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"Sabía que había caído pero se veía que no se arrepentía de nada en esos momentos"

  • Un mando de la lucha antiterrorista habla de la detención de 'Txeroki' para 'Informe Semanal'
  • Ha destacado la "frialdad de la mirada" del presunto etarra al ser detenido
  • El jefe militar de ETA "tenía todos los caprichos"
  • Los agentes estuvieron en Cauterets durante los cuatro días que los terroristas pasaron allí
  • Una compañera de las víctimas de Capbreton habló con López y Aspiazu para comprobar su identidad

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"Txeroki tenía todos los caprichos"

"La frialdad de su mirada, la de una persona que sabía que había caído pero que no se arrepentía de nada". Es lo que destaca del momento de la detención de Garikoitz Aspiazu, alias 'Txeroki', un responsable de la lucha antiterrorista con el que ha hablado en exclusiva Informe Semanal el día en el que la juez francesa Laurence Le Vert ha enviado al presunto jefe de ETA a prisión.

El entrevistado cuenta cómo fueron los últimos cuatro días en libertad de Garikoitz Aspiazu y su compañera Leire López.

"'Txeroki' tenía todos los caprichos tecnológicos y para su mantención", relata este alto mando de la lucha contra ETA, que subraya que el jefe militar no se privó de nada durante sus cuatro días en Cauterets.

Llegó allí presentándose como un italiano, aunque hablaba francés perfectamente, algo que no convenció a su casera, que captó su acento español. Llevaba peluca, gorra y gafas y apenas salió del piso.

Durante esos días, la localidad del pirineo francés se llenó de policías que estaban tras su pista. De hecho, Leire López, que era la que más salía a la calle, se cruzó en varias ocasiones con los agentes que luego le detendrían.

Encuentro incómodo

Algunos de esos agentes eran compañeros de los dos guardias civiles que fueron asesinados en Capbreton presuntamente a manos de 'Txeroki'. El momento más duro para ellos fue cuando tuvieron que abordar a López y Aspiazu para comprobar que efectivamente eran ellos, porque desde hacía cinco años ningún policía sabía de él, porque era muy cuidadoso con su seguridad.

Ese encuentro se produjo en una lavandería, donde una agente que conocía a los guardias civiles de Capbreton se dirigió a ellos para hacerles una pregunta como turista. El valor de los ordenadores

La identificación fue exitosa y trece gendarmes de la policá francesa irrumpieron a las tres y media de la mañana en el piso de ambos en Capbreton. La operación es tan rápida que no les dio tiempo a coger la pistola que tienen junto a la almohada.

Durante quince horas asisten al registro de su casa, donde la 'joya' son los ordenadores y las memorias USB con documentación de ETA. Aún no se ha podido acceder a ellos por su encriptación, pero el material que hay en ellos puede ser de gran valor.

"Todo lo relativo a acciones terroristas, todo lo relativo a colaboradores, a futuros objetivos, a futuros planes que tuvieran, en cuanto a atentados a realizar, podemos encontrarlo allí", concluye el responsable de la lucha antiterrorista.