Enlaces accesibilidad

La Embajada de Corea sufrió un asalto liderado por un mexicano que avisó de su acción al FBI

  • El suceso se atribuye a una organización criminal formada por diez personas que portaba machetes, cuchillos y otras armas
  • Así lo recoge el relato de los hechos del juez José de la Mata, que este martes ha acordado levantar el secreto de la investigación

Por
Un mexicano asaltó la Embajada de Corea del Norte en Madrid con la intención de entregar material al FBI

Un ciudadano mexicano residente en Estados Unidos, Adrián Hong Chang, lideró un grupo criminal de diez personas que asaltó violentamente el pasado 22 de febrero la embajada de Corea del Norte y que después avisó de su acción al FBI en Nueva York con el objetivo de facilitar el material audiovisual que supuestamente había obtenido.

Ese es el relato de los hechos que recoge la causa abierta por el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata, que este martes ha acordado levantar el secreto de la investigación y que apunta a la comisión de delitos de allanamiento de morada, detenciones ilegales, lesiones, falsificación documental, amenazas y robo, cometidos por una organización criminal en la que también figuran los nombres del ciudadano estadounidense Sam Ryu y el de Corea del Sur Woo Ran Lee.

España solicitará la extradición de todos los asaltantes, según informa Reuters, que también cita al portavoz del Departamento de Estado de EE.UU. , Robert Palladino, quien ha negado cualquier vinculación de su país con el tema.

Además, De la Mata ha dictado dos órdenes de busca y captura internacional para detener a Hong Chang y a uno de sus acompañantes, concretamente a Sam Ryu, han informado fuentes jurídicas.

Relato de los hechos

El supuesto líder del asalto, explica el juez en su relato, se presentó en la embajada a las 16:34 horas del 22 de febrero y pidió ver al encargado de negocios, al que ya conocía de una visita previa en la que se hizo pasar por empresario. Aprovechando un descuido del personal, franqueó el paso a otros miembros del grupo que se encontraban apostados en el exterior y penetraron en el interior portando machetes, cuchillos, barras de hierro y armas cortas simuladas “y comenzaron a golpear violentamente a sus ocupantes, hasta que consiguieron reducirlos y colocarles grilletes y bridas para inmovilizarlos”.

De acuerdo con su relato, una de las personas que se encontraban retenidas pudo saltar desde el primer piso y escapar por una de las salidas, donde fue vista por un ciudadano que la ayudó y que pidió asistencia sanitaria y policial, lo que motivó que un equipo del Samur se desplaza hasta el lugar, así como un indicativo policial.

Los agentes policiales, una vez en el lugar y tras establecer un perímetro de seguridad, llamaron a la puerta de la Embajada, donde les abrió el propio Hong Chang, quien se había colocado una chaqueta con un pin con la cara del presidente de la República Popular de Corea y se presentaba como alto representante del organismo, señalando a los agentes que no había ningún problema en el interior y que si había alguien herido debían comunicarlo oficialmente al Consulado.

Retuvieron a varias personas durante horas

Los asaltantes se identificaron como miembros de una asociación de derechos humanos para la liberación de Corea del Norte.

Después de una hora en la sala de reuniones, tres de los asaltantes, prosigue De la Mata en su relato, se llevaron al encargado de Negocios a una de las habitaciones del sótano y allí dos de ellos le incitaron a abandonar Corea del Norte, “identificándose como miembros de una asociación o movimiento de derechos humanos para la liberación de Corea del Norte”. Cuando éste les aseguró que no traicionaría a su país y no desertaría, fue de nuevo maniatado y le volvieron a cubrir la cabeza con una bolsa negra.

Los asaltantes, apunta el juez, retuvieron durante varias horas a las personas que se encontraban en la Embajada -manteniéndoles inmovilizados con grilletes y bridas y golpeándoles- y se apoderaron de un par de pendrives, dos ordenadores, dos discos duros (uno de ellos de almacenamiento de imágenes de seguridad) y un teléfono móvil.

Acto seguido se apoderaron de tres vehículos propiedad de la Embajada y la mayor parte del grupo asaltante procedió a abandonar el lugar alrededor de las 21.40 horas, dejando en el interior de la legación a “las personas que habían detenido inmovilizadas con bridas y grilletes”. Más tarde, Hong Chang y otro de los asaltantes salieron de la Embajada por la parte trasera y tomaron otro vehículo.

Huida a Portugal y contacto con el FBI

Después del asalto, Hong Chang se desplazó a Lisboa y de allí salió inmediatamente en un vuelo con destino a Estados Unidos, adonde llegó el 23 de febrero. Cuatro días más tarde, el 27 de febrero, desde Nueva York, según la resolución del Juzgado Central de Instrucción 5, Hong Chang entró en contacto con FBI de Estados Unidos con el fin de facilitar información relativa al incidente en la Embajada, así como del material audiovisual supuestamente obtenido.

Manifestó que, bajo su propia voluntad, llevó a cabo el asalto en la Embajada de Corea del Norte junto a un grupo de personas no identificado, “dando superficiales detalles de cómo se llevó a cabo el asalto y aseguramiento de edificio. Tras este, el Grupo Criminal procedió a registrar la Embajada en busca de armas y otras cosas. Una vez huyeron, el grupo se dividió en cuatro grupos y se dirigieron a Portugal, volando Hong Chang desde Lisboa a Nueva York”, agrega De la Mata.

En el relato del juez también se detallan todos los preparativos del asalto desde los días previos en que se preparó la acción hasta la misma mañana de los hechos, cuando Hong Chang compró en una tienda de Madrid material táctico y de combate consistente en 5 fundas de pistola de extracción rápida, 4 cuchillos de combate, 6 pistolas simuladas HK, 1 sobaquera, 4 gafas de tiro, 5 linternas tácticas o 5 grilletes de tipos diferentes.

Entre 20 y el 22 de febrero otros cuatro miembros del grupo, entre ellos Ram Lee y Sam Ryu, compraron también diverso material en una ferretería que incluía 1 cizalla, varios desencofradores, 33 rollos de cinta de doble cara, cinta americana, alicates o una escalera telescópica, entre otros útiles.