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El Ejército de Tailandia aumenta la vigilancia tras los ataques en las protestas de Bangkok

  • La oposición quiere forzar la dimisión del Gobierno e impedir los comicios
  • La primera ministra ha reiterado que no cambiará la fecha de las elecciones

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Manifestantes antigubernamentales en Bangkok, el 16 de enero
Manifestantes antigubernamentales en Bangkok, el 16 de enero

El Ejército de Tailandia ha aumentado la vigilancia en los lugares de las protestas antigubernamentales en Bangkok tras los recientes ataques cuando este jueves se cumple el cuarto día del bloqueo en las principales avenidas de la capital.

El último incidente se produjo anoche cuando un desconocido disparó sin causar heridos contra los guardas de seguridad en uno de de los siete campamentos de los manifestantes en Bangkok, informó la prensa local.

A medianoche, otros atacantes sin identificar lanzaron una bomba casera contra otro campamento, pero explotó al chocar contra un poste antes de alcanzar su objetivo.

Al menos 18.000 policías y soldados velan por la seguridad en Bangkok, donde la mayoría de la mayoría de los comercios continúa abierta pese a las movilizaciones.

El pasado miércoles, el líder de las protestas, Suthep Thaugsuban, recorrió varias avenidas de la capital arropado por miles de sus seguidores, mientras que otros manifestantes incrementaron el cerco a edificios públicos.

La primera ministra afirma que no suspenderá las elecciones

Los opositores cercaron el Departamento de Investigación Especial, el Departamento de Relaciones Públicas del Ministerio de Exteriores y la Oficina de la Fiscalía con el objetivo de forzar la dimisión del Gobierno interino e impedir la celebración de las próximas elecciones del 2 de febrero.

Desde el pasado domingo por la noche, los antigubernamentales mantienen clausuradas siete intersecciones en la capital donde han montado tienda, carpas, hospitales de campaña, pantallas gigantes y escenarios.

La organización International Crisis Group ha advertido de que se están agotando las vías para una solución pacífica a la crisis y que la suspensión de las elecciones puede generar una espiral de violencia en el país.

La primera ministra, Yingluck Shinawatra, ha reiterado que no cambiará la fecha de los comicios, ya los considera la mejor forma de salir de la crisis.

Al menos ocho personas han muerto y decenas han resultado heridas desde que las protestas comenzaron el pasado octubre, al tiempo que los tiroteos y actos de violencia suceden de forma esporádica en torno a los campamentos de los manifestantes.

La oposición se cierra al diálogo

Suthep ha cerrado las puertas al diálogo y exige la formación de un consejo no electo que sustituya al Gobierno y lleve a cabo una reforma del sistema político, que considera corrupto, antes de que haya una convocatoria a las urnas, un proceso que duraría un año o más.

Con esto pretende erradicar la influencia política del hermano de Yingluck, el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, al que acusa de dirigir el país desde su exilio en Dubai y Londres, donde elude una condena por corrupción que le impuso un tribunal tailandés en 2008.

Thaksin, derrocado por un golpe militar incruento en 2006, ha ganado directamente o través de plataformas afines todas las elecciones en los últimos doce años.

Desde el golpe de Estado contra Thaksin, sus simpatizantes y detractores han tomado las calles de Bangkok en diversas ocasiones para exigir la dimisión del Gobierno de turno en manifestaciones que a menudo han terminado en violencia.