Enlaces accesibilidad

Un cómic de espías ambientado en la 'División Azul'

  • Fran Jaraba cuenta la historia de un izquierdista infiltrado en la División
  • Una historia de ficción pero inspirada en hechos reales

Por
Fragmento de la portada de 'División azul', de Fran Jaraba
Fragmento de la portada de 'División azul', de Fran Jaraba

Fran Jaraba

Arquitecto y profesor de Dibujo en secundaria y bachillerato. Firmó su primer libro de ilustración en 1981, y desde entonces ha hecho más de setenta para casi todas las principales editoriales españolas. Atraído desde siempre por el mundo del cómic, en 1979 fue uno de los impulsores de Xofre (una de las publicaciones pioneras del cómic en Galicia), publicó su primer álbum en el 2000, "Cita en La Habana", un relato de ambientación histórica cuyo segundo volumen, "Campos de Cuba", salió a la luz en el 2004, y el que cierra la serie, "Tierra libre, en el 2008". En el 2010, la trilogía fue editada en forma de integral con el título "De sangre y ron mi Cuba".

La División Azul es uno de esos hechos históricos que casi todo el mundo ha preferido olvidar: un grupo de voluntarios españoles que combatieron en el frente ruso junto a los alemanes (unos 47.000, más de la mitad de voluntarios europeos que reforzaron el ejército ario). 8.000 murieron en Rusia, unos 11.000 resultaron heridos y más de 2.000 mutilados. Y hubo que esperar a la muerte de Stalin para que los últimos 286 prisioneros que habían sobrevivido regresaran a España, el 2 de abril de 1954.

En este contexto histórico se sitúa División Azul (Ediciones De Ponent), de Fran Jaraba, que mezcla realidad y ficción para contarnos una historia de espionaje clásico, con un estupendo guión y una cuidada ambientación: "Estamos en 1941 -asegura Fran-. Santi, un joven comunista, se alista en la División azul para cumplir una misión que le encomienda el Partido: hacer llegar al gobierno ruso unos negativos fotográficos que contienen los documentos relacionados con las investigaciones atómicas nazis. Ya en suelo francés, los recoge en los aseos de la estación de Hendaya de manos de un agente de la Resistencia y los esconde en un escapulario con la figura del apóstol Santiago".

"Éste es el punto de partida. Luego le suceden muchas cosas, incluido su encuentro con Marta, la mujer que fue el amor de su vida, alistada también como enfermera... pero esto es mejor que lo vaya viendo el lector. Y por supuesto se cruza con un montón de personajes que le complican la misión. Al final... bueno, no lo cuento, pero la historia da un par de giros inesperados. Y hay un proceso de evolución interior de los protagonistas, Santi y Marta, emocional y también ideológico".

"En España hay una especie de vergüenza histórica"

"Es una ficción ambientada en un contexto histórico -comenta Fran-, pero es cierto que hubo izquierdistas alistados para purgar su pasado o para ayudar a algún familiar que estaba preso en España por motivos políticos".

El dibujante ha querido recordar la historia de estos soldados a los que la historia ha olvidado: "Precisamente por eso. Cuando comencé el trabajo, hace casi tres años, apenas había ficción ambientada en este contexto de la División Azul, exceptuando las habituales películas en blanco y negro enaltecedoras del heroísmo, hechas en los años 50. Después, cuando ya estaba yo trabajando en el comic, apareció la película de Gerardo Herrero, Silencio en la nieve, y un par de novelas".

"Hay una especie de vergüenza histórica en España que nos impide desarrollar ficciones relacionadas con nuestro pasado. Mi anterior trabajo estaba ambientado en la guerra de Cuba, y sucedía exactamente lo mismo, apenas había narrativa situada en ese contexto".

"Como dijo una vez Gutiérrez Aragón... ¿Por qué no hemos hecho todavía esa gran película sobre la alucinante conquista del imperio Azteca por parte de unos pocos cientos hombres con tres docenas de caballos? No se trata de glorificar nada, se puede dar una visión todo lo crítica que se quiera, pero es que no se da ninguna visión" -sentencia Fran-.

El "Proyecto uranio"

En el cómic también tiene gran importancia el llamado "Proyecto Uranio", que pudo haber cambiado el resultado de la guerra: "Sobre este proyecto, desarrollado por los nazis para obtener energía (y también un arma demoledora) a partir de la fisión nuclear, se ha escrito bastante, pero no se ha llegado a conclusiones definitivas. Sí parece ser cierto el hecho de que estaban enriqueciendo el uranio por centrifugación, un método mucho más rápido que el usado por los angloamericanos, que era el de decantación. O sea, que iban por delante de ellos y muy por delante de los soviéticos, que apenas estaban empezando a investigar el tema".

"Según algunos historiadores, el ejército rojo, en su avance hacia Berlín en abril de 1945, forzó el ritmo por orden de Stalin hasta el punto de sufrir varios miles de muertos más de los necesarios, con el propósito de llegar a la ciudad antes que los angloamericanos. El objetivo era entrar en el Instituto de investigaciones atómicas de la capital alemana antes que ellos, y así lo hicieron. Algo buscaban allí, y desde luego lo que encontraron fue enviado sin pérdida de tiempo a Moscú".

Una historia que destaca por la estupenda documentación que se refleja en sus páginas: "Hoy hay libros y páginas web que proporcionan todo el material que se necesita para desarrollar cualquier historia gráfica de ficción. Y donde no llegaban, allí me iba yo con mi cámara para sacer un par de fotos".

"Para mí esa inmersión previa en la época es fascinante, disfruto mucho con ella. Y es necesario que yo me zambulla para después poder zambullir al lector. Si los divisionarios están combatiendo en una aldea rusa, el lector tiene que sentir que está allí. Es lo que pretendí y por lo que me dicen lo he conseguido".

"He procurado ser fiel a mí mismo"

En cuanto a las influencias para este trabajo, Fran asegura que: "Supongo que hay un montón de influencias, aunque no son conscientes. Es obvio que todo creador tiene un bagaje, pero he procurado ser fiel a mí mismo, no parecerme a nadie".

"Al principio me planteé si dejar las imágenes en sepia o bitono, pero al final opté por un color poco saturado, como el del cine o los documentales de esa época. Algo parecido a lo que hizo Spielberg en Salvar al soldado Ryan, donde incorporó lentes auténticas de los años 40 en las cámaras. A mí no me salió caro, es lo bueno de hacer comic: la producción es muy barata... si no contamos el tiempo empleado".

A pesar de los excelentes resultados del comic, Fran todavía no sabe cuál va a ser su próximo proyecto: "De momento lo estoy pensando. Y estoy ocupado en promocionar el libro: entrevistas, presentaciones, firmas...