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EL PORQUÉ DE LA CIENCIA

¿Por qué nos crujen los nudillos?

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Muchas personas  sienten alivio con los chasquidos de sus articulaciones, otras los consideran desagradables
Muchas personas sienten alivio con los chasquidos de sus articulaciones, otras los consideran desagradables

Si entrelazamos los dedos de ambas manos y estiramos los dedos hacia atrás lo máximo posible nuestro nudillos crujen. También sucede si presionamos con la palma de la mano los dedos de la otra hacia dentro o si los estiramos uno a uno.

Estos gestos son una costumbre arraigada para muchas personas que sienten alivio con los chasquidos de sus articulaciones. Otras los consideran desagradables.

Las articulaciones que crujen son las diartrodias. Están formadas por dos huesos unidos entre sí por cartílago. Pueden realizar el movimiento de extensión, flexión y circular.

Explicado con un ejemplo práctico: si movéis los dedos de la mano, con las dos primeras articulaciones solo podréis flexionar y extender. Con la articulación del nudillo podréis también girar el dedo 'pintando' círculos. Otro ejemplo de articulación que permite el movimiento circular es la rodilla. Podéis repetir con ella el experimento.

El líquido sinovial

Parte del hueso de estas articulaciones está envuelto en una cápsula rellena de una sustancia lubricante llamada líquido sinovial.

Es lo mismo que sucede al abrir una lata de un refresco con gas, las burbujas estallan y producen el chasquido

Sirve para evitar el desgaste por rozamiento de los huesos y el cartílago. Está compuesto por una serie de sustancias entre ellas gases disueltos, como oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono.

Cuando estiramos las articulaciones también se estira la cápsula que contiene el líquido sinovial y sus gases. Al estar más estirada y haber más espacio dentro de la cápsula la presión disminuye y los gases salen del líquido en forma de burbujas.

Es lo mismo que sucede cuando abrimos una lata de un refresco con gas. Cuando dejamos de forzar la articulación y la cápsula con el líquido sinovial vuelve a su tamaño habitual, las burbujas estallan y producen el característico sonido de chasqueo.

Posibles peligros

Crujir los nudillos habitualmente puede producir distensión de los ligamentos y disminución de la fuerza prensora. Hasta hace relativamente poco se sospechaba que era un factor que favorecía la artritis, es decir, la inflamación de las articulaciones. No es así.

Se pensaba que provocaba la inflamación de las articulaciones, pero no es así

Uno de los estudios más reveladores al respecto ganó el premio Ignobel de medicina en 2009, otorgados por la revista inglesa de humor científico 'Improbable research'.

El autor es el doctor Donald Urger. Llevó a cabo la encomiable labor de hacer sonar los nudillos de su mano izquierda (pero nunca de la derecha) cada día durante 60 años.

Así experimentó si este gesto provoca artritis. Ahora, tiene 85 años y no tiene ningún signo de esta enfermedad en su mano izquierda.