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Los vocales "enemigos" de Garzón en el CGPJ

  • Robles y Garzón mantuvieron "posturas encontradas" por el Caso Roldan
  • Gallego pidió que admitieran una queja contra él por el Caso Gürtel
  • Garzón alega una amistad personal de De Rosa con Camps

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Garzón solitita que se abstengan Fernando de Rosa, Gemma Gallego y Margarita Robles
Garzón solicita que se abstengan Fernando de Rosa, Gemma Gallego y Margarita Robles.

En su escrito de alegaciones, el juez de la Audiencia Nacional ha manifestado la incapacidad de algunos vocales del Consejo General del Poder Judicial para poder emitir un juicio objetivo sobre la tramitación de su suspensión cautelar. Garzón alega de ellos  "enemistad manifiesta" y apela al historial existente entre ellos.

Margarita Robles

En el caso de Robles, en las alegaciones que Garzón resalta que esa enemistad provendría de la época en la que la vocal era responsable de la secretaria de Estado de Interior en el Ministerio de Justicia e Interior de Juan Alberto Belloch.

Según Garzón, Robles mantuvo posturas encontradas con su juzgado en casos como el de Luís Roldan, "los papeles de Laos", los fondos reservados o el GAL.

El magistrado investigó todos esos escándalos poco después de volver a la Audiencia Nacional tras su frustrado salto a la política en la última legislatura de Felipe González.

El magistrado fue nombrado delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas tras la victoria electoral de los socialistas en junio de 1993. Sólo diez meses después, en mayo de 1994, dimitió por lo que consideró la "actitud pasiva" de González frente a la corrupción.

Poco después Margarita Robles, hasta entonces subsecretaria en el Ministerio de Justicia, fuera nombrada secretaria de Estado de Interior.

Robles ha negado "rotundamente" la "enemistad manifiesta" con Garzón, pero sí admite que coincidieron en el desempeño de funciones públicas, y por ese motivo ha decidido no intervenir en la tramitación de la suspensión del juez.

Gema Gallego

La vocal, antes de ser designada por el PP para el CGPJ, era titular del Juzgado de Instrucción número 35 de Madrid, en el que instruyó el "caso del ácido bórico" dando la vuelta a la investigación anterior de Garzón.

Gallego exculpó a los peritos imputados por Garzón por elaborar un informe pericial que relacionaba a ETA con el 11-M, e imputó a los cuatro mandos policiales que rechazaron esa vinculación y que finalmente fueron absueltos por la Audiencia Provincial de Madrid.

El magistrado de la Audiencia Nacional recuerda en su escrito que "por el sólo hecho de haber cuestionado un informe pericial que sugería vinculaciones alucinadas" de ETA con el 11-M fue objeto "de una persecución mediática sin precedentes".

Garzón va más lejos para demostrar la "constante persecución" de Gallego y recuerda que la juez se quedó sola al pedir que se admitiera una queja de la Generalitat valenciana contra él por el "caso Gürtel -que fue archivada-, que insinuó que "tenía la costumbre de intervenir en causas" que no le correspondían y que propuso una sanción "desmedida", muy superior a los 300 euros con los que fue multado, por dejar libres por error a dos narcotraficantes.

Según el magistrado de la Audiencia Nacional, su trayectoria sitúa a Gallego en una nula disposición para enfrentar "de forma objetiva y serena" su situación.

Fernando de Rosa

En el caso de Fernando de Rosa, Garzón alude a su "amistad personal" con el presidente valenciano Francisco Camps, que fue imputado en el "caso Gürtel", y llega a citar unas declaraciones en las que el vicepresidente del CGPJ advirtió de que la labor de Garzón "dañaba la imagen de la Justicia".

De Rosa, ex consejero de Justicia en el Gobierno de Camps, dijo que Garzón podría "pasar una línea roja que es muy importante, que es la prevaricación", declaraciones que el magistrado sólo puede explicarse por el "interés personal" en el asunto y los "sentimientos" que le unen al presidente valenciano.

Un hecho que el juez de la Audiencia Nacional cree que se vio corroborado también cuando De Rosa "sin desaprovechar la ocasión de salir en defensa de su antiguo jefe" dijo de Camps que era "absolutamente honorable".