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Los cómics del desencanto, la historieta española de los 80

  • 'Imágenes del desencanto', de Pérez del Solar, analiza el cómic de la época
  • "El Víbora' ha sido la revista más importante, porque abrió nuevos caminos"

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Portada de los primeros números de 'El Víbora', 'Cairo' y 'Madriz'
Portada de los primeros números de 'El Víbora', 'Cairo' y 'Madriz'

PEDRO PÉREZ DEL SOLAR

Doctor en Literatura Hispana por la Universidad de Princeton, es profesor de Literatura y Cultura Españolas en la Universidad de Texas en El Paso. Ha publicado numerosos artículos sobre cultura e historieta de España y Latinoamérica, pintura durante el modernismo y teoría de los estudios transatláticos.

Durante la transición, el cómic español alcanzó su cumbre, nunca se han vuelto a leer ni a vender tantos tebeos como en aquella época; y las revistas de historietas no han vuelto a tener tanta influencia en la cultura. Una etapa que ahora Pedro Pérez del Solar analiza en el interesante lilbro Imágenes del desencanto. Nueva historieta española 1980 - 1986 (Iberoamericana Vervuert)

"Quería contar -asegura Pedro- no tanto la historia del cómic español de los 80, como algunas historias de ese periodo que me parecían especialmente interesantes, casi todas girando alrededor de la nueva generación de autores que acababa de pasar del “underground” a los kioscos".

"Las nuevas revistas de los años ochenta arrancan desencantadas, eso se ve en los primeros editoriales de El Víbora y Cairo, que coincidían en que lo único a lo que podían enfrentarse con éxito era al aburrimiento. El primer editorial de El Víbora decía cosas como “no tenemos ideología, no tenemos moral”, o “si aún te quedan fe e ideales no nos acompañes”.

"El desencanto, en una definición un poco esquemática, es la decepción debida al secuestro por la clase política de lo que muchos habían visto como la gran oportunidad para una democracia mucho más amplia y participativa; este desencanto se tradujo, con frecuencia, en el abandono del activismo político y las esperanzas de un cambio radical. Esta decepción se puede ver de primera mano en revistas de los años 70 como El Papus o la contracultural Star. Para El Víbora y Cairoel desencanto es un punto de partida".

"'El Víbora' comentó el 23-F antes que muchas publicaciones"

"El libro -asegura Pedro- está organizado en siete capítulos. Los tres primeros están dedicados a El Víbora y Cairo (sus primeros números, sus temas, líneas editoriales, tendencias gráficas, etc.). El cuarto y el quinto están dedicados a polémicas de esos años en el campo del cómic. El sexto es sobre las huellas de los medios masivos y la cultura del consumo en el nuevo cómic, creado en su mayoría por los que fueron niños del “milagro económico” español de los años sesenta. El último es sobre el cómic independiente madrileño de esos años, su dependencia inicial del mundo editorial barcelonés y la aparición de la revista Madriz, que sigue el camino abierto por El Víbora Cairo y lo amplía hacia nuevas direcciones".

En cuanto al papel de cómic en esa época, Pedro asegura que: "En la transición propiamente dicha no participó casi nadie (y no por falta de ganas). Las revistas de humor y sátira política, como El Papus o El Jueves, eran las que comentaban lo que iba pasando en la política del país durante esa época y, por eso, fueron importantes como medio de opinión".

"Aunque incluían muchos cómics entre sus materiales, el público lector de estas revistas no era el mismo que el de las revistas de cómics más narrativos (no necesariamente enfocados en el humor) como Totem o El Víbora. Creo que revistas como El Víbora o Cairo no eran espectadoras de la transición sino que tenían la mirada puesta en otras partes; eso también es parte del “desencanto" del que hablo en este libro. La transición ya no les interesaba más. De todos modos, un caso excepcional pero muy importante fue el especial "El golpe" publicado en El Víbora, que comentó antes que muchas otras publicaciones, el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981".

"El boom del cómic adulto"

"Mi trabajo va, aproximadamente, entre el comienzo de la revista El Víbora (diciembre de 1979) al final de Madriz (febrero de 1987). Es la época del boom de las revistas de cómics" -asegura Pedro-.

"El Víbora -continúa- descubre un nuevo público, abierto a una gran variedad de estilos gráficos, interesado en historias callejeras, duras, pero reconocibles y cercanas. El éxito de esta fórmula ayudó a que se multiplicaran las revistas, algunas con propuestas muy distintas.  También creció el interés estatal en el medio, manifestado en exposiciones, subvenciones, premios, etc. Hacia 1985, el exceso de oferta (más de 20 revistas) terminó por saturar el mercado, que no era muy grande. Las revistas fueron quebrando una tras otra y, por supuesto, también se fue desinflando el interés estatal en el medio; por eso el final de la subvencionada Madriz es una de las marcas del fin de este periodo del cómic".

"El cómic y la movida madrileña"

El cómic también fue clave en la movida madrileña, como nos comenta Pedro: "Ceesepe y el Hortelano, dos de los pintores más emblemáticos de la movida, se ganaron primero una fama como autores de cómics, pero para los años de la movida ya habían abandonado el medio. Se suele asociar mucho la movida al rock y a los cómics, pero durante los primeros años ochenta casi había un consenso de que la movida a nivel de rock estaba en Madrid y a nivel de cómics estaba en Barcelona".

"Las exposiciones de cómics, los reportajes sobre cómics en la Edad de Oro, estaban dedicados a lo que pasaba en Barcelona o Valencia. Madriz, la revista de cómics más importante de Madrid en esa década apareció recién en 1984. Madriz tuvo una relación peculiar con la movida; sin este fenómeno como fondo, probablemente el Ayuntamiento de Madrid nunca hubiera subvencionado una revista de cómics. Madriz convirtió a Madrid en un escenario privilegiado para sus narraciones, más melancólico que festivo. Madriz, como auténtico espacio de innovación, de exploración gráfica y narrativa, ayudó a darle credibilidad a la movida como fenómeno; pero se negó a servir como instrumento de propaganda (eso terminó por dejarla sin subvención)".

Línea "Clara" y Línea "Chunga"

Para Imágenes del desencanto, pedro asegura que: "Trabajé sobre todo con El Víbora, Cairo y Madriz, tres revistas que se atrevieron a apostar por estilos de cómic muy poco frecuentes en los kioscos hasta entonces y por autores jóvenes y poco conocidos. Me interesaba sobre todo la generación del “underground” de los años setenta, que se fue profesionalizando durante la década siguiente y encontró una plataforma en esas revistas. Autores que crecieron en los años sesenta, niños del “milagro económico español” que llegaron al cómic con nuevos temas e influencias muy distintas a los autores de generaciones anteriores. Con este recorte generacional dejé de lado revistas muy interesantes pero mi trabajo ganó más coherencia".

"Si me ciño a los estereotipos -continúa Pedro-, la línea clara presentaba historias de aventuras, con guiones muy organizados, dibujos limpios, tendencia a protagonistas burgueses, etc. La línea chunga optaba por el feísmo gráfico, las historias callejeras, la violencia, etc. De hecho, había más historias de una en Cairo y de la otra en El Víbora, pero éstas sólo fueron, más que nada, etiquetas, interesantes para pensar la línea editorial de las revistas y las ideas de algunos críticos acerca del medio. En la práctica las revistas fueron mucho más inclusivas y variadas y muchos autores publicaron tanto en una como en la otra".

"El Víbora fue la revista más importante de la época"

"Entre los 80 y 90, creo que El Víbora fue la revista más importante -asegura Pedro-, porque abrió el camino (de los kioscos) a autores nuevos y jóvenes y siguió haciéndolo durante veinticinco años, sobreviviendo hasta a las revistas que la siguieron poco después de su aparición. En este sentido, no creo que haya habido revista de cómics más influyente".

"Pero el cómic español de los ochenta es tan rico que quedarse con una sola revista es falsearlo todo. Siempre hay que tener en cuenta revistas extraordinarias como Cairo (incluso en su periodo post-Navarro), los primeros Rambla, Madriz, Complot! y bastante de Bésame Mucho.

En cuanto a la relación del cómic español con lo que se hacía en el resto del mundo, en esa época, Pedro asegura que: "En relación a los Estados Unidos, la diferencia es un dinamismo y libertad en la escena independiente, que allá no se vería hasta la siguiente década. En relación a lo que se estaba haciendo en países como Francia o Italia, había mucha comunicación, muchos intercambios entre las publicaciones, muchos proyectos paralelos; los trabajos se influían muchísimo entre ellos. No creo que pueda señalar alguna característica esencial que diferencie al cómic español de los cómics de esos países, más que lo muy obvio: los autores españoles hablan desde la realidad específica en que viven y suelen presentarla (transformarla, adaptarla, evadirla) en sus propias obras".

Los personajes claves de la época

"Los personajes de cómic claves en la época -asegura Pedro-, al menos por su popularidad, son la basca y el niñato, de Gallardo y Mediavilla; Taxista, de Martí; Gustavo y Peter Pank, de Max; y Anarcoma, de Nazario. Todos personajes de El Víbora, lo que nos da una de las claves del éxito de esta revista: un elenco de personajes memorables (eso se completa con los personajes extranjeros, como el Ranxerox de Liberatore o el gato de Fat Freddy de Shelton). A éstos yo sumaría Roberto El Carca, de Pamies; Cleopatra, de Mique Beltrán, y Roco Vargas, de Torres; los dos últimos, personajes de Cairo. Sobre autores, podría llenar una página completa con nombres de autores que por una u otra razón me parecen claves para la época. Esta es una de las razones por las que este momento del cómic español me parece tan importante.

Pedro es profesor de Literatura y Cultura Españolas en la Universidad de Texas, en El Paso, y asegura que usa el cómic en sus clases: "Sí, obviamente lo uso en el curso que doy sobre cómics españoles y latinoamericanos. También me gusta incluirlos en cursos sobre narrativa española contemporánea, que los estudiantes los vean junto a otras narraciones, como las literarias y las cinematográficas".

En cuanto a sus proyectos: "En este momento mi proyecto es un libro sobre cómics, violencia política y memoria en el cómic español y latinoamericano" -asegura-.