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España e Italia dejan los tratados en papel mojado

  • La recapitalización directa de los bancos es una marcha atrás de Alemania
  • El BCE se convierte en supervisor bancario en un cambio radical de la eurozona
  • Italia evita más condiciones para la compra de bonos por el fondo de rescate
  • La incógnita es si el fondo de rescate permanente será suficiente

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Respuestas a las peticiones españolas

El pasado 9 de junio el ministro de Economía, Luis de Guindos, salía en rueda de prensa a anunciar que España aceptaba pedir una ayuda de hasta 100.000 millones de euros para el sector financiero tras una reunión de urgencia del Eurogrupo convocada después de  incesantes presiones desde Berlín y Bruselas.

Había estado varias horas luchando por limitar la condicionalidad de la ayuda financiera, con el objetivo último de que le rescate se hiciese directamente a las instituciones financieras y no a través del Estado, consciente de que esa fórmula llevaría a un círculo vicioso de contaminación de la crisis bancaria y la crisis de deuda soberana.

Dos días después, los mercados confirmaban ese temor en otro lunes negro. La prima de riesgo, lejos de bajar, se disparaba ante dos temores: uno, que al acogerse al nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), los acreedores privados de la deuda española quedarían por detrás en orden de preferencia del fondo de rescate.

Cambio de discurso

El segundo, más importante: que la suma de hasta un 10% de deuda pública española a su PIB en un contexto de fuerte endeudamiento –España acababa de superar la cifra psicológica del 70% sobre el PIB- ponía en serias dudas la calidad crediticia del bono español, lo que confirmaban poco después las agencias de calificación al dejar a España a un paso del bono basura mientras los mercados apostaban directamente a un rescate soberano.

El coste de este rescate, junto con el evidente efecto contagio a Italia, ha terminado pesando en el llamado ‘frente del No’, liderado por Alemania y secundado por los líderes de Finlandia, Holanda y Austria, que han cedido tanto en la recapitalización directa como en el orden de preferencia.

Para ver el giro copernicano que estos países han tenido que hacer solo basta con recordar la postura de sus ministros de Finanzas en la recordada reunión del Eurogrupo: mientras el alemán Wolfgang Schaüble patrocinaba la solución de un rescate a través del FROB, su homóloga finlandesa pedía específicamente la prioridad del fondo de rescate temporal (el permanente aún no ha entrado en vigor) como prestamista bajo la amenaza de demandar garantías adicionales a España para su parte del crédito, como ya hizo con Grecia.

Como pasó con Grecia, Irlanda y Portugal, los líderes europeos se vieron en la tesitura de improvisar soluciones de emergencia en el último consejo europeo, conscientes de que esta vez el tamaño de los países atacados –la tercera y la cuarta economía de la zona euro- ponía en riesgo la supervivencia misma de la moneda única.

Por este motivo, y tras 20 cumbres celebradas desde el estallido de la crisis griega, la Unión Europea ha decidido dar marcha atrás y 'autoenmendarse' antes incluso de que entre en vigor el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) en dos aspectos: la ayuda directa de la banca a través del fondo de rescate y la pérdida de la preferencia frente a los acreedores privados.

Unión de los dos fondos

El comunicado difundido por el Consejo Europeo de madrugada es breve pero conciso en este aspecto.  En primer lugar y a corto plazo se hace una 'pirueta jurífica' y se asegura que España empezará a recibir fondos a través del FROB por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que no contempla esa preferencia, y entonces pasará con las mismas condiciones al MEDE.

Esto viola claramente una de las consideraciones previas del tratado del MEDE, que establece que el fondo de rescate será un acreedor preferente frente a los prestamistas privados que ya tienen deuda del país en problemas y solo por debajo de los créditos del Fondo Monetario Internacional.

En el caso de la recapitalización directa de los bancos,el tratado del MEDE no excluye específicamente la ayuda directa a la banca (como sí lo hace el FEEF) pero tampoco lo contempla, por lo que deberá hacer uso de su artículo 19, que establece que cualquier cambio en los mecanismos de ayuda financiera debe ser aprobado por unanimidad por su junta de gobernadores, donde están representados los 17 países de la eurozona.

Es decir, que Finlandia, Holanda o Austria podrían bloquear sobre el papel la puesta en marcha de este mecanismo pese a que cuente con el visto bueno alemán.

La recapitalización directa de la banca es una idea que ya fue lanzada a mediados del año pasado por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y luego planteada en la cumbre del pasado mes de diciembre por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, pero fue vetada por Alemania.

La razón la explicaba hace apenas unos días la propia Merkel en la reunión que mantuvo en Roma con el presidente francés, François Hollande, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y el primer ministro italiano, Mario Monti.

"Si yo envío dinero a un banco español, por ejemplo, y no le puedo decir qué tiene que hacer ese banco porque no tengo competencias sobre él, entonces tengo un problema. Según los tratados eso no es posible", decía la canciller.

