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20 años sin destruir el muro de la desconfianza

  • La convergencia entre ambas alemanias es ya del 70%
  • Los alemanes del Este sienten los ataques a la RDA como algo personal
  • La ex RDA se queda sin habitantes por la emigración de los jóvenes al oeste
  • 20 años después, los ex comunistas ascienden en el este pese a Merkel
  • Todo sobre el 20 aniversario en el vídeo interactivo del Muro de Berlín

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Informe semanal - La cicatriz del siglo XX

Hecho: En 20 años, la antigua Alemania del Este ha pasado de tener un PIB de apenas el 30% de sus vecinos del oeste a más de un 70%. Realidad: Más del 80% de los ossie piensan que no han alcanzado el nivel de vida de Alemania occidental.

Hecho: Tras apenas dos décadas de reunificación, Alemania está gobernada por una mujer nacida en el este de Alemania. Realidad: Es la única miembro ossie de su propio gobierno y los herederos del Partido Comunista de la RDA arrasan en varios de los länder del este.

Realidad: Seis de cada diez alemanes del este consideran que su vida ha mejorado con la reunificación y la inmensa mayoría apoya el paso a la democracia. Hecho: Pese a este dato, siguen emigrando de manera masiva al oeste, sobre todo los jóvenes.

Hecho: El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín. Realidad: Desde entonces, otros muros siguen en pie cada día en Alemania.

El primer muro: La decepción 

"El vaso no está medio lleno o medio vacío, está al menos dos tercios lleno", aseguraba Klaus Zimmermann, director del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW, en alemán) en la presentación de un reciente estudio sobre la convergencia entre ambas economías en los últimos veinte años.

Sin embargo, este progreso no ha estado a la altura de las expectativas creadas en el año 89, tanto a nivel ciudadano como político, lo que ha generado un sentimiento de frustración y resignación entre los alemanes del Este, complementada con la 'Ostalgie' (nostalgia) que siguen teniendo algunos de ellos del régimen anterior.

"La revolución del año 89 tuvo un factor muy importante, que es que se produjo desde abajo, desde la sociedad civil, lo que provocó que las expectativas fuesen muy altas, ya se que estos cambios tienen elementos muy idealistas", diagnostica Richard Youngs, director de investigación de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE).

En este sentido, un estudio publicado esta semana por el Pew Institute, que compara datos recogidos en 1991 y en 2009 arroja una radiografía clara de esa desilusión: el porcentaje de alemanes del Este que tienen una visión muy positiva de la democracia ha descendido en catorce puntos.

Esto se complementa con una defensa cerrada por parte de la mayoría de alemanes del Este de la extinta RDA. "Muchos alemanes del este perciben toda crítica al sistema como un ataque personal", asegura Klaus Schroeder, director del instituto de la Universidad Libre de Berlín que estudia el antiguo estado comunista.

En un estudio publicado el pasado mes de julio por la revista Spiegel, Schroeder apunta a algo aún más grave: el nacimiento de una nueva forma de Ostalgie en los jóvenes que ni siquiera vivieron la RDA. "Estos jóvenes no pueden y, de hecho, no desean, reconocer el lado oscuro de la RDA".

El segundo muro: la despoblación

El propio Schroeder, en declaraciones a la corresponsal de RNE en Alemania, Aurora Mínguez, refleja el otro lado de la realidad: "Uno de cada tres jóvenes de Berlín occidental dice que no quiere tener nada que ver con los ossie".

Uno de cada tres jóvenes de Berlín occidental dice que no quiere tener nada que ver con los orientales, pese a los años que han pasado, según un estudio de la Universidad Libre de Berlín.

Quizá un motivo es precisamente que cada vez más berlineses orientales y alemanes del este en general emigran hacia el oeste, en una verdadera sangría demográfica que corre el peligro de 'matar' estos territorios.

