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Adrián Guerra, el 'outsider' hecho a sí mismo

  • Tiene 26 años, no pertenece a la Academia del Cine y es productor de Buried
  • "Ha habido generaciones de productores españoles que hacían cine por hacer"
  • "El cine que nos interesa es un cine internacional, que viaja mucho"

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Adrián Guerra tiene 26 años y ya produce películas de 13 millones de euros.
Adrián Guerra tiene 26 años y ya produce películas de 13 millones de euros.

Hace pocos, muy pocos años, Adrián Guerra devoraba ediciones impresas de la revista Variety adquiridas en los estantes de El Corte Inglés, en Madrid, soñando con Hollywood y el buen cine norteamericano.

Ahora, nos recibe en un piso tipo REC en la barcelonesa Via Augusta mientras termina de hablar con Sigourney Weaver. "¡Qué palo, tío", dice al colgar. Nos confiesa que la cara de sueño se debe a que la noche anterior estuvo negociando con el Sindicato de Actores de ese Hollywood que admiraba hace nada a distancia.

Guerra tiene 26 años y, mientras prepara intensamente el rodaje de Red Lights, saborea el éxito comercial y crítico de Buried (Enterrado), la primera producción cinematográfica de Versus Entertainment, de la que es propietario junto a su socio Alejandro Miranda. Ya van un Premio Forqué y diez nominaciones a los Goya. "Cada día me sorprende lo que pasa con Enterrado. No esperábamos nada", reconoce.

Natural de Las Palmas, se trasladó a la capital para estudiar Comunicación Audiovisual. Era un cinéfilo, devorador de películas y libros relacionados con la materia, en el Blockbuster (esa cadena de videoclubs -de la época en que había videoclubs-) de Las Palmas "tenía tarjeta vip", bromea.

Su cinefilia le llevó a desarrollar un proyecto de festival de cine fantástico que Calle 13 le esponsorizó. De esa, conoció a Miranda, con el que decidió montar una distribuidora. Tenía sólo 20 años. Dejó los estudios y "como eramos dos chavalines y no teníamos contactos en el cine ni dinero ni nada", pidieron un crédito para el proyecto.

Un mundo del cine cerrado a los jóvenes sin padrinos

"Tuvimos tan buena suerte que nuestra primera compra fue Nueve vidas, de Rodrigo García. La sacamos en cine y nos fue muy bien", relata Guerra. Desde entonces hemos editado más de cien películas. Cine y -casi todo- vídeo.

La piratería y el subsiguiente hundimiento de los videoclubs, llegó la reconversión, el salto.

"La idea original era producir -afirma Guerra-. Yo era amigo de cortometrajistas de mucho talento a los que nadie abría la puerta. Veía cómo los productores les movían los proyectos y pensaba 'esta gente no lo hace muy bien', porque no todo es ir a la puerta B y C y si no abre ninguna te vas a casa".

De modo que se cogió por banda a uno de esos "cortometrajistas de talento", Luiso Berdejo [director de La otra hija], y se fueron a Los Angeles. "Vimos gente, managers, conseguimos cásting, conseguimos dinero y nos volvimos a España -cuenta-, donde nos encontramos con que las puertas estaban cerradas. Nos decían que éramos gente nueva".

Abriendo camino en un cambio de mentalidad

Luego decidió emprender una aventura con Rodrigo Cortés, pero no Buried, sino Red Lights, pero el proyecto era demasiado grande y decidieron buscar un "proyecto pequeñito como tarjeta de presentación". Y en esas apareció el guión de Buried, Ryan Reynolds, Sundance, y el éxito subsiguiente.

Además, Versus, recién llegada al frente de la producción española, tiene por estrenar Guest, de José Luis Guerín, y en producción Emergo, de Carlos Torrens, con guión de... sí, Rodrigo Cortés.

La incipiente pero ya poderosa trayectoria de este productor autodenominado "inconsciente" hace más significativas las ideas de Guerra sobre la industria del cine, claras pero expresadas con aparente modestia.

"El cine español no es lo que era antes; se empieza a reconocer la marca cine español con cine. Ya hay productores, productos y directores que hacen cine con interés comercial y artístico importante. Pequeño brotes".

El negocio del cine era hacer una película, no venderla

"Ha habido generaciones de productores que hacían cine por hacer -acusa-. El negocio del cine español era hacer la película, no venderla y eso ha provocado que la calidad del cine sea baja". Reconoce que el ratio de películas buenas respecto al cine estrenado es como el de EE.UU. o Francia, pero que en España "todas las películas tiene esa ayuda [pública] y eso no ayuda nada a la imagen que se transmite al público".

Un cine sin etiquetas: buenas pelis

Guerra no tiene ningún complejo en defender su modo de entender el cine. ¿Cine español? ""No creo que tengamos etiquetas -explica-. Me gusta hacer buenas pelis. Mi género es buenas pelis". ¿En inglés? "El cine que nos interesa es un cine internacional, que viaja mucho. Por un coste igual o parecido [ya que la producción se desarrolla íntegramente en España] podemos explotar una película en todo el mundo".

"Manejas una película española, con talento español, hecha desde España, con gente española, pero que tiene las puertas de los cines en todo el mundo abiertas", sentencia.

En efecto, Buried, aunque no ha ido bien en taquilla en EE.UU., ha recaudado más de 20 millones de dólares (14,5 millones de euros) internacionalmente. Y su presupuesto fue de 2 millones de euros.

Su planteamiento de futuro es hacer buenas películas y seguir manteniendo la independencia creativa: "Generar un espacio de seguridad para trabajar y hacer el cine que nos gusta".

"Si mañana me llega un guión con un director interesante, una historia local en Barcelona o Madrid o donde sea, cine histórico español... Si es una buena película, ahí estaré -aclara-. No tengo ningún tipo de fobia al cine hecho aquí".

Estos chicos prometen mucho

Guerra, sin embargo, afirma que se encuentra más a gusto "sin duda" en el mercado americano. Nunca ha vivido en Los Ángeles, pero el 90% de su contacto con la industria, dice, ha sido allí. "estoy acostumbrado a lidiar con agentes y estudios antes que con televisiones y representantes españoles". Leer Variety le familiarizó con todo ese mundo.

Tras el éxito de Buried, cuya financiación se basó en "subvenciones en España más preventas en el extranjero y cubrimos con capital privado español", con Red Lights han podido plantear el proyecto "con nuestras condiciones: control absoluto de la producción y de todos los aspectos creativos". Para ello, han rechazado ofertas de grandes estudios, lo cual "significaba sacrificar lo que podía hacerla única".

Recuperaron el modelo de financiación de Buried, pero esta vez con apoyo de las televisiones (Antena 3 y TV3). Fuentes de financiación pública, privadas y preventas internacionales. Del dinero privado, la mitad es español y la mitad estadounidense. Antes de rodarse, ya está vendida su distribución en todo el mundo salvo Estados Unidos.

Los chicos de Versus no son el futuro del cine español, son el más vivo presente, aunque Guerra no es académico, ni se considera parte de un colectivo. "No me siento integrado en lo que es el tradicional cine español, me siento más cerca de otra parte del cine español. Sí entiendo que Álex de la iglesia representa lo que yo entiendo que es el cine español y lo que puede llegar a ser". Lo dice sabiendo que De la Iglesia ha dimitido.