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Más de 500 científicos esgrimen los "datos de la ciencia" contra el aborto como "matanza de bebés"

  • Nicolás Jouve, César Nombela y Francisco Abadía, entre otros, firman un manifiesto
  • Se oponen a la reforma de la ley del aborto que ha impulsado el Gobierno
  • Basan su argumentación en que la vida comienza en el momento de la fecundación
  • Afirman que una sociedad "indiferente" ante una matanza de 120.000 bebés está "enferma"
  • Dicen que la nueva ley pretende "privar" del apoyo de sus padres a las jóvenes de 16 años

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La reforma de la ley de interrupción voluntaria del embarazo provoca la reacción de sectores antiabortistas

"Un aborto no es sólo la 'interrupción voluntaria del embarazo', sino un acto simple y cruel de 'interrupción de una vida humana'". No lo dicen los obispos, que ya han presentado su campaña comparando la protección de los linces con la de los niños, sino un grupo de científicos. Esta afirmación es uno de los 12 puntos que recoge el manifiesto que han firmado más de 500 científicos, profesores e intelectuales de distintas ramas de la biomedicina, las humanidades y las ciencias sociales en contra de la reforma de la legislación del aborto.

La llamada "Declaración de Madrid" se posiciona "con datos de la ciencia" contra la futura ley con que podría permitir el aborto libre durante las primeras 14 semanas de gestación y asegura que "una sociedad indiferente a la matanza de cerca de 120.000 bebés al año es una sociedad fracasada y enferma".

Arremeten contra el informe del comité de expertos nombrados por el Ministerio de Igualdad que señala la posibilidad de que una chica entre los 16 y 17 años pueda decidir si aborta sin consentimiento paterno.

Los firmantes aseguran que el Gobierno pretende "privar de la presencia, el consejo y el apoyo de sus padres" a estas jóvenes y añade que "obligar" a que tomen una decisión solas es "una irresponsabilidad y una forma clara de violencia contra la mujer".

"Lejos de ser una conquista de un derecho de la mujer, una Ley del aborto sin limitaciones fijaría a la mujer como la única responsable de un acto violento contra la vida de su propio hijo" dice el texto titulado "Ante la iniciativa gubernamental de una ley de plazos del aborto".

Entre los impulsores del texto, que se presenta este martes y que se conocerá también como "Manifiesto de los 300", figuran Nicolás Jouve, catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá de Henares; César Nombela, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid; Francisco Abadía, catedrático emérito de Biología Celular de la Universidad de Granada, y Julio Navascués, catedrático de Biología Celular de la misma universidad.

Afirman que suscriben el manifiesto "en defensa de la vida humana en su etapa inicial, embrionaria y fetal" y que rechazan "su instrumentalización al servicio de lucrativos intereses económicos o ideológicos".

Argumentos científicos

Aseguran que lo que reclaman es "una correcta interpretación de los datos de la ciuencia en relación de la vida humana". En este sentido, afirman que "existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación".

Añaden que "el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano" y que "el embrión (desde la fecundación hasta la octava semana) y el feto (a partir de la octava semana) son las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano". Ambos, aunque necesitan de la madre para su desarrollo, "no forman parte de la sustantividad ni de ningún órgano" de ésta.

Además, señalan que "la naturaleza biológica del embrión y el feto humano es independiente del modo en el que se haya originado, bien sea proveniente de una reproducción natural o producto de reproducción asistida".

El "síndrome postaborto"

Los firmantes consideran "preciso" que la mujer adopte "libremente su decisión, tras un conocimiento informado y preciso del procedimiento y las consecuencias" de abortar que es "un drama con dos víctimas: una muere y otra sobrevive y sufre a diario las consecuencias".

En este sentido, hablan del "síndrome postaborto". Aseguran que las mujeres que abortan sufren depresión, sentimiento de culpa, pesadillas recurrentes, alteraciones de conducta, pérdida de autoestima, etc.

Los científicos, profesores e intelectuales que se han adherido al manifiesto piden que se respete la libertad de objección de los médicos.