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Manrique, víctima del atentado de Hipercor: "Si Caride me pide perdón, me lo plantearé"

  • Manrique se reúne este viernes con el exjefe del comando Barcelona
  • Este martes se cumplen 25 años del atentado que dejó 21 muertos
  • "Yo duermo muy tranquilo sin hablar con Caride", asegura esta víctima

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Una víctima del atentado de ETA en Hipercor se reúne este viernes con uno de los autores

Roberto Manrique no le tocaba trabajar aquella tarde del 19 de junio de 1987 cuando ETA asesinó a 21 personas y dejó heridas a 45, entre ellas a él, con un coche-bomba colocado en el aparcamiento del Hipercor de la avenida Meridiana de Barcelona. Le había cambiado el turno a un compañero de la carnicería. Este viernes, 25 años después, se verá con uno de los autores del atentado que cumple condena: Rafael Caride Simón.

La explosión le quemó parte de su cuerpo y le dañó el hígado. Al principio ni siquiera pensó en que era un atentado terrorista. Creyó que había estallado la cámara frigorífica. No fue consciente hasta que entrando en el quirófano, días después, oyó decir a uno de los sanitarios: "Qué hijos de puta, mira que poner una bomba en Hipercor".

Este viernes Roberto Manrique, se reunirá en la cárcel de Zaballa, en Vitoria, con el entonces jefe del comando Barcelona,  Rafael Caride Simón, "con un montón de preguntas" para hacerle, de él y otras personas que han sufrido en sus carnes la sinrazón terrorista.

Manrique y otra víctima, de la que no ha transcendido la identidad, son las dos primeras que se acogen al programa de encuentros con terroristas arrepentidos que ha impulsado el Ministerio del Interior. No serán, sin embargo, las primeras entrevistas de este tipo. El Gobierno vasco ha impulsado ya varios encuentros. El mismo Caride Simón se reunió con otra víctima de Hipercor el pasado mes de noviembre.

Roberto, que durante muchos años ha sido la cara visible de las víctimas catalanas, primero al frente de la AVT y luego con la puesta en marcha de la Asociación de Víctimas Catalanas de Organizaciones Terroristas (AVCOT), insiste en que no ha sido él el que ha pedido el encuentro. "Yo duermo muy tranquilo sin hablar con Caride", confiesa a RTVE.es.

Fue el propio Caride, al que la Audiencia Nacional condenó a 790 años por el atentado de Hipercor, el que mandó una carta a Roberto para entrevistarse con él. En la misiva, escrita antes de que ETA anunciara el fin de la lucha armada el pasado mes de octubre, reconocía "el daño y el sufrimiento que causaron" en personas como él "las acciones llevadas a cabo" durante su "militancia en ETA".

"No soy insensible al dolor y sufrimiento que las mismas generaron; de ahí mi compromiso sincero en tratar de ayudar a cerrar las heridas y en que nadie más sufra lo que ustedes han sufrido", según la transcripción de la carta recogida por Efe.

Roberto Manrique: "No voy a darle la mano"

Roberto Manrique, que está en Vitoria desde este jueves, asegura que está "tranquilo" antes de su encuentro con Caride Simón. No sabe lo que durará, solo que empezará a las 10.15 de la mañana. Está dispuesto a levantarse e irse si las respuestas que le ofrece no son coherentes.

Tiene claro que no le dará la mano. "Quiero decir muy clarito que no voy a darle la mano. No tendré ninguna clase de contacto físico por respeto a la gente que ha matado con esas manos", afirma con rotundidad.

La primera pregunta que le hará a Caride Simón es la siguiente: "¿Qué pinta un gallego (Caride nació en Galicia) matando en Cataluña a catalanes, extremeños, andaluces... obedeciendo órdenes de un vasco que vive en Francia?". Si la respuesta no le satisface, Manrique está dispuesto a levantarse e irse.

¿Y si le pide perdón? ¿Qué hará Roberto Manrique si Caride Simón le pide perdón por el atentado de Hipercor? "Si me pide perdón estoy dispuesto a planteármelo. En ese momento no le voy a decir ni sí ni no. Puedo pensármelo como él se lo ha pensado", explica a RTVE.es.

En cualquier caso esta víctima no decidirá la respuesta él solo. Lo decidirá junto a su mujer y sus dos hijos, que en el momento del atentado de Hipercor tenían tres años y diez meses. Hasta ahora, asegura, nunca se lo han planteado porque nunca se lo han pedido.