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Peces que sobreviven en un ambiente infernal

  • Los gobios barbudos viven en barro tóxico y se alimentan de medusas
  • Han restaurado la cadena alimenticia en el ecosistema de Benguela, Namibia

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Un gobi barbudo, pez endémico de Namibia
Un gobi barbudo, pez endémico de Namibia

El gobio barbudo, un pequeño pez endémico de Namibia, ha sido capaz de sobrevivir en un ecosistema tomado por medusas y microbios en las últimas décadas. No sólo eso, si no que su población ha aumentado en los últimos años, a pesar de vivir en una 'zona prohibida', refugiados en barro tóxico.

La sobreexplotación pesquera de la zona, sobre todo de sardinas, provocó que las medusas y los microbios se 'adueñaran' del territorio, lo que cambió dramáticamente la estructura del ecosistema.

"Originalmente había sardinas en esta zona, pero su pesca desmedida provocó su desaparición entre 1960 y 1970, y las medusas se convirtieron en un gran problema", explicó Victoria A. Braithwaite, de la Universidad de Penn State, una de las responsables del estudio.

Restauración de un ecosistema 

Las medusas están consideradas como un 'callejón sin salida' en la cadena alimenticia. Comen muchos peces pequeños y otras criaturas del mar pero apenas tienen depredadores. No obstante, un equipo de investigadores ha encontrado que este pequeño pez , el gobio barbudo (Sufflogobius bibarbatus) ha conseguido restaurar parcialmente la cadena alimenticia en este ecosistema.

Otros peces más grandes como merluzas, caballas incluso aves como gaviotas o garzas, a falta de sardinas comen gobios, por lo que las medusas vuelven a entrar en el ciclo. "No sabemos si comen medusas muertas en el fondo del mar, o si suben casi hasta la superficie para buscarlas, pero comen medusas", reconoció Braithwaite.

Hábitat prohibido

Más extraño que los hábitos alimenticios del gobi es la 'zona prohibida' en la que viven. El agua de Namibia arrastra una gran cantidad de nutrientes, que caen al fondo del mar y se forma un terrible fango. Muy pocos seres pueden vivir en él, excepto bacterias y nematodas (gusanos redondos).

Los gobios sobreviven en este ambiente letal, pero "realmente no sabemos cómo lo hacen, porque incluso pueden permanecer muchas horas sin oxígeno mientras descansan en el barro tóxico", señaló la responsable del estudio. Hay oxígeno en el barro, pero la bacteria que habita en él genera un gas tóxico, como reflejan los investigadores en la revista Science.

Este barro es el lugar que usan los gobios para esconderse. Es el sitio perfecto porque ningún depredador atraviesa esa 'barrera', por lo que los gobies son peces felices en el barro. "Es una situación ganadora. Usan recursos considerados muertos en el océano, y el barro tóxico como refugio", concluyó Braithwaite. 

Por estos motivos, su población ha seguido creciendo a pesar de haberse convertido en una de las presas favoritas de los depredadores en este ecosistema tan poco habitual.