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Cadena perpetua para un sueco que participó en el genocidio en Ruanda

  • Lo ha condenado un tribunal de Estocolmo
  • Es en el primer caso de genocidio que se juzga en el país
  • Al menos 800.000 personas murieron en el genocidio de Ruanda de 1994

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Un tribunal de Estocolmo ha condenado este jueves a cadena perpetua a un sueco de origen ruandés por su participación en el genocidio de Ruanda, en el primer caso por este cargo que se juzga en el país. El individuo, de 54 años, ha sido declarado culpable de genocidio y de crímenes graves que incluyen asesinato, intento de asesinato, incitación al asesinato y secuestro durante varias masacres perpetradas en la prefectura de Kibuye, oeste de Ruanda, en 1994.

"El acusado tuvo un papel informal como líder y disparó incluso contra grupos de personas con un arma automática", ha señalado el tribunal, que dio credibilidad a los testimonios de víctimas y testigos, la prueba principal de la Fiscalía.

El tribunal ha considerado también que no hay motivos para cuestionar la investigación realizada por las autoridades ruandesas, a las que el reo acusaba de haber fabricado los cargos por su condición de intelectual perteneciente a la etnia hutu. La sentencia culmina un largo y costoso proceso que incluyó viajes del tribunal a Ruanda para interrogar a los testigos e inspeccionar los lugares donde se cometieron los crímenes.

El individuo, que se declaró inocente, reside con su familia en una localidad del centro de Suecia y ha trabajado con anterioridad para varias organizaciones humanitarias y vinculadas a la ONU, según la emisora pública "Radio de Suecia".

El genocidio ruandés

En abril de 1994 el asesinato del general ruandés Juvenal Habyarimana y el avance del Frente Patriótico Ruandés (tutsi) desencadenó una multitud de masacres por parte de los hutus en el país contra los tutsis y forzó una oleada de desplazamientos a los países vecinos.

En agosto del 95 las tropas de la vecina República Democrática del Congo expulsaron a los miles de desplazados que se habían refugiado en el país huyendo de la persecución. Catorce mil personas fueron devueltas a Ruanda, mientras que otras 150.000 se refugiaron en las montañas.

Según datos de la ONU, alrededor de 800.000 personas fueron asesinadas en el tiempo duró el enfrentamiento étnico. Casi cada una de las mujeres que sobrevivieron al genocidio fueron violadas y muchos de los 5.000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados.