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Patrick Modiano, el cronista herido del París ocupado y posbélico

  • Su editor, Jorge Herralde, y su traductora hablan del perfil huidizo del gandor del Nobel
  • Una infancia dura y la turbulenta relación con su padre marcan su obra
  • Su estilo conciso describe con precisión obsesiva el Paris de los 40 y 50

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El escritor francés en una imagen de archivo de octubre de 2003 en París.

Hasta hace bien poco, todos los libros de Patrick Modiano estaban dedicados a la misma persona: su hermano pequeño Rudy, fallecido a los 10 años. Toda la obra del decimoquinto Premio Nobel de Literatura francés está atravesada del dolor de una infancia y juventud especialmente dura. La ocupación nazi de París, los años 40 y 50, y la obsesión por la figura paterna, se describen en sus libros con un estilo basado en la economía de medios. Tímido patológico, poco dado a las entrevistas, Modiano se describe como un hijo de esa época caótica.

Jorge Herralde, editor de buena parte de la obra de Modiano en España, celebraba en la Feria del Fráncfort el galardón. “Es tan tímido que nunca ha venido Barcelona y no viaja ningún a ningún país, ni siquiera dentro de la propia Francia para promocionar un libro. Para un acto público es absolutamente fóbico”.

Hijo de una actriz belga y un empresario italiano, nació el 30 de julio de 1945. Tres semanas después, los aliados liberaban París, pero el rastro de la ocupación, y el París posbélico, resuenan en sus personajes. “Su padre llevaba una vida bastante turbia y bastantes novelas reflejan ese mundo de estafadores y delincuentes. Es una reconstrucción literaria del pasado muy exacta. Se podría reconstruir el París de los años 40 y 50 siguiendo sus novelas”.

Los ecos de los negocios colaboracionistas de su padre, junto al abandono que sufrió en diversos internados, cristalizan en una figura paterna inquietante en la mayoría de sus escritos, como confirma María Teresa Gallego, traductora de 12 de sus obras. “El padre es fundamental en Modiano. Aparece en todas las novelas: una persona turbia, egoísta, despreocupada de su familia, incluso perverso. Y siempre el hijo siente apego a pesar de todo. En Los bulevares de la circunvalación, el padre intenta incluso matar al hijo arrojándole al metro, para quitarse de encima un remordimiento”.

La poesía de la concisión

En 1962 decide no estudiar en la universidad para dedicarse completamente a la escritura mientras sobrevive vendiendo libros antiguos en los que falsificaba dedicacatorias de los autores. Ya con su primera novela publicada en 1967, El lugar de la estrella, gana el premio Rogier Nimier. Y se corona con las dos siguientes (La ronda de noche y Los bulevares periféricos) que forman su trilogía dedicada a la ocupación alemana.

“Es una persona terriblemente herida por su juventud, una herida que sigue llevando dentro y de las que da las claves en Un pedigrí, un libro cortísimo que consiste en direcciones postales y números de teléfonos. Es casi un telegrama, pero lloras leyéndolo”, dice Gallego sobre la obra más autobiográfica del autor, publicada en 2004.

La concisión que define su estilo es inconfundible para Herralde. “Es una voz muy especial, que podría llamar poética, aunque no me gusta nada la palabra poética, y que va indagando en los personajes, París… es, gozosamente, de difícil definición”.

¿Qué obra hay que elegir para acercarse a Modiano? "Yo diría que Un pedigrí o En el café de la juventud perdida. Son los dos primeras que publiqué y me parecieron una maravilla", escoge Herralde.

Casado en 1970 y padre de dos hijas, Modiano comparte con la ganadora del año pasado, Alice Munro, el celo por su vida privada. Una vida tranquila, centrada en su casa de París, cerca de los jardines de Luxemburgo. Muchos dudan de que acuda a recibir el galardón el próximo 10 de diciembre.