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'La residencia de los dioses', la mejor película de Astérix y Obélix

  • La película es una fiel adaptación del cómic de Goscinny y Uderzo
  • Un film de animación 3D dirigido por Louis Clichy y Alexandre Astier

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Estrenamos el tráiler, en español, de 'Astérix: La residencia de los dioses'

La residencia de los dioses es la mejor película de Astérix y Obélix por una sencilla razón: es la más fiel a los cómics de René Goscinny y Albert Uderzo. Y aunque esté dirigida al público infantil, los padres también la disfrutarán, porque los directores, Louis Clichy y Alexandre Astier (autor también del guión), han respetado ese humor irónico e inteligente de sus creadores originales. Y es que se nota el cariño y el respeto con el que han tratado a los personajes.

Una película muy alejada de las, cada vez más tontas, adaptaciones con actores. Aunque hay que reconocer que Gerard Depardieu era el perfecto Obélix.

Destacamos también la calidad artística de la película, nunca Astérix y Obélix habían parecido tan auténticos. Sin olvidar la perfección en la animación (en 3D), los fantásticos personajes secundarios (todos los galos tienen su momento de gloria y Julio César es genial) y los escenarios. Además de su estupendo ritmo, que no decae en ningún momento.

Sin olvidar los pequeños detalles, desde las sandalias que se quedan en el suelo cuando Obélix golpea a algún romano hasta la caza de jabalíes y el esperado banquete final.

Aunque no sea la película perfecta de los galos, sin duda es la mejor de las versiones realizadas hasta el momento.

La especulación inmobiliaria en la antigua Galia

Lo curioso es que la historia es totalmente actual, porque nos habla de la especulación inmobiliaria, la crisis y los derechos de los trabajadores. Cuando René Goscinny la escribió (en 1971), Francia vivía un verdadero frenesí inmobiliario, con nuevas poblaciones y enormes centros comerciales floreciendo en las afueras de las ciudades, pero podría haberla escrito en la actualidad.

En realidad, La Residencia de los Dioses obedece a un maligno e inteligente plan de Julio César para acabar con los irreductibles galos (que son los únicos que resisten a la invasión romana gracias a la poción mágica). César decide construir ese gran complejo residencial junto a la aldea gala para tentar a sus habitantes con el lujo y las comodidades romanas. Para ello recurre a un joven y estresado arquitecto llamado Anguloagudus, cuyos edificios son conocidos por no haberse derrumbado aun.

Utilizando esclavos consigue levantar el edificio y al principio su plan tendrá éxito, porque Astérix verá como sus amigos sucumben a la codicia de Roma convirtiéndo a la aldea gala en un mercadillo de antigüedades, y haciendo que sus habitantes renuncien a su identidad por el progreso económico.

Curiosamente el mejor aliado de Astérix y Obélix, para evitar este desproposito, será una familia romana formada por un matrimonio, que ya aparecía en el cómic, pero a la que se añade un niño, un pequeño romano llamado Zumus de Manzanus, que sueña con conocer a Hércules, y que es uno de los grandes aciertos de la película por su relación casi paternofilial con Obélix y los divertidos momentos que ambos protagonizan.

Esclavos con reivindicaciones laborales

En esta película los héroes galos no viajan a ningún país, como solía ser habitual en los cómics, pero se topan con gente de todo el mundo conocido: godos, lusitanos, iberos, númidas...

Destacamos también los divertidos momentos protagonizados por los esclavos con sus reivindicaciones laborales, a los que también se unen los soldados romanos. Un sindicalismo que ya estaba presente en el cómic, pero que aquí es potenciado por los directores, que sacan mucho partido a la situación (por ejemplo, los soldados romanos declarándose en huelga en mitad de un ataque a la aldea gala).

En fin, una estupenda película, que nos devuelve a los galos que todos adoramos, y un homenaje a sus creadores, Goscinny y Uderzo. Ideal para disfrutar en familia.

El futuro del cómic

El actual guionista de Astérix, Jean-Yves Ferri, estuvo en Barcelona el pasado día de Sant Jordi y nos adelantó que el nuevo álbum de los galos, El papiro del César (el segundo que sacará junto al dibujante Didier Conrad) se publicará en Octubre.

Su primer álbum dedicado al héroe galo, Astérix y los Pictos lleva vendidos cerca de cinco millones de ejemplares en todo el mundo, en parte por la expectación generada tras los años de interrupción de la serie, éxito que considera un aval hacia su trabajo.

Ferri no ha firmado aún la realización de un tercer álbum porque antes quiere estar seguro de que tiene "una buena historia para contar". Pero vistas esas cifras de ventas, estamos convencidos de que Astérix y Obélix nos acompañarán durante mucho tiempo.

Una edición muy especial de 'La residencia de los dioses'

Publicado originalmente en la revista Pilote, a partir de su número 591 (4 de marzo de 1971) y recopilado en libro ese mismo año con una tirada de 1.100.000 ejemplares, La residencia de los dioses es una de las aventuras más recordadas de Astérix y Obélix.

Coincidiendo con el estreno de la película, la editorial Anaya ha lanzado una edición especial limitada del cómic que incorpora ocho pliegos a color con materiales de los archivos de Anne Goscinny y Albert Uderzo.

Así, en las páginas 48-49, nos encontramos la explicación de dónde surgió la idea para realizar La Residencia de los Dioses, y contextualiza históricamente el álbum (el frenesí inmobiliario que vivía Francia en 1971). También incluyen documentos originales y curiosos sacados de los archivos de Anne Goscinny y Albert Uderzo.

Las páginas 50-51 se centran en una de las más celebradas particularidades de este álbum, el folleto publicitario “implegable” que, rompiendo las estrictas normas que regían el cómic por entonces, ocupaba dos hojas y obligaba a distribuir de otra forma las páginas iniciales comunes a todos los álbumes de Astérix (mapa y personajes principales).

La doble página 52-53 está dedicada al “variopinto grupo de esclavos” que levantan La Residencia de los Dioses, un elemento cómico de primer orden que les sirvió a Goscinny y Uderzo, sin salir de la aldea, introducir el punto de exotismo, de cosmopolitismo, que tienen todos los álbumes de Astérix.

Por último, en las páginas 54-55, se reproduce la última página del guión del álbum mecanografiado por René Goscinny, y en la 55 se incluye la plancha correspondiente dibujada y entintada por Albert Uderzo.

Destacamos otra curiosidad y es que en esta edición todavía figura como traductor Víctor Mora, el genial creador de El Capitán Trueno, que en su momento tradujo varios títulos de Astérix.