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Sonia Grande, la firma del armario de Woody Allen

  • RTVE.es entrevista a la directora de vestuario de Magia a la luz de la luna
  • Grande ha diseñado para el cine de Almodóvar y Amenábar, entre otros
  • Es su cuarta película con Woody Allen y ha trabajado en más de 30 títulos

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Emma Stone y Colin Firth en "Magia a la luz de la luna" junto a los bocetos de vestuario
Emma Stone y Colin Firth en "Magia a la luz de la luna" junto a los bocetos de vestuario

"Diseñar los años 20 para Woody Allen es muy distinto que diseñarlos para otro director. Puedes hacerlos oscuros y dramáticos o luminosos. Hay muchísimas maneras de expresar las épocas".

Así explica a RTVE.es la directora de vestuario Sonia Grande su trabajo en la última película del director neoyorquino, Magia a la luz de la luna (2014), protagonizada por Colin Firth (Un hombre soltero, 2009, El discurso del rey, 2010) y Emma Stone (Supersalidos, 2007, El increíble Spiderman, 2012).

Tras Vicky, Cristina Barcelona (2008), Midnight in Paris (2011) y A Roma con amor (2012), este es el cuarto título que Grande firma con el director, y uno más de la treintena larga que acumula en su currículum, junto a nombres de la talla de Almodóvar y Amenábar.

"Hasta que el actor esté probado perfectamente el proceso es bestial. Entra en juego una maquinaria enorme, personas que cortan los trajes, tiñen las telas, ambientan el vestuario, prueban a los extras de figuración, transportan los trajes de un país a otro, es un proceso muy complejo", admite la diseñadora describiendo un trabajo cuyos pormenores pasan desapercibidos para el gran público aunque su buena ejecución es vital para el éxito de un film.

Tráiler de "Magia a la luz de la luna", de Woody Allen

La narrativa del vestuario

Magia a la luz de la luna es una comedia ambientada en el delicioso período de entreguerras europeo. Un atildado mago británico (Colin Firth) intenta desenmascarar a una presunta médium americana (Emma Stone) durante la estancia en una mansión situada en la costa mediterránea francesa. Música de jazz en la banda sonora y elegantes trajes al estilo de El gran Gatsby ponen piel a un Allen previsible pero genuino, que entrega una historia sin sorpresas, perfectamente "woodyana" en las formas. Surrealismo cómico en un tejido cinematográfico que se disfruta con la garantía de lo que ya es clásico.

"Cuando te acercas a un universo consolidado, hay un estilo hecho ya, hay un mundo, el mundo personal de Woody Allen como director, como si te acercas a Almodóvar o a otro director con un sello de imagen muy claro. Pero creo que siempre puedes aportar algo. Yo he crecido viendo sus películas, soy fan de Woody Allen como espectadora. Siempre he intentado preservar su paleta de color, el concepto que tiene de la mujer, cómo ve a sus heroinas, cómo le gustan las cosas sencillas, cómo es su elegancia".

Sonia Grande nos refiere así el equilibrio en el que conviven su propia creatividad con las exigencias del proyecto. "El vestuario es una narrativa que acompaña a otras narrativas de la película y acompaña a la propia dramaturgia. Primero leo el guión y dejo que me fluyan las primeras imágenes de una manera irracional. Después de este contacto intuitivo con lo que me provoca la historia, tras la fantasía, viene la racionalidad. Entran las referencias, hablar con el director y saber exactamente qué quiere conseguir con esos personajes y con la película, hablar con otros departamentos, fotografía, arte; entender cómo es la geografía de la película, cómo son los espacios… y vas diseñando poco a poco".

Vestir el celuloide, un trabajo duro

Un buen resultado sobre la mesa, o sobre la pantalla en este caso, seduce y fascina al espectador, tranquiliza al director, y gratifica al responsable. Pero la realidad oculta horas interminables y poco descanso. En el caso de Magia a la luz de la luna "lo más complicado ha sido el exceso de trabajo. Es una película que hemos preparado en 7 semanas más luego el rodaje (...) Rodamos en Niza y construimos el vestuario en Inglaterra. Diseñar, construir, probar, definir", comenta Grande, y admite que, aunque "el departamento de vestuario no tuvo un solo día libre, trabajábamos con una gran energía porque disfrutábamos muchísimo".

Detrás de la Sonia Grande que habla a RTVE.es no sólo hay una trayectoria de más de treinta películas vestidas por ella. También están presentes sus inicios y aquellos con los que aprendió. "Yo estudié en el consrvatorio de arte dramático y estuve trabajando diez años con los que considero mis maestros en dirección artística y vestuario, que son Miguel Narros y Andrea Dudorico, maravillosos maestros de la geografía que acompaña al actor, y creo que tengo una clara influencia de lo que me enseñaron".

Una profesión que ha deparado a la diseñadora momentos de gran satisfacción personal y títulos en los que dejar su esencia. "Tengo mucho cariño a Los otros que hice con Alejandro Amenábar. Fue una delicia porque lo pude diseñar absolutamente todo, tal y como yo lo había visto y hablado con el director. La considero una película muy personal mía".

Pero también se trata de un oficio minucioso que crece alimentandose del tiempo y la experiencia, construido en secretos cuyo legado corre peligro, según Grande, que asegura que aunque "hay mucha gente con ganas y talento, si el cine no genera la experiencia que los profesionales deben tener, llegará un tiempo que no tengamos grandes diseñadores, ni directores de arte o de fotografía (...) En España el panorama está muy mal, hay mucho talento pero no hay dinero para producir y los presupuestos son tan elementales que son irrisorios y no se puede hacer nada muy válido con eso. No llega ni para alquilar uniformes de policía".