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"No me di cuenta de lo que significaba el Apartheid hasta que me fui de Sudáfrica"

  • "Durante el Apartheid iba a la universidad con un arma"
  • "Los Afrikáans me tiraban piedras y me llamaban 'cuello rojo'"

Cheryl Whitmill vivió hasta los 28 años en Sudáfrica bajo el Apartheid    

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"No tenía amigos negros porque nunca me cruzaba con ellos. Aunque hubiera querido tenerlos no habría podido".

A Cheryl Whitmill Pawfon le tocó estar en el lado privilegiado por su color de piel. Nació y vivó en Johannesburgo -Sudáfrica- hasta los 28 años bajo el régimen del Apartheid, sin ser del todo consciente de lo que significaba.

"En aquellos años yo pensaba y hablaba como mis padres. Para mi era normal que los negros vivieran aparte. No fui consciente de las injusticias del Apartheid hasta que me fui de Sudáfrica", reconoce.

Desde 1988, esta sudafricana blanca de 55 años vive en Madrid y es profesora de inglés de un colegio. Con el tiempo y la distancia, ahora mira a su pasado y a lo que ocurrió en su país con otros ojos.

Durante el Apartheid "nunca tuve a un negro en mi clase"

"En mi juventud los colegios estaban separados. Nunca tuve una persona negra en mi clase ni en la universidad", explica.

"El transporte para los negros era horrible. Iban como sardinas. Sus trenes estaban siempre abarrotados y pasaban con poca frecuencia", recuerda.

A Cheryl apenas le salpicaba el Apartheid salvo en una cosa: "no podía viajar con la Selección sudafricana de netball- deporte femenino de los países anglosajones- por las sanciones de la Comunidad internacional al régimen del Apartheid".

Ella sabía que los negros no vivían en su barrio, veía que su asistenta -negra- tenía que presentar un permiso de sus padres para entrar a limpiar y oía que los trabajos de esta población eran los más duros. Pero para ella todo era 'normal'.

Los que se atrevían a abrir la boca estaban vigilados

La televisión y la prensa estaban censuradas y Cheryl solo oía comentarios que hablaban de discriminación a través de algunas amigas `liberales'. Aunque como indica, "los que se atrevían a abrir la boca para contradecir al Gobierno estaban 'vigilados'".

Rivalidad con los Afrikáans -de descendencia holandesa-

Por otra parte Cheryl hace énfasis en que ella nunca tuvo problemas con los negros. Por lo visto había rivalidad entre los sudafricanos de origen inglés y los Afrikáans, de descendencia holandesa¿, asegura.  Cheryl explica tenían escuelas separadas y que esa enemistad tenía su origen en el hecho de que la primera persona blanca en pisar Sudáfrica fue un holandés.

"Cuando iba al colegio en bicicleta me tiraban piedras y me llamaban 'cuello rojo' (el color con el que se les queda la piel a los ingleses por el sol).

La delincuencia en Sudáfrica

Cheryl volvió a principios de los 90 a Sudáfrica y se encontró con muchos cambios. "Mi hermano no me dejaba coger el coche. La delincuencia había crecido tanto que no podía moverme con libertad". Y de hecho explica que cree que "ahora no sabría vivir en Sudáfrica" porque se metería en problemas.

Tenía que ir con un arma a la universidad

Pero lo cierto es que también recuerda ir con 'cuidado' cuando era joven. "Tenía que ir con un arma a la universidad" porque estaba a 19 kilómetros de su casa y tenía miedo a que la asaltaran, reconoce.

Lo que queda del Apartheid

Esta profesora de inglés tuvo que dejar su país porque a su marido no le renovaron el permiso de trabajo (En Sudáfrica daban preferencia a los extranjeros del país vecino  Zimbabwe).

Ahora vive en Madrid con su marido y sus dos hijos y también con su madre; una sudafricana de 86 años a la que a veces se le escapan comentarios de 'cafres' cuando ve a gente negra en la televisión. Cheryl tiene que decirle: "Cállate mamá, aquí no se dice eso". Ella no quiere que sus hijos- que tienen amigos de color y han sido criados en democracia- escuchen este tipo de comentarios.