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En Portada. Pakistán, al borde del abismo

  • En Portada viaja a un país marcado por el terrorismo y la agonía económica
  • El reportaje retrata la odisea de algunos de los millones de desplazados

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En portada - Pakistán, al borde del abismo

FICHA TÉCNICA

Guión y realización: Pilar Requena

Imagen: José Luis de la Torre

Sonido: Javier Pérez

Montaje: Ricardo Lago

Producción: Ana Pastor

Pakistán es clave para la estabilidad internacional y la lucha contra el terrorismo internacional. Por eso, "En Portada" decidió regresar a ese país que ya habíamos visitado hace dos años.

Los talibanes se habían hecho fuertes en el valle de Swat y las zonas adyacentes. En abril, mientras esperábamos la concesión del visado, el ejército inició una ofensiva contra los insurgentes que habían llegado a sólo 100 kilómetros de la capital, Islamabad, y todavía tuvimos que esperar unas semanas para obtener el visado.

Finalmente, en el mes de julio nos trasladamos al único país musulmán nuclear en el mundo. Vivía inmerso en la ofensiva contra los talibanes y la crisis de los dos millones de desplazados provocados por el conflicto. Además, Pakistán hace frente a una economía agonizante, con constantes cortes de luz. La tensión y el miedo eran evidentes entre sus ciudadanos, especialmente en los lugares que son objetivo prioritario de los insurgentes, donde los atentados suicidas y secuestros se suceden desde hace meses.

Muchos cambios en dos años

Los cambios habidos en Pakistán en estos dos últimos años han sido muchos. La última vez, los abogados y jueces, que exigían un retorno a la democracia, mantenían un pulso con el régimen del general presidente Pervez Musharraf. Unas semanas antes se había producido el asalto de las fuerzas de seguridad a la mezquita roja, donde se habían atrincherado los extremistas que juraron venganza. Desde entonces, los atentados no han hecho sino aumentar en el país. Después, se produjo el regreso de la antigua primera ministra, Benazir Bhutto, que se convirtió en la esperanza para gran parte de paquistaníes. Pero fue asesinada en las navidades del 2007. Su viudo es ahora el presidente del país, pero vive atrincherado y aislado de la población. Musharraf abandonó el poder el pasado año.

La situación es ahora sin duda peor que hace dos años. Los atentados suicidas no cesan y, además, está el temor a ser secuestrado por los insurgentes o delincuentes que hacen causa común. El miedo se palpa especialmente en la capital, Islamabad, donde moverse por la zona gubernamental, aislada y fortificada, es casi imposible. Y no muy lejos de allí, en la mezquita roja, pudimos asistir al rezo de los viernes. El maulana Abdul Aziz ya está en libertad después de ser detenido hace dos años y él y sus acólitos siguen llamando a la guerra santa.

Regreso a Peshawar

Volvimos a Peshawar y allí pude reunirme con personas a las que conocía del último programa. Mantienen su espíritu de lucha pero la desesperanza y el miedo han empezado a hacer mella en ellos.  La ciudad es una de las que más están sufriendo las iras de los talibanes. No en vano es el punto de conexión más importante con Afganistán y la puerta de entrada a las áreas tribales, donde está el bastión de los insurgentes y se sitúa a la cúpula de Al Qaeda.

Por motivos de seguridad, no pernoctamos en Peshawar. Además, el hotel donde estuve la última vez, el Pearl Continental, el "hogar" de los periodistas extranjeros que en las últimas décadas han pasado por la ciudad, había sido objeto de un atentado en el que murieron diez personas, entre ellas el director al que conocí hace dos años. Mi consuelo fue poder volver a abrazar a Zaiba, una chica pastún a la que habíamos entrevistado en el anterior programa y que realizaba labores de seguridad en la puerta.

Ha sido un regreso a Pakistán envuelto en tensión. Hubo que tomar muchas precauciones a la hora de trabajar. Pero, aun con la pena de ver cómo el país se encuentra al borde del abismo, mantengo la esperanza en que saldrá adelante, después de comprobar cómo su población no se da por vencida y es mayoritariamente moderada y contraria a los extremistas. Ahora sólo espero que si hay un nuevo viaje en el futuro éste sea para contar que ha salido a flote y no que se ha hundido en el abismo.