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París asiste atónita a la innecesaria resurrección de Poiret

  • La firma que Paul Poiret fundó en 1903 intenta recuperar su esplendor
  • La diseñadora china Yiqing Yin es la nueva directora creativa
  • La colección de estreno es una fría revisión del mítico legado del francés

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El orientalismo que tanto marcó la moda de Paul Poiret vuelve a la pasarela con Yiqing Yin.
El orientalismo que tanto marcó la moda de Paul Poiret vuelve a la pasarela con Yiqing Yin.

Fría. Así es la sensación que queda tras el desfile de la casa Poiret, uno de los más esperados de la semana de la moda parisina, junto a los de Off-White, Jacquemus, Givenchy y Valentino. Paul Poiret es uno de los ‘padres’ de la moda, un artista único que revolucionó los armarios de la mujer y un modisto que ha influido notablemente en otros diseñadores a lo largos de distintas décadas.

Los estampados arty contrastan con la sencillez de los abrigos de doble faz. AFP noticias

El francés abrió su atelier en 1903 en la rue Auber de París y hasta su quiebra, en 1926, fue el laboratorio de ideas de este genio del que la historia dice que liberó a la mujer de las enaguas y el corsé, introdujo los pantalones en la alta costura y lanzó el primer perfume con su marca. Poiret dejó de trabajar en 1929 y se dedicó a escribir.  Hoy, casi 90 años después de su declive, su casa vuelve a estar en marcha y lo hace con la diseñadora china Yiqing Yin, una gran desconocida para el gran público ya que hasta ahora solo hacía colecciones de alta costura.

La riqueza de los tejidos también era propio de Poiret. AFP noticias

La primera colección, presentada en el Museo de Artes Decorativas, es correcta, sin osadías ni artificios. Yin, de 34 años, propone ropa fácil de llevar y no se olvida del maestro haciéndole guiños a la hora de utilizar algunos tejidos y recuperando el orientalismo que tanto marcó al francés. "Él era muy conocido por la excentricidad de sus prendas y la decoración en los tejidos pero la arquitectura de sus prendas era muy sobria", apunta la diseñadora.

Los tonos metalizados se usan en prendas plisadas. AFP noticias

Poiret liberó el cuerpo de la mujer, hasta entonces encarcelado en rigidos corpiños, y propuso siluetas de talle alto, líneas lánguidas y patrones ligeros pero, después, seducido por la corriente exótica que desde Oriente conquistó todas las disciplinas artísticas europeas, propuso pantalones tipo pijama y túnicas ‘pantalla’, uno de sus iconos. La paleta de colores aumentó de intensidad, incluyendo tonos chillones, y las señoras dejaron atrás los tonos empolvados, como los rosas y malvas que tanto se llevaban.

La bandera de tejidos de Poiret, marcada por el lujo de las sedas, desde los jacquares a los rasos,  se actualiza ahora con acabados metalizados que se desarrollan en distintas tonalidades, desde los azules, rojos y amarillos intensos hasta los grises.  En contraste, Yin utiliza punto para jerséis que tapan las rodillas y paños de lana de doble faz para abrigos urbanos.

El patrón del quimono marca algunas prendas de Poiret. AFP noticias

El quimono inspira muchos patrones, sobre todo abrigos, chaquetas y vestidos que se cruzan en la cintura y se aferran al cuerpo con cinturones lazo o broches de aguja.Los diseños de aire deportivo chirrían en una colección sofisticada de extravagancia contenida. Tan solo las prendas de estilo oversize (parkas y abrigos envolventes acolchados) se permiten ciertos caprichos.

"Poiret es la persona que inventó nociones tan contemporáneas como el oversize y el minimalismo, códigos que proponen precisamente una nueva posibilidad de sensualidad", decía Yin, escogida por el magnate surcoreano Chung Yoo-kyung, propietario de la empresa que controla la firma Poiret.

El estilo oversize marca las prendas de abrigo. AFP noticias

¿Es necesario resucitar las casas de moda del pasado? ¿Tiene sentido reinterpretar el legado de los grandes maestros? El nombre de Poiret está grabado con letras de oro en la historia de la moda y su legado es casi sagrado.

La colección de Yin no está a la altura del trabajo que hizo el francés. En ella no hay ni rastro del genio de Poiret. Tampoco de esos códigos contemporáneos de los que habla la diseñadora que, volviendo al principio, ha firmado un homenaje de lo más frío.