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Tarjeta roja a la explotación infantil

  • El Mundial, una excusa para pedir el cese de la explotación infantil
  • ONGs denuncian la fabricación de material deportivo con mano de obra infantil
  • En el mundo hay 215 millones de niños que trabajan para sobrevivir
  • Más información sobre explotación infantil en nuestro especial

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En el mundo hay 215 millones de niños que trabajan para sobrevivir, el 60% en agricultura. De ellos 115 millones sufren las peores formas de explotación infantil. Labores que denigran al niño, le despojan de sus derechos fundamentales, dañan su salud y le marcan de por vida.

La educación y los juegos son un lujo para ellos. También ahora que acaba de comenzar el Mundial de fútbol 2010.

Organizaciones como Setem denuncian que buena parte del material deportivo aún se sigue produciendo a base de mano de obra infantil.  Un ejemplo: Pakistán, el mayor exportador de pelotas de fútbol, provee a más del 60% del mercado estadounidense.

Un niño puede cobrar una media de 0,6 dólares por pelota y al día no cosen más de 3.

En 1997 la FiFA puso su sello en las pelotas de alta calidad, las que usan los profesionales. De este modo idenfifican los balones que no se elaboran con trabajo infantil, también se unieron a esta iniciativa grandes marcas como Reebok o Nike, en el ojo de mira entonces, sobre la utilización de mano de obra infantil. 

Trece años después de este "Acuerdo de Atlanta", denuncia Setem, se han presentado informes sobre violaciones de los derechos humanos en la producción de balones, no sólo infantiles. 

"Es sorprendente cómo después de todos estos años los bajos salarios y otras violaciones de los derechos laborales siguen siendo la norma y no la excepción en esta industria", ha comentado Ineke Zeldenrust, de la Campaña Ropa Limpia (CRL). 

"Las grandes empresas tienen firmado códigos de conducta, pero el riesgo está en las empresas más pequeñas y en los productos sin marca. En el Mundial nos preocupa la protección contra los abusos sexuales y la trata de niños no tanto la explotación infantil", afirma Marta Arias Robles, Directora de Sensibilización y Políticas de Infancia  de UNICEF.

Abuso de los seres más vulnerables

Trabajo en el campo,  en fábricas, servicio doméstico, minería, pesca de  gran profundidad, construcción, material deportivo, prostitución, redes  corrupción... son sólo algunos de los trabajos que realizan los niños en todo el mundo.

Son muchas las formas de explotación infantil. Algunas evidentes, pero  otras invisibles. Un gran número de menores pasan su infancia en  trabajos ocultos como las labores domésticas o la explotación sexual.

"En general se visibiliza más a los niños porque las niñas suelen  estar en los trabajos más ocultos: explotación sexual o trabajos  domésticos", afirma Marta Arias.

Mientras, millones de adultos cierran los ojos ante estos trabajos ilílcitos ya que participan de sus beneficios. 

Se considera explotación infantil al empleo de personas menores de 15 años a los que el trabajo les afecta en su educación y tiempo de ocio. Hay 150 millones de niños explotados entre los 5 y 14 años en el mundo. También en España. 

Según Liliana Orjuela López de Save the Children " Encontramos situaciones de explotación infantil en España y en Europa".

"España es un país de tránsito y destino de niños, niñas y adolescentes víctimas de trata con fines de explotación para la comisión de hurtos menores y robos con violencia e intimidación", asegura Liliana.

"Se trata de niños y niñas entre 9 y 16 años, de etnia roma, que padecen una situación de grave desamparo y por supuesto, no acceden al sistema educativo". 

La policía revela un número cuantioso de víctimas de la explotación infantil en España, en 2008 los datos informaban aproximadamente de unos 20.000 menores identificados. Pero aún hay muchos sin identificar.

Educación y juegos, derechos fundamentales

Las secuelas para todos estos niños son muchas y variadas. La más evidente, según Marta Arias, es la educación. La explotación infantil impide la educación, mina su presente pero también su futuro.

"En segundo lugar se impide el derecho al juego y al ocio como una parte fundamental en su crecimiento y después están las secuelas físicas y psicológicas que dependen de cada clase de trabajo que se desempeñe, la mayoría irreparables", asegura la Directora de Sensibilización y Políticas de Infancia  de UNICEF.

Con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil la Organización Internaciconal el Trabajo (OIT) aprovecha el comienzo del Mundial de fútbol 2010 para hacer un llamamiento al mundo con su lema  "Marca un gol, erradiquemos las peores formas de trabajo infantil para 2016".

La declaración de la Convención sobre los Derechos de la Infancia, firmada en 1989 por todos los países excpeto las Islas Cook, Somalia, Omán, Suiza, los Emiratos Árabes Unidos y EE.UU, señala que los menores gozarán de protección y tendrán la oportunidad de desarrollarse física, mental y socialmente, algo que según la OIT ha quedado sólo en el papel.

La crisis económica va a empeorar los datos

El último informe de la OIT, en el que se analiza desde el año 2004 hasta el 2008, califica los avances como un "fracaso colectivo". Apenas se ha reducido en un 3% la explotación infantil. Y estos son datos previos a la crisis económica.

"Lejos de mejorar, se prevé un empeoramiento en las cifras debido al impacto de la crisis económica. Habrá más niños que abandonen la escuela para trabajar, en Nepal por ejemplo un 30% lo hace cada año".

Cuando los padres pierden el empleo muchas veces los niños se ponen a trabajar para compensar esa falta de ingresos", asegura Marta Arias Robles, Directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de UNICEF.

La directora ejecutiva de la Oficina del director general de la OIT, María Angélica Ducci, ha instado a intensificar esfuerzos para evitar que la crisis económica sirva de excusa para no combatir esta lacra.

El objetivo según la OIT es "recuperar la velocidad en el avance  de la erradiciación  del trabajo infantil" para alcanzar la  meta de eliminarlo por completo  en el 2016, según ha afirmado el  director de la organización, Juan  Somavia, algo, según los datos poco probable.