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Imanol Uribe cortocircuita San Sebastián con una valiente historia sobre terroristas y víctimas

  • El cineasta presenta en el festival Lejos del Mar, película participada por TVE
  • Con Eduard Fernández y Elena Anaya, en una trama extrema sobre el fin de la violencia

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Imanol Uribe cortocircuita San Sebastián con una valiente historia sobre terroristas y víctimas

Imanol Uribe no puede escapar de la etiqueta de cronista del terrorismo y violencia. “He intentado huir, hace dos años dije nunca más iba a tratarlo. Pero me ha salido esto, debe ser que me persigue, preocupa y me interesa”, reconoce el autor de El proceso de Burgos, La fuga de Segovia, La muerte de Mikel o Días Contados.

El cineasta se refiere a Lejos del mar, película que presenta en la sección oficial del Festival de San Sebastián fuera de concurso, y que ha resultado ser un auténtico cortocircuito cerebral para los espectadores, una reacción que está más allá de la polémica.

¿Por qué? Lejos del mar es la historia de Santi (Eduard Fernández), un terrorista de ETA que sale de prisión tras tres décadas a la sombra. Se instala cerca del Cabo de Gata, donde vive una amistad que hizo en la cárcel. Un día se cruza en un hospital con Marina (Elena Anaya) la hija de un militar al que asesinó y que, con ocho años, presenció el atentado.

Lo que empieza a parecer una historia de venganza, gira bruscamente cuando Marina, atormentada, decide primero vengarse, secuestrarle luego, y, en su desesperado afán de superar sus infiernos, intentar entenderle y hasta ‘poseerle’ físicamente. No es un eufemismo sexual, es el modo en el que la propia Anaya explica la secuencia que ha hecho rechinar dientes en Donostia. Aunque la película necesita explicaciones psiquiátricas (que no da) está narrada desde un ascetismo formal lleno de silencios que proyecta respeto a los personajes.

Una trama suicida que ha sacudido a los espectadores, violentado convicciones profundas y, en cierto modo, ocultado sus valores cinematográficos. “Es una historia que tenía en mente desde hace 20 años aunque hubiera sido imposible rodarla entonces”, dice Uribe. “Es una historia sobre las consecuencias de la violencia”.

Lejos del mar

Lejos del mar

Aunque director y actores no dejan de recordar que no hay nada de parábola en la película, e insiste en que se trata de una ficción particular de dos personajes, las resonancias políticas son inevitables. La primera idea es que, en esencia, las cicatrices de la violencia atañen a las víctimas, y los arrepentimientos a los violentos.

“Es verdad que es un tema que nos tomamos de una manera como si fuéramos las víctimas”, dice Uribe. “La película tiene un trasfondo político obvio, pero es una historia íntima. Es sobre el camino a la solución de muchos problemas personales. He intentado ser muy respetuoso, es un tema complicado y delicado, con mucho dolor de por medio. Aunque es posible que haya gente que se haya sentido muy agredida”.

Elena Anaya habla de un guion valiente que le sedujo al instante. “No es una historia de amor: eso no está en ningún lado. Son dos personajes que chocan veintitantos años después por cosas del destino. Imanol dice que Lejos del mar habla de daños irreparables de los que está buen hablar”, dice Anaya.

La intensa mirada de la actriz es la ventana perfecta al interior de un personaje torturado de explicación difícil. “Es alguien desconectado de las emociones que de repente se convierte en instintivo como un animal. Está vinculada con ese padre que le robaron de esa manera salvaje, destruyendo su vida”, explica. Sobre las atónitas reacciones de los primeros pases afirma que significa “que la gente está viva” y que es bueno “que la película levante opiniones”.

“Hay ciertos temas en nuestra sociedad de los que no se pueden hablar”, lamenta. “Creo que otros países están más evolucionados en este aspecto: es algo que no deberíamos meter debajo de las alfombras”.