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"Kiseki (I wish)" o el hermoso proceso de madurez infantil

  • Hirokazu Kore-eda presenta otra película sobre niños y familias
  • Película y director se colocan como favoritos de la crítica

Por
Los hermanos Oshiro y Koki Maeda con el director Hirokazu Kore-eda
Los hermanos Oshiro y Koki Maeda con el director Hirokazu Kore-eda

Japón

Dirección: Hirokazu Kore-eda

Intérpretes: Koki Maeda,Oshirô Maeda,Ryôga Hayashi

Duración: 128 min.

Sección Oficial

Sinopsis

Koichi, un niño de doce años, tiene la gran ilusión de reunirse con su hermano menor Ryunosuke, que vive a miles de kilómetros de distancia desde que sus padres se separaron. Un día, Koichi oye el rumor de que cuando dos nuevos trenes procedentes de dos ciudades distintas se crucen, la energía generada por ellos hará que los deseos de los presentes se hagan realidad. Sólo tiene una oportunidad, así que Koichi llamará a su hermano y juntos trazarán un plan para conseguir reunir a la familia de nuevo.

Conocer a Hirokazu Kore-eda es revivir sus películas. Pausado, reflexivo, y comprensivo, el director japonés ha presentado Kiseki (I wish),  favorita desde ya a la Concha de OroKiseki es una delicada narración sobre dos hermanos que viven separados tras el divorciado de su padre. El mayor desea más que nada el reencuentro familiar, el pequeño asume la situación.

"Siempre hago las películas para una persona concreta", explica Kore-eda sobre la génesis del proyecto. "Still walking era para mi padre. Esta es para mi hija, quiero que la vea cuando tenga 10 años. Por eso tiene ese tono suave, aunque sea para adultos”.

Los hermanos-actores Koki Maeda y Oshiro Maeda, que también han acudido al festival, protagonizan una película muy centrada en lo infantil que transita hacia la madurez. "He modificado muchas cosas gracias a ellos”, reconoce Kor-eda. “El resultado es un mezcla de mi guion y de improvisación”.

Sobre su relación con el festival, que le ha ignorado en el palmarés de ediciones anteriores, comenta: "Cuando presenté Still walking (2008) todos los periodistas me decían que iba a ganar, alargué mi fecha de vuelta y no gané el premio. Esta vez, he decidido quedarme hasta el último día antes de venir, así aceptaré encantado cualquier resultado”.

Preguntado sobre su propio deseo, Kore-da medita sin prisa: “En marzo ocurrió el tsunami, hay mucha gente que ha perdido hasta las cosas cotidianas. Mi deseo es recuperar lo que hemos perdido en marzo”.

Sencillez magistral

Cercana y sencilla, Kiseki (I wish) fluye con sensibilidad. Su ritmo sosegado no es una elección,  es su mensaje. Lo cotidiano se eleva poco a poco al lirismo, hasta la hermosa secuencia en la que los dos trenes balas, de las dos ciudades que separan a los hermanos, por fin se cruzan.

Kiseki (I wish) es, no hay que negarlo, ‘buenismo’ puro y duro. El modo en el que los personajes se ayudan unos a otros ilustra un mundo ideal. El tema principal es la una lección: aunque nuestros deseos no se cumplan, la vida merece la pena por todos los pequeños detalles que, en realidad, menospreciamos. Escrito parece ingenuo; en pantalla es pura poesía.