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Juan Taratuto, el aprendizaje de filmar en la ciudad más austral del mundo

  • El cineasta estrena en la Seminci su último trabajo, La reconstrucción
  • En esta ocasión abandona la comedia motivado por una experiencia personal
  • Ebbinge debuta con Matterhorn, una tragicomedia sobre la soledad

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El realizador argentino Juan Taratuto, presenta 'La reconstrucción' en la Seminci
El realizador argentino Juan Taratuto, presenta 'La reconstrucción' en la Seminci

A más de cuatro mil kilómetros de su Buenos Aires querido, en Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, pero siempre cerca de su actor cómplice Diego Peretti, el realizador argentino Juan Taratuto siente que ha aprendido a filmar tras el rodaje allí de La reconstrucción, que este viernes ha estrenado en España.

Ha sido en la sección oficial de la 58 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), donde ha competido en la última jornada del veterano festival junto a "Matterhorn", la ópera prima del holandés Diederick Ebbinge.

Mucha distancia de por medio ha puesto Taratuto (Buenos Aires, 1971) en este cuarto largometraje de su carrera, no sólo geográfica al rodar en la capital de la provincia argentina de Tierra del Fuego, sino por el cambio de registro desde la comedia hasta este primer contacto con el melodrama.

Una experiencia personal

Conocido en España desde su primeriza No sos vos, soy yo (2004), Taratuto muda ahora de tonada al abandonar la comedia en que había situado sus anteriores montajes, motivado por una experiencia personal que ha revelado durante una rueda de prensa al término de la proyección.

"Escribí las primeras líneas de la película en la clínica donde se estaba muriendo mi padre", ha desvelado sobre una situación dolorosa e íntima cuyas sensaciones ha intentado trasladar a este nuevo proyecto que, según ha reconocido, "resultó difícil porque estaba encasillado en la comedia, pero lo necesitaba".

En Ushuaia ha situado la trama de una película que ha definido como "de segundas oportunidades, sobre la redención", en este caso de un trabajador de la industria del petróleo, encarnado por Diego Peretti, que es destinado a Ushuaia, donde se reencuentra a sí mismo en una especie de viaje interior que le ayuda a emerger como persona.

Estrenada el pasado marzo y proyectada en la última Mostra de Venecia, La reconstrucción también le ha servido al director para progresar como realizador, lejos de su Buenos Aires natal y del que ya estaba "un poco harto" por sus anteriores trabajos, "de sus calles, de sus avenidas y de sus gentes" que tanto conoce.

La luz austral y los paisajes de la Tierra del Fuego le han examinado como cineasta, hasta el punto de que Taratuto ha reconocido que, en cierto modo, allí ha sentido que ha aprendido a filmar al someterse a una dirección de arte con más exigencias que la comedia.

De Diego Peretti, protagonista de sus primeros trabajos, ha comentado que su categoría de "gran actor" ha enriquecido un filme que "no hubiera sido el mismo sin él".

Matterhorn, ópera prima de Ebbinge

En esta jornada final ha concursado también el holandés Diederick Ebbinge con su ópera prima, Matterhorn, una tragicomedia sobre la soledad y sobre el deseo interior de liberación.

Es el relato de Fred, un hombre metódico, religioso y que sigue de manera firme una rutina hasta que se cruza en su camino Theo, un desconocido que le hará cambiar sus hábitos y manera de plantearse la vida.

Ebbinge, durante una rueda de prensa, ha precisado que no ha pretendido centrar su trabajo en la religión, sino en el deseo interior de liberación que, de un modo u otro, experimentan los seres humanos con frecuencia.

A pesar de que la historia está ambientada en Holanda, el realizador no ha querido hacer un retrato realista de su país, sino que se trata de un relato universal que podría ocurrir "en cualquier momento y en cualquier lugar", ha sostenido.

"No es una película contra la religión", sino de un mensaje más bien contra "cualquier tipo de fundamentalismo, no sólo religioso" y de hacer ver al espectador la "necesidad de escuchar a los demás", ha indicado.

La ópera prima de Ebbinge, inicialmente concebida para la televisión, ganó este año el premio del público en el festival de Rotterdam, donde desde hacía dos décadas no se premiaba con este galardón a una película holandesa.