simple recolección de tracks, en Fin las canciones se interpelan y retro-alimentan unas con otras culminando un trazado altamente emocional por su siempre cautivadora visión musical.

Desde la majestuosa "Depak Ine" hasta el solemne final que ofrece "So Will It Be Now...", John Talabot nos lleva de la mano en un trayecto en que las composiciones de aire cinemático se combinan con sus característico sonido orgánico, al cual se incorporan ideas e influencias prestadas del pop, la música oriental, la esfera disco e incluso el hip-hop instrumental. Así es como pasamos de la superposición de cantos chamánicos, voces celestiales y centelleantes melodías de naturaleza exótica de "Depak Ine" a los terrenos del pop discoide lleno de claroscuros de "Destiny", en la que nos encontramos la primera de las dos colaboraciones con Pional, quién presta una de sus conmovedores giros vocales para firmar una de las indiscutibles cumbres del álbum.Igualmente sobrecogedora resulta la aportación de Ekhi Lopetegi (Delorean) en "Journeys", otro de los momentos más abiertamente pop del disco, esta vez con un cariz incorpóreo y cierto feeling nostálgico.

Pero lejos de querer buscar la complicidad del oyente por la vía rápida, Fin es un trabajo altamente aventurero, en el que el talento catalán se embarca en una incesante búsqueda de nuevas realidades sonoras con una idiosincrasia totalmente propia. Hecho que queda patente en cortes como "El Oeste", "Oro y Sangre", "Last Land" o "H.O.R.S.E.". Composiciones en las que, ya sea confrontando cajas de ritmo analógicas con sintetizadores de textura nebulosa o sampleando cuerdas epopéyicas combinadas con vocales siempre arrebatadoras ( todo ello sin perder de vista sus intransferibles ritmos percusivos), nos sitúa en el centro de pasajes dónde la categorización pierde sentido frente a una expresividad fuera de la norma. Del mismo modo, tracks como "Estiu" nos traen los momentos más contemplativos de su producción hasta la fecha, asomándose a terrenos más próximos al hip-hop instrumental pero siempre manteniendo el inconfundible sello JT.

A pesar de tratarse de un ejercicio dominado por la exploración, el barcelonés no se olvida del House. Este aparece en distintas encarnaciones, ya sea desde la pulsión letárgica de "Missing You", en la que domina un talk-box demente y un rugoso bajo de regusto warehouse, la vocación altamente euforizante de una "When The Past Was Present" cargada de acordes atemporales y fervorosas vocales de aire ceremonioso o invocando el espíritu de Chicago en la ya mencionada "So It Will Be Now...", en la que vuelve a colaborar Pional, quién incorpora vocales cargadas de soul para poner el broche perfecto al disco. Un trabajo tan intenso como imponente, que rezuma aires de redención y que clausura una fructífera etapa en la carrera del productor. Una intención concluyente que, sin embargo, lejos de llevarnos a callejones sin salida, nos presenta el itinerario hacia mil y una puertas aún por abrir.

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