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ENTREVISTA A MARCELO LÓPEZ Y FELICIANA MERINO

"Si realmente la Iglesia requiere de reformas, Bergoglio es capaz de llevarlas a cabo"

  • RTVE.es entrevista a los autores del libro Francisco, el papa manso
  • Bergoglio ha marcado un cambio de estilo en el pontificado

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El papa Francisco durante una audiencia en el Vaticano

En poco más de siete meses, el papa Francisco se ha convertido en una figura pública de primer nivel.  La revista Time le ha nombrado la persona del año 2013 y  es el cuarto hombre más poderoso del mundo para la revista Forbes. Sus gestos, muchas veces representativos, son mirados con lupa. Bergoglio ha marcado un cambio de estilo en el pontificado que hace que muchos alberguen esperanzas de un nuevo tipo de Iglesia.

Marcelo López y Feliciana Merino, profesores en el Instituto Edith Stein, dependiente del Arzobispado de Granada, han estudiado su personalidad en su libro Francisco, el papa Manso.

“La mansedumbre es un rasgo muy característico suyo”, comenta Feliciana Merino. “Cuando habla de la vida sacerdotal habla mucho de la mansedumbre, pero no como si fuera pusilanimidad, o una especie de debilidad, sino al contrario: coraje. Y él es un hombre con mucho coraje”, añade.

La polémica de la dictadura argentina

La elección de Jorge Mario Bergoglio cogió a muchos por sorpresa. Pocos conocían el perfil del nuevo papa, un jesuita argentino al que algunos acusaron de haber sido condescendiente con la Junta militar durante los peores años de la dictadura.

El caso de Jálics y Yorio,  dos jesuitas que fueron torturados en 1976 en la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada), el  centro clandestino de detenciones y torturas de la dictadura, ha planeado sobre la figura de Bergoglio. En 2010 testificó durante cinco horas en el juicio sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA. La sentencia exculpó totalmente al entonces provincial de la Compañía de Jesús, pero algunos autores, como el periodista Horacio Verbitsky, han sugerido que Bergoglio llegó a colaborar con la dictadura en este y otros casos.

Unas acusaciones que, para Marcelo López, no tienen fundamento. “Mas bien es justo lo contrario”, asegura. “Ocultó, a veces incluso con documentación falsa y sacó del país a mucha gente, asumiendo riesgos impresionantes, como en el caso de un joven al que dio su propia documentación”.

Según Marcelo López y Feliciana Merino, no fue la única vez que intervino Bergoglio. Su papel y su apoyo a la organización La Alameda fue fundamental en la lucha contra la trata de blancas y las mafias de prostitución en Buenos Aires, una trama en la que estaban involucrados políticos  y jueces de la ciudad.

“Él se implicó de manera radical. Bergoglio ya no era un joven de 40 años desconocido, como en la época de la dictadura, sino que era Cardenal primado”, asegura Marcelo López.

“Utilizó un sistema muy parecido al que utilizó en la dictadura para esconder a estas mujeres. Recibió en cuatro años a más de 100 madres cuyas hijas habían sido secuestradas, participó en la denuncia de miembros del tribunal supremo, de miembros del Gobierno de Buenos aires que tuvieron que dimitir”.

La Teología de la Liberación

La imagen de Juan Pablo II regañando a Leonardo Boff,  el máximo estandarte de la Teología de la Liberación, fue una gráfica representación de la postura de la Iglesia respecto a la controvertida corriente teológica. Surgida en América Latina en los años 70, la corriente incluía ciertas visiones marxistas de rebelión de los ‘oprimidos contra los opresores’.

Durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, la teología de la liberación recibió fuertes críticas y condenas desde el Vaticano. Bergoglio convivió con esa corriente y para Marcelo López, sin llegar a respaldarla, tiene una posición menos crítica.

“Bergoglio siempre rechazó la violencia, pero también dijo que no hay que rechazar la teoría de la liberación en bloque”, asegura Marcelo.  “Hay un núcleo de verdad en ella, y en este caso es una preferencia por los pobres, una cuestión evangélica central que para él es fundamental”, añade.

Las líneas de su pontificado

El temperamento cercano y popular del papa Francisco ha hecho que algunos le comparen con Juan XXIII. Algunos de sus gestos, como sus recientes palabras sobre la homosexualidad, han hecho que surjan incógnitas sobre si será un papa más reformista de lo inicialmente esperado.

De hecho, la revista Advocatela publicación homosexual más influyente, le ha nombrado también hombre del año y considera que sus palabras implican un cambio en la “retórica respecto a los dos papas que le anteceden”.

“Realmente él tiene una línea que es clarísima, que es la opción preferencial por los pobres, que en este sentido es una línea de marcado carácter progresista, pero porque tiene una mirada en referencia a las realidades de la Iglesia que las hace nuevas”, asegura Feliciana. “Sin embargo, en él encontramos unas líneas de pontificado que son las que siguieron sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI”.

De un papa tan activo, muchos esperan grandes reformas. Bergoglio, aseguran Marcelo López y Feliciana Merino, tiene carácter para hacerlas. “Si realmente la Iglesia requiere reformas y puede necesitarlas, Bergoglio es alguien capaz, por su coraje, de llevarlas a cabo”, aseguran, pero también recuerdan que “las reformas no dependen solo de lo que diga un papa”.