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40 aniversario de la Constitución

La crisis de los 40: qué reforma de la Constitución proponen los partidos

  • La Constitución, pensada como herramienta para la transición a la democracia, tiene artículos que han quedado obsoletos
  • Al cumplir las cuatro décadas de existencia, los partidos plantean qué cambios necesita la Carta Magna

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¿Hay que reformar la Constitución? Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera opinan

Un año más, esta vez coincidiendo con el 40º cumpleaños de la Constitución, se vuelve a hablar de si el texto de 1978 necesita retoques, reformas, modificaciones o directamente un nuevo proyecto constituyente. La mayoría de los partidos parlamentarios cree que la actual Constitución ha prestado un buen servicio a España. Algunos defienden su total vigencia, otros proponen cambios mínimos y hay quien llega a plantear remover los artículos fundamentales del texto.

Eso es lo que expresan sobre este asunto recurrente los líderes del PSOE, PP, Podemos, Ciudadanos y el portavoz en el Congreso de ERC, con los que ha hablado TVE.

¿Pequeños retoques o reforma profunda?

En el primer grupo, el de los que se conforman con pequeño retoques, está el PP. Su presidente, Pablo Casado, admite que habría que cambiar algunos artículos pero considera que abrir la Constitución tiene más riesgo que beneficio en estos momentos, especialmente con el desafío soberanista de Cataluña sobre la mesa.

En el punto intermedio, se encuentra Ciudadanos. El partido de Albert Rivera apuesta por modificaciones puntuales, como la supresión del aforamiento de parlamentarios, un tipo de modificación -recuerdan- que solo precisa el acuerdo mayoritario de las Cortes, sin necesidad de un referéndum.

Al otro lado, Podemos, cuyo secretario general, Pablo Iglesias, pide que en España deje de haber una monarquía parlamentaria, institución que califican de "arcaica".

Y en el Gobierno, según el presidente, Pedro Sánchez, señalan que en esta legislatura no hay tiempo para reformar a fondo la Constitución, pero sí para reconstruir consensos rotos o desgastados después de 40 años. El Ejecutivo ha dado ya los primeros pasos para la supresión del aforamiento de los parlamentarios.

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¿Qué hacer con el Estado de las autonomías?

Tampoco hay acuerdo sobre si modificar o no el Estado de las autonomías. Los socialistas, asegura Pedro Sánchez, defienden que "se culmine" el modelo autonómico recogiendo la pluralidad de nuestro país.

El PP, dice Pablo Casado, exige que no se cuestione la unidad de España. Albert Rivera cree España está hoy fragmentada y que hay que volver a la descentralización.

Podemos, en palabras de Iglesias, demanda un Estado federal. Y el portavoz de ERC, Joan Tardá, quiere directamente el derecho de autodeterminación "de los pueblos que forman el Estado español".

En lo que sí hay más o menos coincidencia es pedir la protección del Estado social. Todos hablan de garantizar igualdad en derechos como a sanidad y la educación.

Un texto para un contexto ya superado

Lo cierto es que la Constitución se concibió para pasar de la dictadura y a la democracia. Y hay artículos que se han quedado obsoletos tras cuatro décadas. Por ejemplo, en el texto constitucional se habla de tribunales de honor o del servicio militar obligatorio, de minusválidos en lugar de personas con discapacidad, y da preeminencia a la Iglesia católica sobre las demás religiones.

Y frente a la imagen y el mensaje en pro de la igualdad de hombres y mujeres con el movimiento surgido alrededor del 8M en este año 2018, sigue en vigor la discriminación de la mujer frente al hombre en una cuestión central en la organización del Estado como es la sucesión en la Corona.

Aunque casi nadie lo piensa los constituyentes trabajaron en una España que no pertenecía a la entonces Comunidad Económica Europea, hoy Unión Europea, que entonces tenía 12 Estados miembros y hoy en día son 27. El euro, por supuesto, no existía, teníamos la peseta. Tampoco estábamos en la OTAN. Cuando el 6 de diciembre de 1978 se aprobó la Constitución, internet y los teléfonos móviles eran cosa de película. Sus señorías tienen la palabra, ellos deciden.