Desde 1990, unos dos millones de personas han emigrado de la ex RDA debido a la falta de oportunidades laborales y a los bajos salarios. Esta pérdida se acerca a la que tuvo la RDA entre 1948 y 1990, cuando otros tres millones de personas abandonaron el este rumbo al oeste,

Así las cosas, el ya evidente desequilibrio de población que existía hace 20 años, cuando había 63 millones de alemanes del oeste y 16 del este. Ahora, los habitantes de la ex RFA son 69 millones y los de la RDA, 13. Eso sí, en ambas zonas se aprecia una baja natalidad.

La situación ha provocado una curiosa situación en el este: por primera vez en años, las cifras del paro en septiembre en el este no duplicaron las del oeste... porque cada vez hay menos población activa.

"Tenemos que afrontar estos problemas si Alemania del este quiere mantener por sus propios medios, algo que no ocurrirá si continuamos invirtiendo en hormigón en vez de en las mentes", ha advertido el presidente de DIW.

El tercer muro: La economía

En cambio, en 1990 la visión que desde la Cancillería federal se tenía del futuro de la nueva Alemania era muy diferente. Por aquel entonces, el canciller, Helmut Kohl, hablaba de "paisajes floridos" en la Alemania oriental.

Para ello estableció un 'impuesto de solidaridad'  que ya ha costado a los contribuyentes más de 1,2 billones de euros, algo que a los occidentales les duele más aún en época de crisis, aunque lo paguen todos, alemanes del Este y del Oeste.

Supuestamente, esta tasa estará en vigor hasta 2019, pero los expertos creen que tendrá que extenderse para que los nuevos cinco estados federados se financien.

"No hay que olvidar que en 1990 se adhirió a la RFA un estado con una infraestructura hundida, cuya industria fabricaba productos invendibles", recuerda Michael Hünther, del instituto económico de Colonia W.

Para ver el cambio solo hay que apreciar las diferencias que había en 1989: Renta per cápita de 1,4 millones de pesetas de en la RFA y de 900.000 en 1990. Automóviles cada 100 familias, 83 la RFA y 48 la RDA. Teléfonos cada 100 familias 92 en la RFA y 7 en la RDA.

'En Portada' repasa en 1989 las diferencias entre ambas alemanias de cara a la reunificación.

Con la caída de la industria de la RDA y la emigración al oeste, los 90 supusieron un duro despertar para los alemanes del Este. Ahora, sin embargo, su desempleo ronda el 12% y su PIB ha pasado de ser el 30% del del oeste al 70%, por lo que es posible que en diez años se consiga una cierta convergencia económica.

En este sentido, la inmensa mayoría de los alemanes del este reconocen que su vida ha mejorado, pero igualmente consideran de forma masiva que viven peor que en el oeste, según la encuesta de Pew.

El cuarto muro: La Política

Mientras tanto, el partido que se ve como heredero de la RDA, el PDS -ahora con la marca de La Izquierda- ha vencido en estados como Brandenburgo y Sajonia-Anhalt en las pasadas legislativas de septiembre y se ha convertido en la segunda fuerza en el resto, por detrás de los cristianidemócratas.

Su líder, Ángela Merkel, ha hecho historia al convertirse en la primera alemana del este que se hace cargo del rumbo del país, aunque es la única de esta procedencia en su gabinete.

Merkel es el perfecto ejemplo de la tranquilidad con que otros ciudadanos del Este se tomaron ese día de revolución pacífica. Mientras sus compatriotas se lanzaban hacia el muro, estaba en una sauna con una amiga, como cada jueves por la noche.

Luego, tranquilamente se dio un paseo por Berlín occidental y compró cosas prácticas-como no podía ser de otra manera- con los cien marcos que el ayuntamiento de Berlín oeste repartió entre los ossies.

Y, pese a todo, su emoción ante los congresistas y senadores estadounidenses en un discurso histórico esta semana evidencia lo que su presencia en el gobierno alemán significa y hasta qué punto el muro que cayó en 1989 abrió a millones de personas una nueva realidad:

"Ni en mis sueños más remotos podría imaginar que veinte años después de la caída del muro est podría suceder. Y entonces, el 9 de noviembre el muro cayó. La frontera que durante décadas dividió a una nació en dos mundos estaba abierta. Y eso es por lo que hoy, antes que nada,  es momento de decir gracias".