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Concha Velasco desnuda el alma de la 'Reina Juana'

  • La veterana actriz interpreta a Juana La Loca en un apasionante monólogo
  • El texto ofrece una versión compleja y psicológica de la reina castellana
  • La obra está escrita por Ernesto Caballero y dirigida por Gerardo Vera
  • Estará en cartel en el Teatro de La Abadía de Madrid hasta el 12 de junio

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Concha Velasco interpreta a Juana La Loca en 'Reina Juana', en el Teatro de La Abadía
Concha Velasco interpreta a Juana La Loca en 'Reina Juana', en el Teatro de La Abadía

Juana La Loca es un personaje muy recurrente y múltiples veces visitado por la literatura, la historia y el cine. Sin embargo, Reina Juana, una obra escrita por Ernesto Caballero y dirigida por Gerardo Vera, propone una Juana diferente. Llena de contradicciones, pasiones, miedos y destellos de lucidez. Una Juana que va mucho más allá de la tópica 'locura de amor'. Y todo ello gracias a Concha Velasco que, sola ante las tablas, protagoniza un emocionante monólogo que desnuda el alma de la soberana castellana.

El propio título, Reina Juana, nos da una pista al omitir el adjetivo 'loca'. La obra, que estará en el Teadro de La Abadía de Madrid hasta el 12 de junio, presenta a una reina anciana que lleva casi 50 años cautiva en Tordesillas y que en uno de sus últimos suspiros decide confesarse. Ante un invisible sacerdote Francisco de Borja, Juana I de Castilla vuelve la vista atrás y recrea todos aquellos momentos que, para bien o para mal, han marcado su vida.

Concha Velasco, a sus 76 años -los mismos que tenía Juana aquella noche de 1555-, hace suyo el personaje y consigue atrapar al público, su confidente, durante 90 minutos. El relato de la reina es como un gran flashback. Mientras se pasea por el escenario -su mazmorra-, hace balance, recorre las luces y sombras de su vida y se desahoga: "Lloro, me emociono, amo", confiesa la actriz.

Una Juana más compleja

Juana ha pasado más de media vida encerrada, apartada del mundo. Dicen que está loca y ella lo sabe; asume que algunos, incluido su nieto el rey Felipe II, piensan que está "trastornada" y "poseída por el maligno". Esta visión de la reina es, en gran medida, la que ha perdurado a lo largo de lo siglos. "Es una víctima de la historia de España", asegura 'la Velasco'.

Concha Velasco durante una escena de 'Reina Juana'
Concha Velasco durante una escena de 'Reina Juana'

Concha Velasco durante una escena de 'Reina Juana' Sergio Parra

Sin embargo, Caballero y Vera han construido una versión de la soberana mucho más compleja y psicológica. Aunque sin duda Felipe el Hermoso -el gran amor de su vida- tiene peso en el discurso, la obra presenta a una mujer con una personalidad fuerte y avanzada a su tiempo. Más que loca, observamos que ha sido una persona desdichada, marcada por la traición y atormentada por sus fantasmas.

El destino quiso que Juana heredase la corona de Castilla, pero su padre, Fernando el Católico, su marido Felipe y su hijo Carlos -el Emperador- se confabularon para que no llegase a ejercer como soberana. Su supuesta locura sirvió para apartarla de todo y de todos.

La reina hace una dura crítica sobre el poder y las luchas que genera: "El poder hace que esos pocos hombres excepcionales pierdan el alma". Las llamadas razones de Estado, dice, "lo destruyen todo". Además, la falta de escrúpulos que describe en las artimañas políticas de la época conectan con la actualidad.

"Vivo y amo a Juana"

Pero sobre todo, Juana habla de sí misma. Y Concha Velasco se mete con pasión en el personaje. En una habitación casi sin atrezzo, aparecen los fantasmas de la reina -su madre Isabel la Católica, su padre, su marido, los celos...- y vemos cómo se enfrenta a ellos.

Concha Velasco en 'Reina Juana' en el Teatro de la Abadía
Concha Velasco en 'Reina Juana' en el Teatro de la Abadía

Concha Velasco en 'Reina Juana' en el Teatro de la Abadía Sergio Parra

Al mismo tiempo, la protagonista se va transforma según los recuerdos que evoca. Se emociona cuando cuenta su llegada a Flandes para conocer a su prometido; tiembla cuando piensa en su primera relación sexual y cuando narra la muerte de Felipe, deja que el dolor se apodere de ella.

La obra acaba, el publico enloquece y en pie, grita: ¡Bravo, bravo, bravo! La veterana actriz, entonces, decide saltarse el protocolo y tras recibir varias oleadas de aplausos, se dirige a la grada para confesar su amor al teatro y al personaje: "Vivo y amo a Juana".