En apenas una semana lo imposible se ha hecho posible y además con  una interpretación laxa de las reglas de ambos fondos de rescate. Para  conseguir que el crédito al FROB esté al mismo nivel que los acreedores  privados se usa el FEEF mientras que para lograr la recapitalización directa dentro  de unos meses se tira del MEDE.

La transición la explicaba Thomas Wieser, director del grupo de trabajo del Eurogrupo, que ha detallado que  una vez que los fondos vayan directamente a las entidades con problemas  los préstamos ya no serán responsabilidad de nuestro país,  que  soportaría esa carga sobre su deuda apenas unos meses.

El papel del BCE

La "contrapartida" que exije Alemania es la creación de un ente supervisor único en la eurozona, uno de los  mayores hitos desde la creación de la moneda única, bajo el paraguas del BCE.

Estaba previsto  dentro del proyecto de unión bancaria que están elaborando la Comisión  Europea y Van Rompuy, pero los líderes europeos han decidido acelerar  este proceso como "materia de urgencia".

El resultado es una  cesión de soberanía muy importante, porque los bancos de la eurozona ya  no serán controlados por el regulador del cada país, sino que estarán  bajo la vigilancia directa de Fráncfort, que podría decidir ordenar  recapitalizarse a una entidad de la eurozona sin tener en cuenta al banco central.

El propio presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha subrayado que para que estas medidas sean creíbles se necesita "una estricta condicionalidad".

Lo mismo relata la nota del Consejo Europeo, que mantiene las mismas premisas planteadas ya en el rescate a la banca española: "Cumplimiento de las normas de ayuda estatal,  que debería ser específica para la institución, específica para el sector o para toda la economía y sería a través de un Memorándum de Entendimiento".

Sigue el Memorándum

Esta expresión, Memorándum de Entendimiento, sigue presente tanto en la ayuda directa a la banca como la compra de bonos en el mercado secundario impulsada por el primer ministro italiano, Mario Monti, que pedía que la ayuda fuese automática.

Monti consiguió que un párrafo se dedicase a su instrumento 'anti-spread' pero el lenguaje es mucho menos concreto que en el caso de los bancos: "Asegurar la estabilidad financiera en la zona euro, en particular usando los instrumentos existente del FEEF y el MEDE de una manera flexible y eficiente para estabilizar los mercados".

La nota del Consejo deja claro que habría un Memorándum de Entendimiento, donde el Estado que se beneficie de la compra de bonos tendrá que cumplir a rajatabla las condiciones de la Unión Europea.

Merkel ha reconocido que no habrá troika para España e Italia tanto en la compra de bonos como en la recapitalización bancaria, pero en realidad es un tecnicismo: la misión estará formada por dos de los miembros de la troika, el BCE y la Comisión, mientras que el FMI no está porque no participa en esos programas.

El cambio producido es en realidad más sutil. Dentro de las condiciones para ser elegible para recibir esta ayuda están el respeto a las recomendaciones específicas de la Comisión Europea para cada país, así como el cumplimiento del Pacto de Estabilidad y los compromisos de corrección de desequilibrios.

Estos requerimientos están recogidos en la nota del consejo, pero se omiten otros: una deuda pública sostenible (algo que Italia podría no cumplir dado su alto porcentaje de deuda sobre PIB) y la ausencia de problemas de solvencia bancaria (un factor que podría invalidar a España, que se encuentra en pleno proceso de negociación de rescate bancario).

Es decir, con cumplir lo prometido a Bruselas (que no es poco en dos países en fuerte recesión) debería ser suficiente.

Problema de fondos

El problema de fondo para una y otra medida es de dónde saldrá el dinero. Monti había propuesto que el MEDE tuviese licencia bancaria para conseguir más fondos a través del BCE, pero nada de eso se dice en la nota del Consejo Europeo.

La licencia bancaria del MEDE ya fue propuesta por Sarkozy hace un año y rechazada de plano por Merkel. Los detalles podrían conocerse en el eurogrupo del 9 de julio y Monti ha dejado claro que hasta ahora no tiene pensado acudir a ninguno de estos mecanismos.

Mientras, a los mercados siguen si salirle las cuentas: Con un fondo de 500.000 millones de euros, ¿sería posible que el MEDE se dedique a comprar bonos italianos y españoles y a recapitalizar sus bancos a la vez?

"No tiene sentido abrir este debate una y otra vez.  Al final, el cortafuegos solo puede ser un vehículo para dar a los países bajo el foco el tiempo necesario para hacer reformas y es eso lo que debe ser", señalaba Schaüble en una entrevista a The Wall Street Journal el pasado jueves, donde volvía a negarse a ampliar la dotación de este fondo.

Sin embargo, si algo prueba esta cumbre europea es que abrir un debate una y otra vez puede terminar dando resultado.